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"El rock chileno está en súper buen pie en México"

01 de Febrero de 2007 | 00:00 |
El trío rockero acaba de lanzar su tercer álbum, Abrázame, revisa su ascendente carrera y descubren qué tienen en común los grupos chilenos que suenan en México, De Saloon incluido: son todos de Concepción. "Es la actitud de ser inmigrante", dicen.


David Ponce


Jean Pierre Duhart (voz y guitarra), Ricardo Barrenechea (batería), Roberto Arancibia (bajo): "México es otro punto de nuestra carrera" (foto: Manuel Herrera, El Mercurio).
En De Saloon tienen un ejemplo matemático de la experiencia que han ganado con el tiempo. Su primer disco, De Saloon (2003), fue producido por dos hombres: Claudio Valenzuela, de Lucybell, y Cristián López, de Javiera & los Imposibles. En el segundo, Morder (2004), sólo trabajaron con López. Y el tercero, Abrázame (2006), lo supieron hacer solos: el cantante y guitarrista Jean Pierre Piero Duhart, el bajista Roberto Otto Arancibia y el baterista Ricardo Barrenechea.

"La mayor gracia que tiene este disco es que todo pasaba por nosotros, cualquier decisión y cualquier error", dice Piero, con el álbum recién lanzado y difundido por la canción "Déjalo". Y el cantante tiene además a mano otro ejemplo de cómo el trío ha avanzado durante los seis años transcurridos desde que llegaron de su natal Concepción a Santiago.

"Hemos sido invitados estables en festivales al aire libre, gratis y todo, y antes tocábamos a las dos de la tarde, abriendo", recuerda. "En el último Día de la Música, con diez mil personas en la Quinta Normal, cerramos como penúltima banda, con toda la gente cantando. Ahí te das cuenta de que el camino recorrido vale la pena. Tocamos ocho canciones y eran los ocho singles que han sonado en radio".

–¿Cuáles?
"Desde ‘Esfumar’, ‘Brígida’, ‘Té’, ‘Asfixiar’, ‘Quiero hacerte feliz’… todo. Y tocamos ‘Déjalo’, que lleva un mes sonando en radio, y toda la gente la coreó. Somos, entre comillas, una banda que ha funcionado".

Después de unos inicios escolares en Concepción a mediados de los ‘90, en 1999 el grupo se instaló en Santiago, cuando todavía era un cuarteto con el guitarrista José Miguel Amigo. Ya como trío infiltraron la radio Rock & Pop con dos canciones, "Esfumar" y "Brígida", pero empezaron a grabar recién tres años más tarde. "La base de lo que ha hecho De Saloon ha sido un trabajo de nosotros mismos", dice el cantante. "Por eso demora. Hemos logrado asentarnos como una banda pop, pero sin ni uno".

–¿Cuándo recuerdan haber notado esos signos de cambio?
"En mi caso es en el segundo disco", dice Otto. "Con el primero recuerdo que había gente a la que le gustaba mucho, en los conciertos, y pensaba que si era así con el tiempo le iba a gustar a más gente. Y luego empezó a ampliarse el público".

Eran días en que el grupo tocaba desde en salas como la SCD de Bellavista hasta en un ciclo organizado por la actriz Blanca Lewin en algún raro bar rockero del barrio Suecia en la capital. "Morder era la etapa donde tocabas y ya no reconocías al público", agrega Piero. "Quizás ése es el momento más profesional, cuando ya el público es totalmente nuevo, y cuando si ya era increíble hacer una Sala SCD en Plaza Vespucio con seiscientas personas en un día, hacíamos dos".


La opinión de González


Caseros: De Saloon en 2003, el año de su primer disco (foto: El Mercurio).
Catorce canciones hizo caber De Saloon en Abrázame. "Algo que nos gustó mucho es que todas las canciones son diferentes", dice Ricardo Barrenechea. "‘Déjame’ es muy pop, pero también está ‘Te mueres’, que es un tema muy intenso. Entre tema y tema es bien marcada la diferencia".

–¿Cuáles canciones son contrastantes?
"Todas", dice Piero. "El sonido no es propiamente el pop que todo el mundo quiere escuchar. Eso es lo interesante. Y en un sentido me gusta que no sea como tiene que ser. Y sin ningún prejuicio. Nos tiramos a la piscina", concluye el baterista. "Nos dimos el gusto de hacer canciones de cinco minutos, cosa que no habíamos hecho antes por mantener el concepto de pop, de canciones radiales", agrega Piero.

