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Beethoven de lujo 21/11/2005

21 de Noviembre de 2005 | 20:05 |
Gilberto Ponce

Resonante éxito obtuvo la dupla formada por el talentoso pianista Alfredo Perl y el director Juan Pablo Izquierdo. Junto a la Orquesta de Cámara de Chile, ambos músicos ofrecieron el primer programa del ciclo integral de los conciertos para piano de Ludwig van Beethoven en el Teatro Oriente.

Por una interesante iniciativa de la Fundación Beethoven, durante tres viernes será posible escuchar los cinco famosos conciertos, además de la transcripción para piano, realizada por el mismo Beethoven, de su concierto para violín.

Este ciclo permite encontrarnos con un Perl en plena posesión técnica y con una enorme madurez. Esto lo faculta para entregar interpretaciones donde se plasma un riguroso estudio en cuanto a estilo, al que se agrega su propio enfoque de las obras.

En el otro ángulo se encuentra Izquierdo, de dilatada e importante carrera, director muy personal, pero siempre riguroso en cuanto a sus interpretaciones.

Lo que pudo llegar a ser una lucha de enfoques se tradujo en un resultado unitario, en cuanto espíritu, estilo, fraseos, acentos y dinámica, velando siempre ambos por el resultado final.

En esta oportunidad, escuchamos los conciertos 1 y 4, representativos de los períodos clásico y romántico del genio de Bonn, respectivamente.

Absolutamente clásica y a una velocidad que pudo ser riesgosa para cualquier pianista, pero no para Perl, fue la interpretación del Concierto Nº 1 en Do mayor. Desde el primer movimiento se manifestaron las principales virtudes tanto del solista como de una orquesta en un momento estelar, que acompañó toda la jornada con un hermoso sonido y afinación, siguiendo cada una de las muchas indicaciones de Izquierdo.

La extremadamente difícil y poco usual Coda dio cuenta de un solista en la plenitud de sus condiciones en un verdadero derroche técnico. En el segundo movimiento primó la expresividad, particularmente en los diálogos entre el piano y las maderas. Y el jubiloso enfoque del tercer movimiento hizo estallar al público en largos aplausos.

El Concierto Nº 4 en Sol mayor es considerado como lírico, y a veces recibe interpretaciones deslavadas, que no rescatan el espíritu romántico que lo anima. En esta interpretación encontramos ahora un lirismo romántico juvenil que enfatizó los contrastes y cuidó siempre la expresividad. En cuanto a la orquesta, ahora el sonido se presentó con más peso en las secciones forte y casi alado en las secciones piano.

El segundo movimiento estuvo cargado de un dolido sentimiento, palpable en los diálogos entre pianista y orquesta. El cuidado en la progresión dramática se mostró desde el forte de los instrumentos al inicio, con un piano que tímidamente parece preguntar algo, hasta que se produce la inversión dinámica para concluir en esa frase abierta del piano que da paso al tercer movimiento.

Enérgica y a una velocidad mayor que la convencional, con énfasis en los acentos de carácter expresivo, fue la interpretación del tercer y último de los movimientos. Aquí Perl volvió a demostrar el nivel técnico e interpretativo que ha logrado. Las largas ovaciones del público premiaron la encomiable tarea de todos los intérpretes. En síntesis, un gran pianista, un gran director y una orquesta que se ha ganado un justo y reconocido prestigio, en un ciclo que va camino a constituirse en uno de los eventos del año.