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Escucha "Aves errantes" (La Mano Ajena, 2005)
Tal como una familia circense es este sexteto liderado por Rodrigo Latorre: sensibles al fenómeno de la migración, coloridos y bulliciosos. Su música es una coctelera en la que se mezclan con audacia desde música
klezmer, foxtrot, cumbias, jazz hasta ritmos afros, y su propuesta teatral transforma sus conciertos en fiestas desatadas. Para comprobarlo basta asistir este sábado al Teatro Novedades y participar en su
presentación de despedida antes de que partan de gira a Europa.
Paulina Cabanillas F.
Para los parias totales, los eternos extraviados o los errantes de nacimiento, la música ofrece una posibilidad como ninguna: sentirse parte de algo. Se puede no tener un hogar, amigos, un movimiento o una filosofía de vida, pues sólo basta una melodía o un estribillo para no sentirse marginado. Y qué mejor para un ambulante empedernido que formar parte de un espacio sublime, efímero y eterno a la vez.
Quizás por eso María Fernanda Carrasco (voz y percusión menor), Rodrigo Latorre (voz, saxo soprano y alto, guitarra), Cristián Aqueveque (bajo y voz), Gabriel Moyla (acordeón y coros), Joel Viera (clarinete y coros) y Álvaro Sáez (batería y percusión) se sienten tan a gusto en La Mano Ajena. Todos están ligados a compañías de teatro de tradición itinerante y, debido a esas experiencias, recogen como banda sonidos de distintos lugares del mundo, como las músicas klezmer, gitana y latinoamericana.
"Siento que lo que hacemos es una fusión libre, pero bien bastarda, cero purismo. Eso nos permite mezclar lo que somos, los bagajes musicales y teatrales que cada uno tiene. La Mano Ajena es el rock, el punk, el jazz, el funk, las fanfarrias de los pueblos de Europa del Este y los ritmos sudamericanos metidos todos en una coctelera", opina la vocalista. "Jugamos con sonidos que son aparentemente lejanos, pero que juntos se convierten en algo cercano, en algo más íntimo de lo que creíamos".
Esa intimidad está pronta a salir de las fronteras chilenas. El sexteto parte el 30 de mayo a una gira por España, obtenida gracias al convenio recíproco de promoción y distribución musical entre la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD) y la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE).
"Con este convenio la SCD tenía que elegir tres discos españoles para editar acá y la SGAE tres chilenos para editar allá. Escogieron el de Joe Vasconcellos, Saiko y el de nosotros, así que partimos al extranjero a fin de mes", cuenta el baterista.
Pero esa es sólo la primera parte del tour. Después de actuar en Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca, enfilarán hacia Dinamarca. "Esas fechas salieron porque conocimos en un festival de música de emigrantes en Valparaíso al grupo danés Zula. Ellos nos hicieron la invitación y nosotros gestionamos los pasajes a través del concurso que la hace la cancillería, la DIRAC, así es que vamos a arrendar una van y a vamos recorrer el país", explica Rodrigo Latorre, el director y compositor del grupo.
-¿Esta es su primera gira internacional?
-Álvaro: "Sí, como banda es la primera vez que salimos, pero tenemos experiencias parecidas por el asunto del teatro. Rodrigo fue músico del Teatro del Silencio y todos los demás hemos pertenecido a grupos como Los Medicantes, La Patogallina, La Rueda Coja, La Fiambre, entonces hemos viajado harto. De hecho la Fernanda y yo somos actores de profesión".
-¿Cómo llegaste al grupo?
-Fernanda: "Ellos antes no tenían cantante, cantaba Rodrigo. Y Álvaro, que era mi compañero en la escuela de teatro, un día me invitó a ver a la banda. Aluciné, dije ‘qué ganas de estar allí arriba’ y en febrero de 2003 fue su cumpleaños, me puse a cantar unas décimas con mi guitarrita y me invitaron a tocar".
-¿Compones también?
-Álvaro: "Ahh, yo voy a revelar algo: Fernanda es muy buena escritora, buenísima, un monstruo, chorrea poesía".
-Fernanda: "No, no, no, yo todo se lo debo a Chincolito de Rauco (el payador), mi gran maestro. Yo antes cantaba décimas, folclore, y estos años me he imbuido de sonidos muy distintos y de todo el mundo, pero el que la lleva acá es Rodrigo".
