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Cantan con historia

19 de Octubre de 2006 | 00:00 |
A 46 años de su inicio y a cuatro décadas exactas de su primer disco, Quelentaro, uno de los grupos más experimentados de la música chilena, celebra su concierto "Canto con historia". Aunque los hermanos Eduardo y Gastón Guzmán tienen una mejor manera de llamar a su canto de raíz campesina: son canciones que "tienen terreno arado".

David Ponce


Eduardo y Gastón Guzmán son Quelentaro: "La radio no nos toca a nosotros. Pero las canciones se van transmitiendo de generación en generación", dicen (fotos: El Mercurio).
Es la misma voz que se escuchó en canciones como "Jazminero me voy", "Qué pasó con el sol" o "Lonconao" la que se oye a esta hora de la tarde en un café frente a la Plaza de Armas de Santiago. Es la voz de Gastón Guzmán junto a su hermano Eduardo, ambos integrantes del dúo de canto popular chileno Quelentaro, que este sábado 21 dará un concierto en el capitalino Teatro Carlos Cariola (San Diego 246, a las 20 horas).

La actuación se llama "Canto con historia", y hay mucha historia en juego: nacidos en la sureña ciudad de Angol, ambos hermanos formaron Quelentaro en 1960 cuando eran trabajadores de la central hidroeléctrica de Rapel, y tienen una sobrada quincena de discos grabados entre Coplas al viento (1966) y el muy reciente Quelentaro por siempre (2006). Ni el exilio político de Eduardo Guzmán cruzado en los años ’70 y ’80 significó una interrupción para el canto de Quelentaro y la inconfundible raíz campesina de sus voces.

–¿Va a haber en especial canciones de la historia del conjunto?
Gastón: "Es que nosotros somos historia, ya".

–¿Y cuesta elegir las canciones entre toda esa historia?
Gastón: "Es que la gente tiene un gusto y uno no se lo puede cambiar. Entonces son canciones emblemáticas que quedaron dentro del concepto folclórico de un país. Uno no puede dejar de hacerlo. Además de que formamos un repertorio y vamos con algo fijo, se cambia en el momento de la actuación porque hay gente que pide otra cosa. Si nos debemos al público, por eso tenemos que agradecerle".

Cuatro músicos actúan en el espectáculo de Quelentaro en vivo: los dos hermanos en guitarra y voz, y dos guitarristas más. "Dos guitarreros", dice Gastón: Ernesto Cortés y René Valencia. "Hora y media, dos horas", calcula su hermano la duración del concierto. "No puede ser menos. Depende de las canciones que hagamos, porque hay unas que duran veintiún minutos, otras ocho, otras quince, nueve, tres y medio…".

–¿Tienen algunas favoritas?
Gastón: "Nos gustaría mucho por ejemplo hacer un tema tan precioso, que lo encuentro muy tierno, ‘Detrás de la semilla’. Es una conversación que tiene un padre con su hijo. Y le dice de todo. Con mucha ternura. Ése es el valor que tiene".
Eduardo: "También ‘El inmigrante’, ‘Por dentro’. Uno de pronto insiste en meter temas nuevos y tiene que ponerlos. Si no se queda cantando en el pasado".


Quelentaro en vivo: como hacer trapecio sin malla


"Tienen terreno arado", dice Eduardo Guzmán acerca de las canciones del dúo.
El nuevo disco de Quelentaro es el primero que el grupo hace desde 8 de marzo (1996), un álbum inspirado en el Día Internacional de la Mujer que el dúo además regrabó en 2002. Esta vez se trata de un registro en vivo de canciones de toda su trayectoria.

"Queremos hacer la presentación en el Teatro, porque ese CD no se conoce", dice Gastón. "Son canciones históricas…", agrega Eduardo, aunque luego prefiere rectificar el adjetivo. "Canciones antiguas nuestras".

–¿No históricas?
Eduardo: "No, es que… encuentro pretenciosa la palabra. Pero tienen terreno arado".
Gastón: "Es un resumen de muchos conciertos que se hicieron en la Región Metropolitana (en lugares como Planeta Quirquincho, Teatro Cariola y Matucana 100)".

–¿Es en vivo donde prefieren grabar un disco?
Gastón: "Es que es más dulce. Más íntimo".
Eduardo: "Es distinto. Más humano. La ventaja de grabar en un estudio es que el tema lo puede repetir seis veces si quiere. Acá es lo que sale, no más. Es un riesgo. Como hacer trapecio sin malla".

