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"Estamos orgullosos del pasado, pero no nos quedemos ahí"

29 de Julio de 2006 | 00:00 |
Lee aquí la información sobre el concierto del domingo 30 en el Teatro Caupolicán

El conjunto que dirigen Rodolfo Parada y Patricio Wang vuelve a tocar Chile bajo ese lema, que es el nombre de una de las canciones de un disco inédito que preparan para el año entrante. Pero también se puede leer en relación con la disputa por el nombre de Quilapayún, frente a la alineación paralela que lidera Eduardo Carrasco. Al respecto, Parada es terminante: "No queremos que haya dos grupos con el mismo nombre", dice.

David Ponce



De izquierda a derecha, Mario Contreras, Patricio Wang, Chañaral Ortega, Patricio Castillo, Sergio Arriagada, Álvaro Pinto y Rodolfo Parada integran la actual formación de Quilapayún radicada en Francia (Foto: Quilapayún).
Una de las composiciones que Quilapayún va a estrenar en su concierto de este fin de semana en Santiago se llama "Con la primavera", fue creada a partir de un poema de Pablo Neruda y está dedicada a los fallecidos compositores chilenos Luis Advis y Sergio Ortega. Una motivación extra para tocarla podría ser la presencia del hijo de uno de esos dos autores en el grupo, Chañaral Ortega, pero no. Por el contrario, es más bien una razón para enarbolar los principios del conjunto.

"Chañaral es un buen músico, un instrumentista versátil, canta bien, se desenvuelve bien sobre el escenario, y esos son los atributos que importan. No está en el Quilapayún por ser el ‘hijo de…’ sino porque es un buen artista", define Rodolfo Parada, el hombre que comparte junto a Patricio Wang la dirección del conjunto. El mismo rigor vale para el repertorio del grupo, que, aparte de las más simbólicas y combativas canciones de sus años ‘60 y ‘70 como "Qué dirá el santo padre" (de Violeta Parra) o "La muralla", toca en vivo música de sus recientes discos Latitudes (1992) y … Al horizonte (1999), e incluso composiones inéditas.

–¿Cómo están organizados esos tres ejes?
"Está cruzado", dice Parada. "Incluso un crítico, creo que argentino, dijo ‘Las canciones antiguas son como los pilares de la carpa’. Ponemos canciones antiguas y otras de Latitudes o … Al horizonte, que la gente no ha tenido la oportunidad de escuchar mucho acá".

"Mi generación es tributaria de un enorme legado de Sergio Ortega y Luis Advis", reconoce a su vez Patricio Wang, activo además como autor, compositor e intérprete de música contemporánea. "No tanto porque Sergio Ortega sea el compositor de ‘El pueblo unido’ ni porque Luis Advis haya compuesto algo tan grande como la Cantata Santa María, sino porque hay toda una manera de enfrentar la música (en ellos) que ha señalado caminos nuevos en Chile".

–¿Cuáles?
"Todo el trabajo de arreglos de canciones fue un aspecto de Luis Advis que señaló caminos para muchos grupos, no sólo Quilapayún, sino para Barroco Andino, Illapu, Ortiga, que se han bañado en esta manera de ver nuestra tradición y los caminos posibles".


Difícil de hacer / fácil de escuchar

Integrada por los veteranos Rodolfo Parada, Patricio Wang y Patricio Castillo junto a los integrantes más recientes Álvaro Pinto, Sergio Arriagada, Mario Contreras y Chañaral Ortega, ésta es la formación de Quilapayún con sede en Francia, distinta y contrapuesta a la que en 2003 fue rearticulada en Chile en torno al fundador Eduardo Carrasco y con otros integrantes históricos del grupo (ver recuadro).

Más allá del conflicto entre ambas partes, el conjunto que dirigen Parada y Wang sigue creativamente activo y cuenta con música destinada a un nuevo disco previsto para ser grabado el año entrante. Una de esas canciones inéditas es el huayno "Aquí estamos", y el mismo título tiene la actual gira del grupo, que ya los ha traído por teatros de Montevideo, Buenos Aires (donde actuaron en el Teatro Ópera), Punta Arenas y Valparaíso.

"Aquí estamos" recoge además de la historia de Quilapayún, un conjunto ligado al movimiento de la Nueva Canción Chilena, a la canción comprometida de izquierda y al exilio político durante la dictadura, entre otros hitos. "Es verdad: no cumplimos, si tú quieres, los sueños de los ’70", concede Parada. "Pero no por eso se acabaron las razones de seguir cantando, de seguir en el empeño en la lucha en la sociedad, y en eso está también la gente que viene a vernos".

Otras novedades como "Preludio y Según el favor del viento", sobre la obra de Violeta Parra, son parte del repertorio junto a composiciones recientes como "Fuerzas naturales", un complejo arreglo sobre versos de Vicente Huidobro grabado en Latitudes.