–¿No está el riesgo de haber sido autoindulgentes, de arrepentirse por no haber dejado algunas canciones fuera?
"Sí, siempre va a ser un riesgo. Esos son los contras de trabajar solo. Que no haya nadie que te diga ‘No, esa canción quizás no está tan buena’. Pero también tiene un lado bonito, eso. Es lo que ya quedó y es una foto de nosotros".

"Siempre hacemos canciones. Pero son canciones con vida propia. No están pegadas en la misma forma", dice Otto. "Desde un punto de vista distinto. La única manera de hacer algo nuevo es la capacidad de reírte de tus compañeros y con tus compañeros".

–¿Hicieron eso en este disco? ¿Hay más humor?
"Es presentar una canción y colgarse del tiempo que llevas para poder hacerla jugar. No quiere decir que sea como Sexual Democracia, no es ese tipo de humor", precisa el bajista. "Estamos un poco lejos de eso", dice Piero.

–Por ejemplo uno tiene la idea de De Saloon como un grupo de letras dolorosas y una cantada intensa. ¿Eso está cambiado?
"Es que la gracia es que ahora está, pero el single es súper alegre", dice Piero. "Sigue siendo la misma letra, pero la forma de cantarla es distinta. Es un disco súper rockero. Y el hecho de que muchos hayan ocupado el adjetivo ‘raro’ para definirlo lo encuentro extraordinario".

"Jorge González dijo eso", agrega Otto. "Está raro el disco".

–¿Le pasaron el disco a Jorge González?
"Sí, pero con las sesiones abiertas: ‘Elige algo y haz una remezcla del tema que más te guste’. Y en eso está", explica el bajista. "De repente lo vamos a incluir en la edición mexicana".

–¿Cuándo lo vieron, este año?
"Sí, nuestra última gira fue hace menos de un mes (el grupo estuvo en México en octubre). Él nos fue a ver al hotel un día, así: ‘Hola’. Y nosotros p’adentro. Nos habíamos conocido por mail, no más", dice Otto. El contacto había sido por medio de Leo Cáceres, ingeniero de De Saloon y también integrante del equipo técnico de Los Prisioneros. "Y cuando apareció en el hotel no lo podíamos creer".


Un regreso a Concepción


Barrenechea, Duhart y Arancibia, nuevos tiempos.
–La mayoría de los títulos de las nuevas canciones son imperativos: "Abrázame", "Quítame", "Hazme", "Déjame", "Coróname". ¿Es una casualidad?
"Sí, totalmente", dice Piero. "Es la forma de escribir".

–¿Es forma de tratar a las mujeres?
"Y les encanta. Oye, si al final estamos tocando y el público son ochenta por ciento de mujeres ahora. Y eso es muy extraño. Les gustará la música", conjetura el cantante. "Cuando tocamos en Concepción estábamos encerrados en la oficina del guardia", recuerda Ricardo. "Habían ido nuestras familias y quedaron pa’ dentro. No podían creer todo lo que provocamos", agrega el bajista.

–¿No llegan a sufrir por eso, porque quisieran ser considerados artistas o algo así?
"No, es una tontera esa. Cada uno sabe que somos buenos músicos y vivimos de esto", dice Otto. "Para nosotros es extraño que pase, es divertido. Estamos sorprendidos con esto".

"Aparte de que el público, todas esas niñas, también valoran mucho las letras en el grupo. No es como si fuéramos solamente Stereo 3 o Backstreet Boys", dice Ricardo. "Todo partió por eso", coincide Piero. "Será por eso, porque todas las canciones van, entre comillas, dedicadas a una mujer, desde el primer disco a este último. Aún sigo súper pegado. Pero es mi forma de escribir. Yo creo que les llega".

"En México son más los hombres en el público", compara Otto, con la experiencia de las tres visitas hechas a México en 2005 y 2006. "Está partiendo igual que aquí. Esa es mi impresión. Como si estuviéramos en el primer disco allá. Fanáticos que piden (la canción) ‘A dormir’".

–¿"A dormir" no está ni siquiera en el primer disco?
"No está. En la reedición (mexicana) del primer disco tuvimos que poner ‘A dormir’ y ‘Acojonante’, dos canciones que estaban en Internet", dice el cantante. "Y todavía hay más canciones que siguen pidiendo, que no están en nigún disco y tampoco van a estar".