-Álvaro: "No solamente es nuestro director, es el alma y el centro de todo, pero la Fernanda es coautora también. En La Mano Ajena hacemos harto trabajo de taller, todos aportamos y después todo se va cocinando a fuego lento".
-¿La organización funciona bien considerando que son seis integrantes?
-Álvaro: "Eso hay que agradecérselo a la disciplina teatral, estamos acostumbrados a trabajar en grupo, colectivamente y a ser súper ordenados, súper respetuosos".
-¿Cómo conjugan la música con el teatro?
-Fernanda: "Se da muy naturalmente, diría que es tácito, pero también tenemos rutinas que están armadas donde hay mucha ironía, elementos del
clown, pantomimas, elemento dramáticos. Aunque arriba del escenario hay mucha improvisación también, la cosa fluye simplemente. Era imposible dejar a un lado nuestra parte teatral, no podíamos hacernos los lesos. Por lo mismo, por ejemplo, yo no quiero ver a un tipo que solamente toca muy bien, quiero ser parte del espectáculo, quiero que me mire, que me haga sentir que yo también pertenezco a eso".
-Rodrigo: "Somos músicos de teatro entonces existe una responsabilidad con respecto a eso, en ver cómo la puesta en escena en una banda se mejora, se enriquece a partir de la interacción que hay con el público, con el desarrollo de personajes y todo eso".
Agarra Aguirre
-¿De dónde viene la motivación de revisar y fusionar géneros de música popular tan disímiles?
-Rodrigo: "Lo que pasa es que todos traemos varios proyectos acuestas, pero exactamente se comienza a gestar este proyecto musical desde 1996, cuando estuve trabajando en la compañía de Mauricio Celedón, el Teatro del Silencio. En las giras entré en contacto con estas culturas, fui a festivales de música, de teatro, malabarismo, conocí a músicos del Este, de Bulgaria, Macedonia, Rumania, que traían este tesoro, esta música que viene desde hace miles de años, que viene de un mestizaje impactante y me encantó".
-¿Qué fue lo que te atrajo?
-"Lo primero fue su honestidad, su humanidad. La música para los gitanos no tiene solamente fines estéticos, sino que también tiene académicos, tiene la necesidad de perpetuar los fundamentos de su cultura porque se trata de una que no posee escritura, entonces en las canciones ellos inmortalizan su historia, sus leyendas, fábulas, sus personajes, episodios y viajes. Y lo segundo fue porque me di cuenta de que hay ciertos sonidos que forman parte de nuestra memoria colectiva, que nos han traspasado nuestros padres y abuelos, de que también de cierta forma es nuestra música. La Mano Ajena no es una prolongación, una extensión o puesta al día de lo que hace Emir Kusturica, lo que hacemos nosotros es reunir todos los elementos que son parte de nuestra cultura, una que está hecha por inmigrantes, es cosa de mirar nuestros apellidos, y hacer música".
-¿Se han contactado con la comunidad judía en Chile?
-"Sí, estamos más o menos conectados, de hecho ahora estamos trabajando junto con algunas personas de la comunidad para organizar un festival de música klezmer, que se realizaría de vuelta de la gira. La verdad es que pensando en grupos que son tan herméticos culturalmente, para ellos ha sido impactante ver cómo su música ha trascendido más allá, que genera un sentido de pertenencia mucho más grande, y creo que valoran el hecho de que más personas se apropien de ella".
-Ustedes tocan con instrumentos poco usuales como el djembé, darbuka o el shekere. ¿Cómo lo hacen para aprender a dominarlos?
-"Así como el malabarista juega con pelotas, clavas o argollas, los músicos juegan con los instrumentos. Por ejemplo, lo último que adquirí fue una arpa celta porque tenía la necesidad de meterme en el lenguaje, para mí eso son, juguetes con los que uno juega, no creo que casualidad que los gringos digan
‘play the music’ y los franceses
‘jouer la musique’. También este proyecto significó desprejuiciarnos, tomar los instrumentos musicales con otro sentido, sacarnos el academicismo para empezar a jugar la música".
-¿Por qué le pusieron así al grupo?
Alvaro: "Hay varias razones. Nos llamamos así por el coa penitenciario, por la enfermedad siquiátrica, el síndrome que hace que las manos adquieran vida propia, que se manden sola, onda
agarra Aguirre; y también por el cuento de tomar música de todos lados, tangos, rumbas y hacerla nuestra".