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La pequeña enorme voz del fado

05 de Junio de 2006 | 00:00 |
Escuchar tema Mísia: "Fogo preso" (Drama box)

De todas las canciones europeas, no hay ninguna más emocional que la que nació en las calles y tabernas del barrio de Alfama, en la capital portuguesa. Y fue después de la muerte de la reina fadista en 1999, Amália Rodrigues, cuando se consolidó una generación de nuevas voces. Este martes 6 de junio se presenta en el Teatro Teletón de Santiago una de ellas: Mísia. El fado duele hasta el alma, pero de vez en cuando el dolor viene bien.

Íñigo Díaz



Mísia sabe todo lo que estremece al público sus interpretaciones: "En mis shows, la gente llora". Para sentir alivio, primero hay que sentir el dolor. Luego ella misma lo explica: "Son lágrimas buenas, de emoción, de limpieza".

Mísia es la próxima gran visita de la canción desde que en 2000 actuó en Chile Cesaria Evora (con una llegada más tangencial al fado) y en 2003 una más desconocida Maria Ana Bobone. Trae bajo el brazo un disco titulado Drama box, el noveno de una carrera iniciada a comienzos de los ’90 y que según apunta la crítica europea, es el más arriesgado de todos. No sólo sigue el camino fadista moderno sino que además incluye tango y bolero. "Son canciones de la misma familia", asegura Mísia, cuya estatura no supera el metro 50 y su voz, dicen en Portugal, quiebra teatros en dos mitades.

Drama box es un paseo musical de Buenos Aires a Lisboa y de ahí a París y a Barcelona. Cuatro ciudades que nadie en este lado del planeta debiera dejar de pisar al menos una vez en la vida. Tiene 16 canciones donde queda espacio para plumas como las de Armando Manzanero, Vasco Graca Moura y del Premio Nóbel José Saramago. De sus líneas Mísia llegó a un nuevo fado: "Adivinha II". Y del repertorio tanguero están "Los mareados" (de Cobián / Cadícamo) y "Naranjo en flor" (de Expósito / Expósito).


Pero no sólo hay guitarra portuguesa, viola de fado, bajo acústico y canto en Drama box. También hay actrices. Fanny Ardant, María de Medeiros, Ute Lemper, Carmen Maura y Miranda Richardson aparecen recitando dos versiones de "Fogo preso", un poema de Vasco Graça Moura, como apoyo a una tercera sesión con la voz de la propia Mísia.


De Santa Catarina a Isla Negra

Nacida en Porto como Susana Alfonso y exponente de la tercera generación de artistas por la familia materna (su madre es una bailarina clásica catalana), Mísia se mueve hoy entre Lisboa y París. A los 20 se fue a vivir a Barcelona. "Y fue allí donde sentí la saudade (nostalgia)". El sentimiento que es el combustible del fado (destino). "El fado no se baila, siempre está quieto", explica. "Es el destino mismo, y la aceptación del destino. ¿Por qué es tan triste? creo que es por el océano. La cercanía al océano nos remite a nuestra pequeñez y a lo efímero".

De regreso en Portugal en 1990 se volcó a la interpretación del fado. Dejó el nombre de Susana Alfonso y tomó el de Mísia, en homenaje a la musa del pintor catalán Josep María Sert. Por entonces el fado seguía en manos de Amália Rodrigues, iniciada en los años ’40, y no vivía un buen momento. "Hice sola una travesía en el desierto: las compañías no querían grabar fado", recuerda.

Editó Mísia en 1991 como respuesta a todas las negativas. Luego vinieron Fado (1993) y Tanto menos tanto mais (1995), el álbum con que su nombre, su estatura pequeña y su elegante apariencia retro terminó por llamar la atención de un nuevo grupo de auditores intelectuales, amantes de la poesía portuguesa y de la sensible actitud del fadista clásico anónimo: "Mi más grande satisfacción es haber hecho algo para lo que no había público: haber inventado un público, que es exactamente lo opuesto a hacer algo para responder a una demanda del momento musical".

Hoy Mísia es una estrella, reconocida en toda Europa. Algunos la consideran una "diva", con todos sus encantos y sus vicios adjuntos. Pero ella asegura que sigue siendo una "persona común y corriente".

Así lo apunta también entre las páginas de su bitácora virtual. A Mísia le gustan muchas cosas: la compota de jengibre, los gatos vagos en la calle Santa Catarina de Lisboa. Le gusta pintarse las uñas con cinco colores diferentes, cantar en alemán, descubrir las gaviotas de París y la forma en que suena la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo. Y también le gusta la casa de Pablo Neruda en Isla Negra, que conoció cuando actuó en 2005 en un concierto privado ofrecido en el Centro Cívico de Vitacura. Esa vez fue para la comunidad portuguesa.

