HAMBURGO.- La confesión del Premio Nobel de Literatura alemán Gunter Grass de que perteneció en su juventud a las SS hitlerianas, cuando la Segunda Guerra Mundial llegaba a su fin, motivó reacciones diversas y las críticas se concentran en el hecho de que la confesión llegó muy tarde.
Por otra parte, en cuanto a su conciencia y fe moral, son muchos los colegas que apoyan a Grass.
En una larga entrevista con el diario "Frankfurter Allgemeine Zeitung" (FAZ) de hoy, el escritor se refiere al contenido de un libro de memorias que aparecerá en septiembre y que lleva el título "Beim Haeuten der Zwiebel" (Pelando la cebolla).
"En retrospectiva siempre lo viví como un defecto que me oprimía y sobre el que no podía hablar. Esto tenía que ser escrito alguna vez", confesó. El escritor añadió que durante su desempeño de febrero/marzo de 1945 hasta que fuera herido el 20 de abril de 1945 nunca disparó un sólo tiro.
Para el escritor alemán Ralf Giordano, de 83 años, la confesión de Grass, de 78 no llega muy tarde. "He conocido a gente que con 80 o 85 años reconoció que es lo que ha hecho mal en su vida, dijo. No sacar las consecuencias del error cometido, habría sido un error. Y Grass sacó las consecuencias ya hace mucho tiempo", indicó.
Por su parte, el presidente de la Academia de las Artes de Berlín, Klaus Staeck considera que la "integridad moral y política de Grass siguen intangibles, aún después de esta confesión. Yo no hago ninguna diferenciación entre la persona y su obra", declaró.
A su vez el crítico literario Hellmuth Karasek, estima que Grass habría arriesgado el Premio Nobel si hubiera admitido antes su pertenencia a las SS. "La Academia Sueca, que es una entidad de mucha sensibilidad, no habría concedido nunca el Premio Nobel a una persona de quien se sabía que estuvo en su juventud en las SS y lo mantuvo mucho tiempo en secreto", dijo.
El hecho de que Grass perteneció a la fuerza paramilitar del régimen nazi, fue calificado por Karasek como "bagatela". "Un muchacho de 17 años. Dios mío!, eso es comprensible", declaró.
Al mismo tiempo, el escritor Dieter Wellershof, en declaraciones al diario "Koelner Stadt-Anzeiger" advirtió en contra de una condena moral de Grass.
El escritor alemán Walter Kempowski dijo al diario alemán "Tagesspiegel": "Esto llega un poquito tarde". Sin embargo, agregó que para Grass también valía el pasaje de la Biblia según el cual "el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra".
El biógrafo de Grass, Michael Juergs, afirmó asimismo en declaraciones al mismo rotativo que estaba "desilusionado personalmente" y opinó que se trataba "del fin de una instancia moral".
Michael Wolffsohn, un conocido historiador alemán dijo en declaraciones al diario electrónico "Netzeitung" que la confesión de Grass, después de un "largo silencio" le restaba valor a su "obra moral", porque según dijo, "lo que van a quedar son las palabras de Grass, no sus obras".
El escritor y renombrado crítico literario Marcel Reich-Ranicki declinó hacer declaraciones al respecto. "No voy a decir ni una sola palabra", dijo hoy a la agencia dpa. Además -declaró- "no estaba obligado a decir algo".
El escritor nunca ocultó que cuando era joven fue sensible a la propaganda nazi. Según señaló, en sus tiempos en la Waffen-SS nunca vio la División Frundsberg a la que fue destinado. Constantemente se armaban nuevas unidades de combate con los sobrevivientes de otras, que pocos días más tarde volvían a ser desarticuladas, explicó.