–¿El oficio de los años no aminora ese riesgo?.
Eduardo: "Naah. Uno siempre entra con miedo. Yo entro muy mal al escenario. A éste (indica a su hermano) no, pero a mí me da nervio. Se me seca la boca fácilmente. Al tiro se me tranca el choclo".
Gastón: "Ah, pero a mí no se me puede ni hablar (antes de un concierto)".

El Teatro Cariola tiene un significado especial también para el grupo. Es un lugar donde Quelentaro actuó a menudo en los ’70 y ’80, en conciertos como los que organizaba el animador radial Miguel Davagnino con el programa "Nuestro Canto" en Radio Chilena. "Es un teatro popular, que tiene acceso y está ubicado en el corazón de Santiago, tiene buena acústica, y es histórico, también", dice Gastón Guzmán.

–¿Qué tan importante es actuar en provincias también?
Gastón: "Todas las partes son muy importantes. Mira: hay una partecita que está de Paine a la cordillera, que se llama Águila Sur, donde fuimos a dar un concierto el día sábado. Al mirar el espacio pensábamos que iban a llegar diez personas máximo. Y el asunto se llenó. Un tremendo galpón".
Eduardo: "Oye, pero de dónde vienen. De dónde se descuelga la gente. ¿Que llegue una señora con una guagua, hombre, a sentarse ahí?".

–¿Es lo que habrá dejado la radio, los discos?
Eduardo: "Mira, la radio no nos toca a nosotros. En un tiempo atrás sí. Pero las canciones se van transmitiendo de generación en generación. La gente nos manda una cartas, que de chico el abuelo le tocaba los temas… se va transmitiendo eso".


Gastón Guzmán: "Le hemos cantado a la mayor parte de los oficios existentes".
–¿A la misma cuna del grupo han vuelto a tocar? ¿A Rapel, a Angol, para el sur?
Gastón: "En Rapel no, nunca".
Eduardo: "Terminó esa central. Y nunca fue un pueblo, eso. Fue un campamento".
Gastón: "Nosotros hemos ido de vuelta a Angol, donde nacimos. Hemos ido invitados tres o cuatro veces".
Eduardo: "Y vamos de vuelta, en noviembre".

–¿Y tiene un valor especial volver a tocar ahí?
Gastón: "A mí se me hace cuesta arriba Angol. Sí, es jodido. Tienes que llenar las tres mil personas. Y hay otras obligaciones ahí".
Eduardo: "Están las hermanas, también, que están con la oreja… alerta. A ellas les dolería mucho que fracasáramos".
Gastón: "Bueno, siempre que lo hemos hecho en Angol nos ha ido bien".

Parte del repertorio del concierto será el del reciente disco del dúo, que incluye canciones como "Vendaval", "Del huerto" o "Pequeña muerte". "Ése es un tema de amor que me gusta porque tiene unos giros en el lenguaje preciosos", dice Gastón Guzmán. "Mira: dice Ha dejado tu carne la amenaza de un hijo / Viene la luna y lo quiebra / Porque mi carne en tu carne / Te va a matar la cintura. Es el acto carnal".

Varias de esas canciones están dedicadas además a diversos oficios: "Amasando", "Oración del minero", "La canción del organillo", "Copla del sembrador". "Se trata de canciones laborales", cataloga Gastón. "Le hemos cantado a la mayor parte de los oficios existentes. El panificador. El hachero. El amansador de potros. Los viñateros. Los temporeros. Las arpilleras. El profesor primario. El cesante, el traidor, que también son condiciones humanas".
Eduardo: "Los arrieros".
Gastón: "No, si es que hay tantas. El gañán".

–Los mismos trabajadores de esos oficios, ¿cómo reciben esas canciones?
Eduardo: "El público es muy variado. Y ahora ser temporera es mundial. Ya es una profesión establecida ser temporera. Muy mal pagada, muy maltratada, sin ninguna clase de seguridad social".

Entre los planes futuros del dúo, Quelentaro se prepara para completar en 2007 la colección de sus dos LPs Coplas libertarias a la Historia de Chile editados a comienzos de los ‘70, con la regrabación de esos discos y el registro de otros dos que nunca fueron grabados. Es un plan destinado a incrementar aún más la trayectoria que en 2003 les valió el premio Presidente de la República por su aporte a la música en Chile.

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