Gilberto Ponce
En el espléndido escenario de la Escuela de Investigaciones Policiales de Santiago se presentó el Franz Schubert Ensemble, que pertenece a la Universidad Anton Bruckner de Linz, Austria. Con este concierto continuó la serie de actuaciones que este grupo ha ofrecido en varias ciudades de nuestro país. La presentación fue parte de las actividades culturales que la Escuela de Investigacione Policiales organiza dentro del plan de formación de sus alumnos, actividad que se abre también a sus familias y a la comunidad.
A comienzos de febrero tuvimos ocasión de escuchar a otro grupo de cantantes pertenecientes a este mismo ensemble en obras de Schubert y Brahms, junto a dos notables pianistas. En este programa la alineación se renovó casi en su totalidad, pues se conservó la estupenda pianista Andrea Linsbauer. La notable mezzosoprano Katrin Wundsam, quien también estaba considerada para esta ocasión, lamentablemente no pudo actuar por enfermedad.
Estas imprevistas circunstancias hicieron que los visitantes se vieran en la obligación de cambiar bastante el programa anunciado, que tenía como eje la opereta "El murciélago" de Johann Strauss, además de otras obras del mismo compositor.
Una vez más nos encontramos con un grupo muy joven, dirigido ahora por su titular Thomas Kerbl, quien además alternó como acompañante en el piano.
Este Festival Strauss logró rendir al público presente, pues su hermosa música se interpretó con dramatización e interacción entre los cantantes y el público. En este concierto predominó lo lúdico, la chispa y lo popular, elementos que Barbara Bretbacher y Machi Yamamoto (sopranos), Matthäus Schmidlechner (tenor) y Martin Kiener (barítono) resaltaron a través de una estupenda labor; que fue desde la complicidad a la exaltación jubilosa, pasando por la conquista amorosa.
En lo vocal destacó el bello timbre del barítono Kiener, quien además lució una estupenda afinación y dicción. Como encore cantó "Granada" en un español notable, y su aria "Ach wie so herrlich zu schauen" de "Una noche en Venecia", con el acompañamiento de Andrea Linsbauer, fue extraordinariamente musical. Algo similar ocurrió con la introducción de "Brüderlein und Schwesterlein" de "El murciélago, con la que finalizó la primera parte. Participando junto al resto de los cantantes, se convirtió en uno de los puntos altos de la jornada.
El tenor Schmidlechner superó ampliamente algunas dificultades vocales de la primera parte. El aria "Komm in die Gondel" de "Una noche en Venecia" fue cantada con aplomo y sentido dramático. Un nivel que mantuvo en sus dúos y concertatos.
La soprano Bretbacher, aunque de pequeña voz, es muy musical y se manejó con soltura en las partes dramatizadas. La otra soprano, la japonesa Yamamoto, posee un gran caudal de voz, que a veces puede sonar estridente, y en ciertos pasajes con leves fallos de afinación, pero se desplaza con la seguridad de una vienesa en sus momentos de actuación.
El director Thomas Kerbl acentuó desde el piano las indicaciones musicales a sus cantantes, logrando un sentido exultante y unitario de las obras.
No tiene sentido comparar estos dos grupos. Sus programas son diametralmente diferentes. Éste responde al júbilo de la época de Strauss, y el anterior a lo poéticamente académico de Schubert y Brahms.
Sin duda, una muestra de la versatilidad de la enseñanza musical de la universidad privada "Anton Bruckner" de Austria.