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Escándalo en el Teatro Real de Madrid provoca estreno de ópera "Wozzeck"

El director de escena español Calixto Bieito, conocido por sus provocadores montajes, incluyó desnudos, vómitos y disecciones de cadáveres en esta nueva puesta en escena.

13 de Enero de 2007 | 16:46 | EFE
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EFE
MADRID.- El director de escena español Calixto Bieito, cuyos provocadores montajes teatrales han escandalizado a media Europa, causó hoy un gran revuelo en el Teatro Real de Madrid al estrenar un heterodoxo montaje de la ópera “Wozzeck,” de Alan Berg, que incluye desnudos, vómitos y disecciones de cadáveres.

Bieito, que debutaba en el Real con esta coproducción con el Gran Teatro del Liceo, ya estrenada el año pasado en Barcelona, convirtió el escenario del Teatro Real en una factoría cargada de tubos muy al estilo del filme expresionista de Fritz Lang, “Metrópolis,” y transformó a los soldados de los textos de Büchner en obreros alienados.

Hasta ahí todo iba bien, la gente escuchaba tranquila la difícil partitura interpretada por el Coro y la Orquesta titular del Real, que dirigía Josep Pons -ésta era su primera ópera en este teatro y recibía por ello una gran ovación-, y las voces -también aplaudidas- de Jochen Schmeckenbecher y Angela Denoke, en los papeles de Wozzeck y Marie.

Pero en el momento en el que el doctor (Johann Tilli) sacaba los primeros cadáveres desnudos, realizaba las primeras trepanaciones, lucía las primeras vísceras y se visualizaban los primeros vómitos en escena, comenzaba el movimiento en la platea, en donde las damas miraban hacía otro lado o se tapaban los ojos, y los caballeros lanzaban los primeros gritos del respetable.

Algunos se fueron y otros prefirieron aguantar hasta el final para montar la gran bronca e incluso ver el último desnudo colectivo en escena que cerraba el espectáculo.

Una gran bronca que Bieito aguantó estoicamente y sonriente en el escenario mientras el resto de músicos, cantantes y actores recibía aplausos. No todos se enfadaron, incluso algunos decían que no era posible aguantar esta dura ópera contemporánea sin una escenografía provocadora o por lo menos atrayente.

Los montajes de Bieito, habituales en Londres, Edimburgo, Oslo o Berlín, son siempre una fuente de polémicas pues habitualmente intercala escenas de sexo y violencia en obras clásicas como “Madame Butterfly,” “La celestina,” “Peer Gynt” o “El rapto del serrallo,” de Mozart, que fue calificada como una “cerdada” cuando se estrenó en la capital alemana en 2004.
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