–¿Cómo se llamaba ese tema instrumental con el que empezaban las primeras actuaciones en Santiago?
"Sarita", responde Otto en breve. "Ahí estaba la mano de José Miguel (Amigo, el primer guitarrista). Yo creo que ése ni siquiera lo podemos tocar", se ríe Piero, y De Saloon entra en una espiral de recordar canciones del 99: "Parricida", dice el bajista; "Narcis", agrega Ricardo.


Una vuelta por Corea

"Los comentarios en México son como ‘Ustedes se van a transformar en una banda de culto acá’", menciona el cantante. "Porque tienen todo ese gusto con lo rockero, nada de que ‘te hiciste famoso de una vez’: tienes que pasar por todo el recorrido".

"Viajar a México ha sido una suerte tremenda, y ha sido por nuestro trabajo personal también. Casi nadie ha puesto plata. Nosotros mismos hemos costeado los viajes. Eso también tiene mucho valor", dice Ricardo. Es la misma historia de Los Bunkers, sólo que un año antes. De Saloon debutó en México el 16 de abril de 2005, en el festival Vive Latino, tras sus nominaciones a los premios MTV en 2004 por el disco Morder.

Al mes siguiente volvieron, luego de editar su segundo disco con el sello mexicano Iguana Records. Dieron seis conciertos en diez días, en Hard Rock Café, Toluca, León y el Salón 21, donde abrieron el primer show de Lucybell con el baterista Cote Foncea el 28 de mayo de 2005. Y volvieron por tercera vez en octubre de 2006, a dar cuatro conciertos en escenarios de la capital: Le Tigre, Plaza de Toros, Factory y Bulldog.

"El rock chileno está en súper buen pie en México", informa el bajista. "Prendes la radio y pueden estar sonando Los Tres, Lucybell, Los Bunkers, nosotros mismos… También nos dimos cuenta de que en la televisión o en las radios ya nos conocen. Muy enterados. Preguntan sobre Conce", agrega. "Los Bunkers partían al mismo tiempo la gira, después iban Los Tres, que estaban sonando mucho porque habían tocado en el Vive Latino o iban a ir de gira con Cerati. Y más encima estábamos nosotros, que ya habíamos ido la otra vez", explica el cantante. "Y se preguntaban qué pasa en Concepción que tres de las bandas chilenas, salvo Lucybell, que es la banda chilena que está establecida allá y tocar regularmente, sean de la misma región".

–¿Y es una coincidencia? ¿O algo hay detrás de eso?
"Es que también el hecho de dejar tu ciudad, al venirte a Santiago, ya quemas una etapa", considera Otto. "No es lo mismo que tener un grupo mientras vives con tu familia acá".

"Lo otro extraño es que lo que les gusta y que suena en las radios (en México) son tres bandas de Concepción", recalca Piero. "Porque también conocen totalmente a las otras bandas chilenas. Si la primera vez que fuimos nos preguntaron por todas, o sea, desde Saiko a Mamma Soul. Y las tienen. Pero comparto el punto de que, viniendo de Concepción, ya tenemos eso de agarrar la mochila, poner el palito con la bolsa y hacerla, porque ya la hiciste una vez".

"Pero sin duda hay un hilo conductor entre esos tres grupos. Nosotros nos alejamos un poco del vintage (rock de vieja escuela), pero igual está ahí el formato de canción", explica Ricardo. "Sí, está claro que hay una actitud y que tenemos una forma. Otto dijo una vez que (los penquistas) éramos más educados", se ríe Piero. "Es la actitud de ser inmigrante", reconoce Otto. "No es arrogancia ni nada".

–¿Y todavía se sienten con algo de inmigrantes como grupo?
"Claro. Es otro punto que es natural en nosotros. El hecho de ir a Corea o a México nunca fue algo que nos pusiera nerviosos. Es otro punto de la carrera y hay que ir", dice Piero, y Corea fue de hecho el otro destino del grupo en 2005, invitados al festival Yoko Fest por medio del Instituto Nacional de la Juventud. "Veníamos llegando de México", dice Piero. "Y al otro mes estábamos en Corea", dice Ricardo. "Después de eso podemos ir a cualquier lado a tocar".

www.desaloon.cl

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