–¿Tocar esas canciones exige otra actitud de parte de la gente, de más atención?
Parada: "Sí. Yo creo que sobre todo es un llamado al orgullo de la historia, pero a ir más allá de esa historia. Es un llamado, si tú quieres, a dar vuelta la página pero sin botar el libro. En el fondo es la actitud que nosotros requerimos de la gente hoy. Vamos más allá ahora. El pasado todos lo reivindicamos, estamos todos orgullosos, con errores o sin errores, pero no nos quedemos ahí. Acompáñenos en nuestro nuevo viaje, que es creativo, que es un desarrollo del proyecto de Quilapayún".

Wang: "Ése siempre ha sido mi interés como compositor, y por lo que me metí a Quilapayún (en 1981) además, porque Quilapayún venía de la mezcla de la música si tú quieres académica con todos los ritmos y el instrumental popular. Es una manera de buscar hacer música popular. Siempre es una apuesta. Esa es una canción difícil de hacer, pero lo importante es que sea fácil de escuchar. Son nuevas proposiciones, pero tienen que pasar por un tamiz que es la escucha del público, que por supuesto no es académica, sino absolutamente epidérmica. (El compositor) Gustavo Becerra decía una frase que yo recuerdo siempre, la leí en la Revista Musical Chilena hace una punta de años: al público hay que sacarlo de sus casillas hasta que las casillas no existan. Esa ha sido una guía siempre muy presente para nosotros. Un poco pretencioso, a lo mejor, pero es crear nuevas tradiciones, aunque sean nuestras y privadas".


Músico formado / músico intuitivo

–¿Cómo se plantea escénicamente Quilapayún?
Parada: "Son multiinstrumentistas. Es el estilo Quilapayún. Si hay alguna especificidad en los últimos años es que cada vez el grupo se pone más exigente técnicamente. Recuerdo que en 1979 llevamos un nuevo integrante desde Chile, y lo primero que hicimos fue enviarlo a curso de cuadros (la instancia de preparación política del Partido Comunista). En la RDA. Porque lo político para nosotros era esencial. Que fuera un militante de la causa antipinochetista, bien formado y todo, para nosotros era básico. Hoy lo esencial es que sea muy buen músico, pero en paralelo que adhiera completamente a la historia y los principios del Quilapayún. Y si hemos tenido algunos cambios en estos últimos años es justamente porque ha ingresado gente que no quería plegarse a nuestra orientación artística fundamental. O sea, el Quilapayún tiene que cantar la Cantata, ese tipo de cosas. Debe ser buen músico, pero adherir a los principios del Quila".

–¿Cuáles son esos principios?
Parada: "Hacer una música de base tradicional, pero en desarrollo, con el espíritu totalmente abierto, sin caer en lo comercial ni tampoco en lo farandulero ni salsero ni nada de eso. Nosotros somos artistas que tienen una visión de mundo. Aunque estemos en el dominio popular. Todo artista propone una visión de mundo, García Márquez, Neruda… pensamos que un artista puede ser un agente dinámico de la relación entre el arte y la sociedad, que trata de contribuir a cambiar las cosas en función de la gente que más lo necesita. Eso siempre ha sido el Quilapayún y lo seguirá siendo. Es la identidad del Quilapayún".

–¿Regresos a Chile como estos son personales también? ¿Cómo es su relación con Chile?
Parada: "Respecto de lo chileno nosotros nos tenemos ningún rollo. Nada, cero rollo. Cero. Hacemos música chilena en Francia, en Europa somos considerados músicos chilenos, latinoamericanos, y lo que nos surge es música que se inscribe dentro del melodismo chileno, la temática y los problemas chilenos. Con Chile ni siquiera te podría hablar de un reencuentro. Tenemos una continuidad ininterrumpida desde el año 89, una continuidad personal, en conjunto, con los discos, en la creación".

–¿Mantienen un vínculo con la música chilena acá?
Wang: "Estamos siempre en comunicación con músicos como Jaime Soto León (de Barroco Andino), con Ernesto Pérez, de Napalé… los escucho con una oreja muy atenta, pero tengo un vacío que llenar. Y veo también una gran difiultad, porque son todos músicos que se mueven también en un ambiente bastante restringido, y todos viven en esa utopía de llevar adelante una manera de hacer música que no tiene su lugar. Eso es algo que me inquieta en cuanto al porvenir de la música en Chile. Estas visitas nos sirven para tomar contactos y esperamos venir más seguido para interiorizarnos más".

Parada: "Personalmente trato de estar al tanto, y creo que hay gente en el grupo que tiene un gran conocimiento de lo que pasa en Chile: Wang y Álvaro Pinto, que vienen del Barroco Andino. Además son más jóvenes que yo y son músicos de verdad".

–¿Tú no eres un músico de verdad?
"No, yo soy un músico oral", sonríe. "Yo descifro una partitura, pero yo soy intuitivo".

–¿Pero no eres menos músico por eso?
"No. Desde el punto de vista de la inversión emotiva, sensible, estética, es lo mismo. Incluso creo que es un aporte el diálogo que se produce entre un músico totalmente formado como Patricio y yo, que soy un músico intuitivo. Es un diálogo que aporta al grupo. Quizás yo aporto una sensibilidad más pública".