Esta vez el escenario estará abierto públicamente, en uno de los mejores espacios para escuchar música en Santiago. Ahí, la pequeña enorme cantante dará una muestra definitiva de cómo es el fado en el siglo XXI. "El fado te limpia el corazón". Palabra de Mísia.

Mísia en Chile. Martes 6 de junio, Teatro Teletón (20:30 horas).

www.misia-online.com

La descendencia de Amália


Dulce Pontes (1969): Es una de las máximas estrellas del fado de los ’90 y su entrada en la escena en 1991 generó un refresco del género que por entonces se encontraba muy desprestigiado. Ese año Dulce Pontes, originaria de Montijo, ganó un importante festival de la canción portuguesa y en 1992 ya figuraba en las disquerías con Lusitana. Su seguidilla de golpes musicales, disco tras disco, la llevó a establecer colaboraciones con artistas de distintos linajes como Caetano Veloso, Andrea Bocelli y Wayne Shorter.

Disco recomendado: Lágrimas (1996)

Escuchar tema "Lágrima"

www.dulcepontes.net



Teresa Salgueiro (1969): Nacida en Amadora, hasta ahora su nombre no decía demasiado si no estaba en frente del grupo que la convirtió en estrella de la canción portuguesa. Desde 1987, Teresa Salgueiro es la cantante de Madredeus, el ensamble que llevó el fado de la taberna a la sala de conciertos y que es uno de los responsables más directos en el impacto que tuvo el fado en el resto mundo desde que apareciera en el filme de 1994 Historia de Lisboa (Wim Wenders). Después de dos décadas de trabajo junto al compositor Pedro Ayres Magalhães al interior de Madredeus, Salgueiro debutó como solista en 2005 con el disco Obrigado.

Disco recomendado: Ainda (1995)

Escuchar tema "Ainda"

www.teresasalgueiro.com



Mafalda Arnauth (1974): Cuatro discos y un compilatorio de grandes canciones ponen a esta lisboeta de 32 años entre las figuras en el escenario del fado del nuevo siglo. Desde que entró como artista principal de la Taverna do Embuchado en 1996, uno de los reductos más clásicos de la canción portuguesa, Arnauth ha ido y venido por toda Europa, trabajando con algunos de los más clásicos hombres de la guitarra portuguesa: Ricardo Rocha.

Disco recomendado: Diário (2005)

Escuchar tema "Por dentro de mim"

www.mafaldarnauth.com



Mariza (1973): Fue la muerte de Amália Rodrigues en 1999 la que impulsó la entrada de Mariza en el fado. Como muchos jóvenes de los ’90, esta lisboeta de padre portugués y madre mozambiqueña, asociaba la canción fado a la dictadura de Antonio de Oliveira Salazar. Mariza era una buena cantante de gospel y R&B, pero fue en Brasil cuando comprendió que el fado era la máxima e histórica expresión musical de su propia ciudad natal. Participó en los conciertos de homenaje y réquiem a Amália y en 2001 editó su primer álbum, Fado em mim.

Disco recomendado: Transparente (2005)

Escuchar tema "Fado português de nós"

www.mariza.org



Cristina Branco (1972): Una de las fadistas más afines a la escuela clásica. La mayoría de sus discos mantienen el formato de acompañamiento de guitarra portuguesa, viola de fado y bajo acústico. Fue en su cumpleaños número 18 en Almeirim que recibió un disco de la reina del fado de parte de su abuelo, un hecho definitorio en su carrera. Ha trabajado bilateralmente con el joven guitarrista de fado Custódio Castelo.

Disco recomendado: Corpo iluminado (2001)

www.cristinabranco.com



Maria Ana Bobone (1981): Al igual que Mísia, es nativa de Porto. Comenzó en piano clásico a los 12 años y antes de terminar la adolescencia ya era la más joven de las nuevas fadistas. Se presentó en el Teatro Oriente en noviembre de 2003 en una celebración de la Embajada de Protugal, donde compartió el escenario con la cantautora chilena Magdalena Matthey. En su grupo de apoyo vino además Ricardo Rocha, antiguo brazo derecho de Amália Rodrigues.

Disco recomendado: Nome de mar (2006)

Escuchar tema "Que Deus me perdoe" (Luz destino, 1996)

www.arlindo-correia.com