 "Retrato de Adele Bloch-Bauer" de Klimt |
LOS ANGELES.- Hace una década, cinco tesoros del artista austríaco Gustav Klimt parecían tan instalados en Viena como la arquitectura que los albergaba, pero una ardua batalla legal los ha traído al otro lado del mundo para empezar una nueva vida en Estados Unidos.
Las obras del famoso pintor, miembro fundador del movimiento artístico secesionista que inspiró a la mayoría de los arquitectos que erigieron Viena en el cambio de siglo antepasado, fueron expuestas esta semana en una sala en Los Angeles (California).
La exposición especial, que incluye una de las obras que más reconocimiento han dado a Klimt en el mundo, el "Portrait of Adele Bloch-Bauer" de 1907, fueron colgadas luego que la sobrina de Bloch-Bauer, Maria Altmann, ganara un juicio reclamando la propiedad de estas pinturas, cuyo valor es de unos 300 millones de dólares.
"No podría estar más feliz", dijo Altmann, de 90 años, quien fue testigo del robo de las obras de su familia por parte de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y que luego permanecieron en un museo de la capital austríaca por 60 años.
"Yo viví en Viena, y ahora vivo en Los Angeles, así que las pinturas me han seguido a mí", dijo cuando presenciaba cómo las autoridades austríacas retiraban las obras. "Que ahora estén aquí es demasiado bueno", precisó.
La historia de las cinco pinturas
Lo más famoso del lote son dos retratos de la tía de Altmann, Adele Bloch-Bauer, a quien todavía recuerda como si fuera ayer. El retrato de 1907, pintado durante el glorioso "período dorado" de Klimt, "se catapultó como uno de los máximos íconos del arte de principios del siglo XX", explicó el crítico de arte, Christopher Knight a Los Angeles Times.
Esta obra muestra a una elegante mujer de la alta sociedad vestida con un traje geométrico con aplicaciones doradas sobre un fondo en oro y cuyo valor podría rondar los 100 millones de dólares.
Klimt volvió a retratarla en 1912 en un trabajo con más aplicaciones de colores, sobre un fondo con flores y un hombre, una obra en la que luego los expertos descubrieron una gran influencia asiática.
Ferdinand Bloch-Bauer, un acaudalado empresario judío, fue quien encargó los retratos para su esposa, quien falleció en 1925, años después que el artista, quien murió en 1918.
Klimt fue considerado un elemento esencial en la identidad de la cultura de Viena que además llegó a simbolizar la historia de muchas personalidades de la comunidad judía de la ciudad.
Luego que los nazis tomaran el poder en 1938, Ferdinand Bloch-Bauer decidió partir a Suiza, donde pasó gran parte de la guerra, y dejó las pinturas en Austria, donde fueron decomisadas por los nazis, indicó la familia.
Antes de que muriera, dejó como herencia su propiedad a su sobrina Altmann y a sus dos hermanos, que ya habían muerto para la época. Sin embargo, el gobierno austríaco insistió en que las obras del famoso Klimt debían permanecer en el Museo Belvedere de Viena porque la propia Adele Block-Bauer había sido consultada en 1923 para que su esposo cediera estas pinturas al museo de Viena.
No obstante en 1998, una investigación demostró que ese supuesto testamento en el que concedían las obras al museo de Viena no era legal y que las pinturas seguían siendo de Ferdinand, por lo tanto de Altmann.
Fue entonces cuando la heredera decidió iniciar una batalla judicial, que en 2004 llevó a la Corte Suprema de Estados Unidos a autorizarla a presentar un proceso contra Austria ante una jurisdicción estadounidense.
Al final, Maria Altmann tuvo un veredicto a su favor en enero pasado, cuando el gobierno austríaco asumió que no tenían ninguna posibilidad de recomprar estas pinturas, estimadas en 300 millones de dólares.
La curadora en jefe del LACMA, el museo de Arte de Los Angeles, Stephanie Barron, propuso a Altmann realizar la supervisión del embalaje, el traslado y asegurar el viaje de las cinco pinturas de Viena a Los Angeles, a cambio de que fueran expuestas en sus salas.
Así fue como llegaron a un acuerdo y ahora los cinco Klimt estarán disponibles para ser admirados por el gran público hasta el 30 de junio.
¿Qué pasará con las pinturas ahora?
La veterana Altmann podrá hacer lo que desee. Por el momento "no se ha tomado ninguna decisión en cuanto a lo que sucederá con las obras", indicó el abogado de la dueña, Randol Schoenberg, quien la representó en la lucha judicial.
Algunas de las obras no se descarta que regresen a Austria, porque existen varias iniciativas privadas, de mecenas o universidades, interesados en comprarlas para que vuelvan a la tierra de su autor.