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Rigor y atrevimiento

30 de Diciembre de 2006 | 00:00 |
Una gran orquesta y una voz popular son los dos polos del contraste de este concierto, que parece enraizarse en la esencia del legado de Víctor Jara: su intento por hacer permanente "canción nueva".

Cristina Hynde


Manuel García, del rock con trova a la orquesta y coro.
Arreglos de gran orquesta ya había tenido antes el cancionero de Víctor Jara, pero nunca con la altura de producción que la Universidad de Concepción ha reservado para su más reciente espectáculo sinfónico. La orquesta completa y el coro oficiales de esa institución académica venían trabajando desde mediados de año en un montaje basado en los arreglos de Carlos Zamora, compositor perspicaz para comprender rápidamente el puente entre lo popular y docto que el propio Jara privilegió durante su truncada carrera como cantautor.

El espectáculo "Víctor Jara Sinfónico" debutó el segundo fin de semana de noviembre en Concepción, y tuvo esta semana en Santiago (el 27 de diciembre, en la Estación Mapocho) y Valparaíso la confirmación de su debida trascendencia. Por su atrevimiento, su rigor y su inesperada puesta en escena, se trata de un concierto que no puede limitarse puramente al total de cinco presentaciones confirmadas hasta ahora.

La presencia del ariqueño Manuel García, cantautor y líder de un grupo de trova-rock (Mecánica Popular), como única voz solista del montaje es, sin duda, la opción más llamativa de un espectáculo que podría haber elegido guiarse por los estándares académicos asociables a los organizadores. La de García no es una voz particularmente dotada, y de este repertorio han grabado versiones intérpretes de mucho mayor oficio, de Patricio Manns a Francesca Ancarola. Pero pareció de pronto que era ése precisamente el sentido del concierto, que más que llevar la música de Víctor Jara a los códigos sinfónicos, busca acercar estos últimos a la canción popular. Así, la voz del cantante se acoge a arreglos que no son siempre grandiosos, pues reserva timbres delicados allí donde lo exigen los versos.

"Luchín" o "El cigarrito" siguieron siendo incluso sobre el gran escenario de la Estación Mapocho las canciones sencillas que pretendía Jara cuando las grabó, y que Manuel García interpretó con el sentimiento de quien comprende la sobriedad que exige relatar la pobreza de una toma, o la duda nimia del "ay, ay, ay: ¿me querís?". El contraste dado por la gran épica de "Plegaria a un labrador" o "El derecho de vivir en paz" es el de versos de vigencia y ambición universales, para los que el crescendo de las cuerdas y la entrada del coro importan mucho más que una voz individual.

Así planteado, "Victor Jara sinfónico" es una apuesta conceptual que parece enraizarse en la esencia del legado del autor de estas canciones, y no sólo desde lo musical sino también hacia su intento por hacer del grito popular permanente "canción nueva". El equipo involucrado en este muy recomendable montaje es el del engranaje siempre vivo que activa la mejor música, y que no puede detenerse ante rigideces ni el temor a convertir el patrimonio en apuesta.


"Victor Jara Sinfónico", con la Orquesta Sinfónica y Coro de la Universidad de Concepción.
Arreglos: Carlos Zamora.
Dirección de orquesta: José Luis Domínguez.
Voz solista: Manuel García.
Montaje visual: Luis Cuello.
Próxima presentación: 19 de enero, foro de la Universidad de Concepción.

www.victorjarasinfonico.tk
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