Lee aquí una reseña del nuevo disco
Por eso eligió grabar un concierto acústico:
Acústico es el nombre del nuevo disco de Eduardo Gatti, que combina un CD con canciones históricas y con estrenos y un DVD con su actuación en vivo. El hombre que escribió "Los momentos" hace su inventario. "A medida de que cumples años te das cuenta de que cada vez sabes menos", dice. "Y es una liberación. Es un agrado".
David Ponce
 Gatti, voz y guitarra acústica: "Hoy día todo es virtual. Y la gente valora ver a un compadre sacándose la cresta y tocando una guitarra", dice (foto: Carla Pinilla). |
Hace veinte años, Eduardo Gatti grabó un disco cuyo título es el nombre de una de sus canciones, pero también un manifiesto:
Esencialmente así no más. Ésa ha sido en buena parte la actitud de este músico chileno, ex integrante del señero grupo de los Blops y autor de la canción "Los momentos": se inició en los grupos The Apparition y los Blops a fines de los ‘60, pero sobre todo se ha dedicado al ejercicio solista de cantar y tocar la guitarra.
Es justo el mismo ejercicio que ahora hace en
Acústico, su nueva grabación, que consiste en un CD y un DVD editados justo un año antes de que Gatti cumpla cuarenta años de carrera. El CD incluye doce canciones, ocho de sus dos grupos iniciales y cuatro inéditas. Y el DVD es un concierto grabado el 26 de junio de este año en El Mesón Nerudiano, del capitalino barrio Bellavista, con dieciocho canciones de toda su historia. "Es el primer registro audiovisual que hago", explica.
–¿Cómo elegiste las canciones?
"El criterio fue escoger canciones de todas las épocas, y también aproveché de poner ‘Esencialmente así no más’, de la que no había una versión en vivo".
–¿No está en el disco que se llama "Esencialmente así no más"?
"Es el nombre del disco, pero no está la canción. Y quería que estuviera. Porque siempre fue una canción un poquito sobrearreglada con los Blops. Entonces aquí: pum. Tal cual".
–Esencialmente así no más.
"Exacto".
Adición, sustracción y karaoke
Una galería de fotos históricas, un cancionero con las letras y una entrevista del periodista Pablo Aranzaes son algunos de los bonos del DVD, además de las posturas de cuatro canciones, transcritas por el guitarrista Manuel Gatti, hijo del cantante. Con
Acústico se puede aprender guitarra y hacer karaoke. "El segundo acorde de ‘Los momentos’ es el gran problema que tienen todos, que piensan que es un sol mayor. Y no", explica Gatti. "Ahora está puesto".
–¿Eso implica que te reconoces como un cantante para guitarrear, que la gente se aprende tus canciones?
"Sí, de hecho recibo cualquier cantidad de mail pidiéndome las posturas. Los contesto todos. ¿Sabes por qué lo hago? Porque para mí una de las frustraciones enormes es que de repente quiero comunicarme con un artista, que yo admiro, pero entras a su página,
contact, y es imposible. Entonces yo tengo absolutamente abierto el canal".
–¿Con qué músicos grabaste el disco?
"Solo, absolutamente solo. Llevé dos guitarras y ésa fue una idea que mi mujer, la Paulina (Krebs), tenía hace mucho tiempo. Me decía ‘Oye, a la gente le gusta verte con la guitarra’, y es cierto. Cuando he actuado con músicos, pese a que a mí me encanta porque puedo hacer otras cosas, la gente no engancha tanto como solo con la guitarra".
–¿Por qué crees que pasa eso?
"El rango de la música, el dial, está absolutamente saturado. Todo suena todo el rato. No distingues nada. En este disco actuamos no por adición: actuamos por sustracción. Es la única forma en que nos destaquemos. Si hacemos algo casi monacal tiene más posibilidades. En el fondo es bueno, porque no le estoy vendiendo una pomada a nadie. La gente que lo compre, si después me va a ver, va a ver eso. Me encantaría hacer algo con (arreglos de) cuerdas, tocar (guitarra) eléctrica también, pero ésa es otra etapa. A lo mejor para los cuarenta años".
Compañera incertidumbre: las canciones nuevas
 Gatti en los ‘80: "Es una reflexión sobre la edad", dice, respecto de "Las estaciones", una de sus canciones nuevas. "Cada vez te vas liberando más de bagaje, de conocimiento" (foto: El Mercurio). |
Eduardo Gatti ha tenido dos años para probar en sus conciertos las canciones inéditas que puso en
Acústico. "Voy viendo la reacción del público y me quedé con las cuatro canciones con las que me daba cuenta de que la gente enganchaba", recuerda.
"La barca del sol" es una de ellas. "Tiene que ver con recuerdos de infancia, con cómo soñábamos leyendo un libro, cómo eso nos transportaba y cómo ese espacio espiritual sigue intacto, a pesar de que cumples años. Vamos navegando en esta barca y el sol está detrás", dice. Y "Las estaciones" es otra. "Es una reflexión sobre la edad. Cómo te vas liberando cada vez más de bagaje, de conocimientos. A medida de que cumples años te das cuenta de que cada vez sabes menos. Y es una liberación. Es un agrado".
