"Rockero, qué pasa con el rapero", cuestiona una reciente canción del grupo Alamedas. Y esto es lo que pasa: los raperos de Sonido Ácido y los rockeros de Guiso concluyeron el miércoles 21 el ciclo de grupos chilenos en vivo organizado por la productora TV Piratas en El Living, con una de las jornadas más intensas de la temporada.
David Ponce
Dos pendones cuelgan uno al lado del otro sobre los ventanales de El Living, el salón situado en el segundo piso del Cine Arte Alameda en la capital. Uno es de un músico de hip-hop y el otro de un grupo de rock, pero hay más de una coincidencia entre los dos esta noche. "Esto es Sonido Ácido y nuestro disco es
Sintoniza el dial; después viene Guiso con
Sintonizar el ruido", anuncia en un instante de su actuación el rapero Sonido Ácido, en alusión a los títulos de los primeros discos de cada uno. Es miércoles 21 de diciembre, fecha final del ciclo de conciertos "Matando miércoles" que en los últimos tres meses ha poblado de música este lugar y ha tapizado paredes de la calle y paletas del Metro a punta de carteles con próceres nacionales, y el cierre va a ser una mezcla poco frecuente entre el hip-hop y el rock en vivo.
Los músicos están bien elegidos para la muestra. Sonido Ácido es uno de los mejores maestros de ceremonia chilenos de estos días, y verlo en escena prueba cómo se ha afianzado desde sus inicios en el trío Raíces Subterráneas, su participación en la comunidad hiphopera Demo Sapiens y su debut personal con
Sintoniza el dial (2003) hasta su reciente incorporación a Makiza, con quienes acaba de grabar el disco
Casino Royale (2005). Toda esa historia está ahí en vivo. Lo acompañan el rapero Benzo, también iniciado en Raíces Subterráneas, y el DJ Nakeye, otro compañero de Makiza, y con ellos Sonido Ácido muestra su buen oficio funky, latino y
raggamuffin cuando rapea sobre el mundo real en canciones de su disco como "El hijo del jaguar" o cuando toma prestada "Hey DJ", de Makiza, para transformarla en una versión más directa y cruda en vivo.
Parte de la audiencia baila, parte mira con respeto, y aunque el grupo no alcanza a prender todo el lugar ya hay gente capaz de hallar el pulso común entre el rock y el rap. La tarea va a ser completada cuando Guiso suba a probar en directo la gratificación de cinco años de persistencia tocando en vivo. Un público expectante y entusiasta desde antes de la primera nota de guitarra recibe al cuarteto, que toda la noche va a estar certero en administrar su doble juego de canciones calmadas y desenfrenadas, de manera que el paso lento de "Nada sirve" va a ser acelerado luego por el rock and roll de "Estoy buscando a la reina", o la nueva pausa de "Como ayer" será sacudida por el punk rock de "Solución", y así: el efecto no da respiro ni a los músicos ni al público, que pasa sin transiciones desde la contemplación a un baile digno de un festival punk.
Con los discos
Sintonizar el ruido (2002) y
El sonido (2004) y con una flotilla de singles lanzados, Guiso ya tiene cómo alimentar un show largo como éste, cambiar el repertorio sobre la marcha según la urgencia del minuto e improvisar un final simplemente porque el baterista Álvaro Gómez no quiere parar de tocar. Entonces la pausa final es un pedazo de historia: se remonta a "Lento voy", la primera canción de su primer demo, grabado en 2001, cuando este grupo tocaba para no más de veinte o treinta personas, y es el trance preciso antes del desorden definitivo, con la canción "Olé olé". La bajista Bernardita Martínez deja su instrumento para agitar el pandero, el guitarrista Álvaro Guerra agita a su vez un último manifiesto que dice "es vivir, es morir, es ser parte de esta máquina infeliz, que no le importa a quién tiene por esclavo, sólo se fija en la bolsa y las acciones del mercado", y aunque ése sea un verso largo hay gente aquí que lo sabe corear de memoria mientras el cantante Alejandro Gómez suelta definitivamente su guitarra para lanzarse sobre los brazos del público y terminar la canción, la noche y el ciclo de TV Piratas en andas, volando por el aire entre los ventanales del Living empañados por el hip-hop, el rock y el calor de una de sus mejores noches.
Los números del ciclo
Iniciado el 5 de octubre pasado, el de TV Piratas fue el ciclo de música en vivo más extenso del año. Con doce fechas, con 24 grupos y músicos y con unos 250 asistentes en promedio, incluyó actuaciones de Ramires!, Camión, Las Jonathan, Tsunamis, Jiminelson, Bellyco y Famílea Miranda, además del regreso de la banda rockera Hielo Negro de su gira europea, el estreno del videoclip "Formación" de Matorral y un adelanto del inminente disco del cantante Leo Quinteros. El concierto de despedida del dúo Taller Dejao marcó el récord de asistencia con unas 400 personas. |