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Juvenil y estimulante "Così fan tutte"

28 de Noviembre de 2005 | 00:00 |
Gilberto Ponce

Al finalizar la presentación de este "Così fan tutte", una de las obras maestras de Wolfgang Amadeus Mozart, a cargo de un grupo de alumnos de canto del Instituto de Música de la Universidad Católica, y en medio de los merecidos aplausos, alguien comentó: "Ésta es la segunda o tercera división", piénsalo de otra forma, respondió acertadamente otra persona: "Ésta será la primera división del futuro".

Sin duda, el sujeto del mal comentario no entendió nada de lo que allí se presentó. No supo apreciar el significado de ver y escuchar a un grupo de "estudiantes" de canto, todos en formación, con voces más o menos maduras, con mayor o menor talento, y haciendo enormes esfuerzos por actuar luego de haber aprendido una larga y compleja ópera, y lo que no es cosa menor, parándose por primera vez en el escenario.

Ése es el valor del espectáculo presentado en uno de los patios del Campus Oriente de la UC, en una versión con cortes y acompañada con piano, a cargo de la solvente Maribel Adasme, bajo la dirección de Eduardo Browne. El montaje contó además con la régie, diseño y producción de Myriam Singer, quien logró extraer de lo mejor de cada uno de los intérpretes, así como del juvenil coro. Los intérpretes transmitieron en todo momento al público las ganas que tenían de hacer un espectáculo de nivel.

Creemos que el Instituto de Música de la Universidad Católica, está haciendo un enorme servicio a las artes escénicas, pues esta instancia se convierte en un buen laboratorio, donde noveles cantantes pueden probar su potencialidad y proyectarse al futuro.

Uno de los aspectos más destacables, es la seriedad de la puesta, donde no quedaron aspectos al azar, que se plasmaron tanto en la funcional escenografía, como en el acertado vestuario, que enfatiza los contrastes, para encontrar un equilibrio visual. La régie, en tanto, buscó el lado bufonesco sin caer en lo vulgar, como también el utilizar a los miembros del coro como tramoyas, labor cumplida con el mayor acierto.

La dirección de Browne fue precisa y acompañó bien a los cantantes, aunque al comienzo sus pulsos fueron demasiado rápidos, conspirando contra los cantantes, que quedaron un poco atrás en ciertos momentos.

Maribel Adasme cumplió una memorable tarea, en una agotadora función, para suplir la orquesta.

Los cantantes, algunos de los cuales fueron sustituidos en el segundo acto, cumplieron de acuerdo a sus actuales condiciones, lográndose durante el segundo acto una franca superación, suponemos por el hecho de estar ya repuestos de la tensión provocada por el estreno.

La Fiordiligi de Andrea Aguilar resultó más solvente que la de Marcela Bravo. Esta última adolece de ciertas desafinaciones, aunque en actuación es tan convincente como Aguilar.

Carla Andrade, como Dorabella, cantó y actuó notablemente mejor en el segundo acto, más afiatada con la soprano Aguilar, por su línea de canto.

En el papel de Despina, la chispa y buena voz de Roxana Herrera cautivaron al público e hizo que Grete Bussenius resultara un tanto deslavada en el segundo acto, pero superándose al final en el rol del notario.

Óscar Galindo tiene excelente proyección. Es seguro, afinado, posee una buena línea de canto y talento actoral. Arturo Jiménez como Guglielmo lució una voz un tanto dispareja, pero muy hermosa y afinada.

Patricio Gutiérrez, como Don Alfonso, perfiló muy bien su papel de intrigante, con momentos vocales mejores que otros, y con una actuación muy natural.

El juvenil coro, preparado por Victor Alarcón, tuvo un gran desempeño, tanto en lo vocal como en lo actoral.

Qué estimulante resulta ver a un grupo de jóvenes acercándose con seriedad a una obra maestra. Aún tienen mucho que recorrer, por supuesto, pero éste es el camino. La teoría sin la práctica vale poco, y el Instituto de Música de la UC les está dando esta magnífica oportunidad. Bien por ellos.
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