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Un buen comienzo de temporada

05 de Junio de 2006 | 00:00 |
Gilberto Ponce

En el inicio de la trigésima quinta temporada de conciertos de la Fundación Beethoven, que tiene lugar en el teatro Oriente, se presentó el novel Trío Mediterrain, formado por egresados de la Universidad de las Artes de Berlín. La agrupación está integrada por la española Laura Ruiz Ferreres, en clarinete; el portugués Bruno Borralhinho, en violonchelo; y el alemán Florian von Radowitz en piano.

El conjunto se caracteriza por la seriedad de sus enfoques, su búsqueda de los equilibrios sonoros y por un adecuado acercamiento estilístico a los autores que enfrenta. Estas condiciones, sumadas a los cuatro años que llevan tocando juntos, les auguran un brillante porvenir.

Su versión del Trío nº 4 en Si bemol mayor Op. 11 "Gassenhauer", de Ludwig van Beethoven, acentuó su clasicismo, con lograda sincronía y balances, a los que agregaron fraseos que condujeron claramente las voces a los auditores.

En el segundo movimiento, que exige del piano un sustento mayor, von Radowitz respondió con justeza. Las variaciones que conforman el tercer movimiento transitaron desde las jubilosas a las melancólicas, de las enérgicas hasta las "cantábiles", haciendo patentes las condiciones musicales de los visitantes.

De Robert Schumann, interpretaron luego sus "Märchenerzählungen" (Cuentos de hadas) para clarinete, viola, (que en este caso fue reemplazado por el chelo), y piano. Su denso entramado armónico y melódico recibió una interpretación donde se buscó la acentuación y el aspecto rítmico, debiendo el chelo exigirse al máximo en el tercer movimiento. Creemos que para resaltar los valores de la obra se debiera indagar más en las líneas melódicas, que la harían menos árida. El clarinete que tiene una exigencia muy grande en cuanto a tesitura, fue resuelto en gran forma por Laura Ruiz Ferreres.

El hermoso Trío en La menor, Op. 114 para clarinete, chelo y piano de Johannes Brahms reencontró a los visitantes con lo mejor de sus condiciones, pues su autor explota todas la posibilidades de sus instrumentos, tanto en lo expresivo como en lo técnico. Sus tintes melancólicos, apasionados, lúdicos y serenos recibieron una gran interpretación de los jóvenes solistas.

Difícil olvidar el primer movimiento y sus alusiones a los "Intermezzi" del mismo Brahms, o el protagonismo alternado de cada instrumento en el segundo. El tercero invita casi al canto, por su cercanía a los "Liebeslieder-Walzer". Luego del apasionado cuarto movimiento y final, el público los premió con largos aplausos. El trío agradeció con un movimiento de una obra contemporánea de Schnyder, que transita desde el jazz hasta el expresionismo.

En resumen, un buen comienzo para esta tradicional temporada de cámara en el Teatro Oriente, bajo los auspicios de la Fundación Beethoven de Fernando Rosas.
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