–¿Porque no tienes una responsabilidad de saber?
"Exacto. Uno cuando es joven es un poquito soberbio, y cree que sabe esto y lo otro. Pero después te vas dando cuenta de que sabes tan poco. Y es rico porque no te cierras en un dogma, desde la religión católica hasta ser ecológicamente dogmático".
–¿Qué certezas has perdido?
"Si no estás metido en una escuela de pensamiento no eres útil a la sociedad: yo tenía ese tipo de prejuicios. Y el mundo no ha cambiado mucho. Es fuerte eso, es como una forma de sentirse seguro. Lo que se mueve, lo líquido, lo cuántico: terror. Y todo lo contrario. La incertidumbre es una de las cosas más fascinantes del mundo. Esa canción habla un poco de la incertidumbre como una compañera. O sea: qué rico no tener la verdad. Qué verdad, si cada día nos damos cuenta que sabemos menos".
–¿El nombre de tu disco anterior, "Númina" (2002), se trataba de eso?
"Claro. Lo numinoso en el fondo es lo que percibimos con nuestra mente, con nuestro espíritu, pero que de repente no podemos llevar a número. ¿Viste este documental
What the bleep we know?? Ahí hay un paradigma de para adónde vamos. Es como "¿Qué cresta sabemos?" Es película y documental al mismo tiempo. Los tipos que salen ahí son los capos de astrofísica de Harvard, de la India, y dicen unas cosas insólitas, cuestionan los principios básicos de la materia".
Sudor y lágrimas
"Estrellas, caballos, centellas" y "En el lecho del mar" son las otras nuevas composiciones, que Gatti define como "Una canción de amor, de pareja, bien directa" y "Una canción de erotismo marítimo", respectivamente. "Lo otro que también es distinto es que estas canciones ya no son tan esotéricas", sonríe. "Son más directas".
–¿Esotéricas eran las canciones antiguas?
"No me estoy refiriendo al esoterismo como disciplina, sino a que esas canciones tienen unas metáforas imposibles. Pasé por un período en el que nadie entendía nada. Ni yo mismo. Y me di cuenta de que tenía que cambiar un poco el lenguaje. Porque, claro,
Temprano en el cielo (su disco de 1993) lo escucho hasta el día de hoy, a veces me da un poquito de vergüenza", sonríe. "Es un queso. Un queso".
–¿Te da vergüenza porque te acuerdas de lo que quisiste decir? ¿O porque no entiendes lo que quisiste decir?
"No, no: no entiendo lo que quise decir", se ríe. "Es mucho peor. Es de orate, ¿cachai? ¿Qué quise decir con esto?".
–Por el azar o no, algunas ideas van y vienen. En "La barca del sol", que es nueva, mencionaste a un navegante, se parece a "El botero", también…
"Eso de todas maneras, el hilo central está. Lo único que hice fue:
focus".
En la agenda futura de Gatti aparecen ahora los planes de actuar fuera de Chile. "Ése es el proyecto que tengo en los próximos diez años", dice, y menciona México y Buenos Aires, donde actuará en vivo y en un programa de TV junto a su amigo Nito Mestre, ex integrante del dúo Sui Generis, en la primera semana de diciembre. "Aquí el trabajo de alguna forma está hecho, pero afuera hay que empezar a mover la cosa".
–¿Te interesa el entorno que hay en Chile ahora, cuando aparecen nuevos solistas como fueron ustedes antes?
"Gepe, por ejemplo".
–Gepe, Leo Quinteros, Manuel García, Nutria…
"Yo creo que obedece principalmente a un cansancio auditivo. Antes, no sé, en los años ’80, el sonido de un sintetizador era una cuestión novedosa. Y cada uno buscaba sonidos distintos. Hoy día todo es virtual. Hay discos hechos enteros en un computador en la casa, nadie tocó, todo sampleado, los efectos ya los tienes en tu computador y mueves las perillas con el mouse. Ante eso yo creo que la gente valora ver a un compadre sacándose la cresta y tocando una guitarra.
The real thing. Que es un poco lo que hemos estado perdiendo".
"El público se está renovando constantemente", agrega. "Estoy teniendo público de hasta dieciocho años, y sobre todo la gente joven, que vive en un mundo súper virtual, se mandan mails, chatean, de repente quieren ver sudor, ¿cachai? Sudor y lágrimas. De ahí el éxito de las cosas del Álvaro Henríquez, que rescata la cueca chora, o la misma cueca de Nano Núñez, que tuvo un
peak increíble. Y en Estados Unidos también pasó. Con los bluseros en los años ‘70, ‘80, no pasaba nada. Nada: Buddy Guy, B. B. King, en ese tiempo eran unas cosas de colección. Pero es increíble lo valorados que están ahora, unos viejos de ochenta años. Y con la guitarra afinada en 1940. Me pasó con Atahualpa Yupanqui, cuando fui a verlo, el último concierto que dio en Santiago antes de que se muriera. Solo con una guitarra. Y quedé para adentro".