EIMA se llama la mejor idea musical del verano: un encuentro itinerante de nuevos músicos chilenos y franceses que, entre otras cosas, permitió a Congelador despedirse en vivo el 1 de febrero, después de diez años de música.
David Ponce
 Todo se transforma: tras su despedida, Congelador da origen a Barco y Dormitorio (Fotos: Hixaga). |
Si hasta ahora enero se ha afianzado en masa como el mes del teatro en Santiago, el recién terminado festival EIMA, sigla para Primer Encuentro Internacional de Música Actual, es un buen indicio de cómo la música podría ganar también un espacio habitual entre el ocio citadino cuando llega cada verano.
La primera versión de este encuentro, organizada por el músico Philippe Boisier, fue celebrada entre el 18 de enero y el 2 de febrero. Ni siquiera se limitó a Santiago, con fechas en Valparaíso, Concepción y el Fuerte Niebla en Valdivia, y tuvo una buena selección de chilenos y franceses tan variados como los grupos Mostro y Fredi Michel o los músicos pop Holden y Javiera Mena, además de atracciones especiales como la despedida de Congelador, uno de los más persistentes grupos de rock independiente en Chile.
Los diez años justos transcurridos desde el inicio de Congelador en 1996 no han pasado en vano. Fue una gran audiencia la que llegó a ver al grupo en el penúltimo día del encuentro al Centro Cultural Matucana 100, cuya capacidad se empinó sobre las quinientas personas en el momento alto de la noche. Para entonces el dúo Perrosky ya había iniciado la jornada con una de las mejores actuaciones del festival, pero Congelador empezó de cero y vino a sentar sus condiciones de siempre: música instrumental, melodía y ruido.
Canciones melódicas que desembocan en distorsión, como "Caminar" (del disco
Despertar, 1999), y canciones ligeras tocadas con mucha electricidad, como "Il novo" (del disco
4, 2002) fueron parte de su repertorio. Otra parte fue el ruido puro con el que Congelador ha logrado siempre su mejor efecto, y que aquí reapareció con oleadas sucesivas de ensordecedora intensidad en canciones como "Cordillera".
Fue un resumen balanceado de los cuatro discos del grupo, con muchos espacios para la memoria, desde las canciones hasta la vieja polera del disco
4 lucida por el baterista Jorge Santis o el saludo del bajista Walter Roblero al ex guitarrista del grupo, Jorge Silva, hoy integrante de Nhur. De solemnidad, en cambio, no hubo mucho, sobre todo por la juerga constante animada por el guitarrista Katafú: el último integrante en incorporarse a Congelador hace poco más de un año era sin duda el que más hubiera querido seguir tocando.
No por ahora. El grupo tiene anunciado un receso indefinido, y al menos el bajista y el cantante tendrán nuevas ocupaciones en Dormitorio y Barco, cuyas nuevas canciones ya están disponibles en el disco
Panorama neutral (2005). Pero este grupo demostró ser un organismo vivo hasta el final, cuando casi al término del concierto unos certeros martillazos de emergencia del músico Rodrigo Gomberoff sobre la tarima de la batería fueron la percusión precisa para el inicio de "Iceberg" y para dejar la última formación oficial de Congelador inscrita en la historia: Rodrigo Santis (voz y guitarra), Katafú (guitarra), Walter Roblero (bajo), Jorge Santis (batería) y Rodrigo Gomberoff (martillo).
Chilenos y franceses
Las dos últimas jornadas de EIMA, los pasados 1 y 2 de febrero en Matucana 100, incluyeron actuaciones de siete músicos y grupos además de Congelador.
Perrosky. Solventes y directos, los hermanos Alejandro y Álvaro Gómez iniciaron el encuentro con un repertorio rockero y blusero que, amplificado a un gran espacio como el de Matucana, sonó perfecto. Perrosky está bueno para cualquier escenario.
Holden. El grupo francés de la cantante Armelle Pioline estrenó en exclusiva las canciones de su venidero disco Chevrotine, pero, al revés de la actuación con que iniciaron la gira el 18 de enero, escogieron un repertorio más lánguido para su concierto de despedida.
Original Hamster. Para el cierre de la primera jornada, pasada la medianoche, sólo quedaba lo más granado de la audiencia: treinta personas desperdigadas por las butacas, tres de ellas paradas junto al escenario y un solitario bailarín al frente. Los otros se lo perdieron. Vicente Sanfuentes es un espectáculo: oficia de maestro de ceremonias, procesa su propia voz en tiempo real, hace chistes a costa del tecno y toca reggaetón en ácido. Música para las masas: sólo faltan las masas.
Javiera Mena. Después del traspié de sonido con que inició la gira, la cantante reapareció a sus anchas en jornada final del encuentro: canciones pop que enamoran a primera oída, tocadas con sutileza por su trío, tratadas con informalidad precisa y en las que sólo falta ajustar la voz.
Icalma. El grupo paralelo de Armelle Pioline con el músico chileno Philippe Boisier puso otro instante de calma en el festival, con versiones en vivo para las canciones de su disco Bun o und en quietas guitarras y teclados.
Gepe. Naturalidad a toda prueba. Las canciones del disco Gepinto (2005), sensibles y melódicas, son más atractivas aún en vivo gracias a la familiaridad con que Gepe conversa con el público y con que sus músicos mezclan charangos y teclados. La especial participación de Original Hamster es un encuentro armónico de dos mundos, uno melódico y aéreo, otro desarticulado y frenético.
The Married Monk. La sorpresa de la noche corrió a cargo del otro grupo francés invitado, en especial gracias a su repertorio de canciones pop bien escritas y a la voz de un cantante que parece al mismo tiempo una cita a Nick Cave y a Mark Sandman, de Morphine.
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