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Dos pianos y la gran misa

28 de Agosto de 2006 | 00:00 |
Gilberto Ponce

René Gulikers había dado sólidas muestras de su talento como director durante el anterior programa de la temporada de la Orquesta Sinfónica de Chile. Ahora, en éste que fue dedicado exclusivamente a obras de Wolfgang Amadeus Mozart, confirma su calidad de estudioso de los estilos.

Para las dos obras interpretadas consiguió de la orquesta un sonido transparente y liviano, ajustándola a la sonoridad esperada para Mozart.

Dos jóvenes pianistas chilenos residentes en Austria interpretaron el hermoso “Concierto para dos pianos y orquesta” K. 365 de Mozart. La obra requiere no sólo de dos pianistas que se complementen absolutamente en intencionalidad, fraseos y dinámica, sino también la comparecencia de un director que unido a la orquesta sean capaces de convertirse en el “tercer solista”. Es la forma de cerrar el arco de interpretación.

Todo esto se dio en la versión que comentamos, pues al hermoso sonido orquestal se sumó la musicalidad y técnica de estos dos solistas —Javier Gutiérrez y Luis Muñoz—, en una versión de expresión apolínea y sin atisbos de romanticismo, tentación en la que caen muchos intérpretes.

Preguntas, respuestas e imitaciones fluyen naturalmente, haciendo de este dúo una unidad a la que se agrega un director que hace respirar a la orquesta junto con los solistas. Dentro de las excelencias debemos mencionar la serena emotividad lograda en el segundo movimiento tanto por los pianistas como por las maderas.

Creemos que esta versión es una de las más ajustadas a estilo que hayamos escuchado en vivo, mérito de Gutiérrez, Muñoz y Gulikers.

Música coral religiosa
Una de las obras fundamentales de Mozart y de la literatura coral es la “Gran Misa en Do menor” K. 427, que representa una gran dificultad para cualquier coro, pues se debe cantar a cuatro, cinco y ocho voces en estilo clásico y a veces rememorando el estilo barroco. Además pone exigencias para las dos sopranos solistas, sometidas aquí a dificultades extremas.

El Coro Sinfónico de la Universidad de Chile, preparado por Hugo Villarroel, realizó un encomiable trabajo. Debió abandonar el sonido grande y generoso acostumbrado, por otro más liviano ajustable a este estilo. Esto demuestra el acucioso trabajo de Gulikers con la agrupación amateur, que al asumir estos desafíos responde como profesional.

Los resultados fueron de menos a más, luego del “Kyrie” que se cantó con cierta frialdad. Ahí se inició una curva ascendente que culminó en las dobles fugas del “Osanna”. La pulcritud del trabajo de los “coristas” fue evidente en fraseos, articulaciones en notas y lenguaje, contrastes dinámicos e intencionalidad expresiva. Pero en ciertos coros donde debieron cantar piano, el sonido se desdibujó así como su estupenda afinación.

Sin embargo triunfó ampliamente en el “Gloria”, en el “Qui tollis” (por sus contrastes forte piano de notable belleza), en la brillante fuga del “Cum sancto spiritu”, en la fuerza expresiva del “Credo” y en las ya mencionadas fugas del “Osanna”.

En lo vocal, no es posible establecer jerarquías debido a la pareja calidad de todas las voces. En cuanto a los solistas, las dos sopranos tienen la mayor responsabilidad, con arias y dúos de gran dificultad. Este año Patricia Cifuentes ha tenido una constante presencia en los escenarios y en esta oportunidad realizó una gran tarea, con musicalidad y afinación impecables, manejo vocal de primer orden que sobresaliendo en su aria “Et incarnatus”. Ahí contó con la espléndida colaboración de los solistas en flauta, oboe y fagot.

Carolina Muñoz es una buena promesa. Va en camino de cosechar grandes frutos, pues tiene una hermosa voz aunque todavía inexpresiva. Tal vez debido a los nervios comete ciertos fallos en afinación, como ocurrió en el dúo “Domine Deus”. En todo caso si trabaja con buenos maestros su material vocal le asegura una gran carrera.

Iván Rodríguez y Javier Arrey, tenor y bajo respectivamente, tienen participación sólo en partes a trío o a cuarteto. En ellas mostraron grandes bondades en afiatamiento, afinación y fraseo. Un gran momento como cuarteto fue el “Benedictus”. En síntesis, un gran homenaje a Mozart en este año de celebraciones.
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