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Roger Waters deslumbra a sus fanáticos

Ante el delirio de sus seguidores, Waters se colcó la guitarra e interpretó las famosas canciones de Pink Floyd.

14 de Marzo de 2007 | 21:23 | Iñigo Díaz, El Mercurio Online
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Más que un concierto, un rito.

Agencia.

La noche de Roger Waters

SANTIAGO.- Como buen británico comenzó puntual su concierto, a las 21 horas ante el fervor de unas 45 mil personas. Se trata del primer megaconcierto real del año en el Estadio Nacional con un músico de nivel mundial.

Con un escenario con pantallas gigantescas y su carismática personalidad, Waters deslumbra a sus fanáticos. Su primera canción "In the flesh" estuvo acompañada de explosiones y con toda la potencia del sonido cuadrafónico.

Ante el delirio de sus seguidores, Waters se colgó la guitarra e interpretó la canción "Mother", respetando al pie de la letra las grabaciones originales.

El cantante hizo un raconto de los años 60, en los comienzos de Pink Floyd y recordó los tiempos de la psicodelia que compartía con su desaparecido amigo, el músico Syd Barrett, en especial la canción "Set the controls for the heart of the sun", del año 1968.

Un momento cúlmine fue hacia el final de la primera parte cuando emergió el cerdo volante con los textos escritos en su piel rosada por los poetas chilenos, mientras Waters cantaba "Sheeps". El porcino fue soltado y se fue al espacio, ante el éxtasis colectivo de las 45 mil personas.

Real jerarquía

Por segunda vez en Chile, a cinco años de haber demostrado en vivo algunos pasajes cuadrafónicos de The Wall en el mismo estadio que lo cobijó esta noche, Roger Waters demostró tener la jerarquía de un verdadero dios ante los 45 mil fanáticos de Pink Floyd, que observaron cómo el compositor, cerebro y concepto del grupo británico revisitó de comienzo a fin la obra más importante del rock conceptual: "The dark side of the moon".

Waters, el único floydiano fuera de Pink Floyd, hizo un show pleno para los nostálgicos de la banda, confirmando que su categoría es mucho más que la de un ex integrante. El concierto de enormes dimensiones, con pantallas de alta definición y un sistema de sonido surround 5.1, alcanzó momentos de gran emotividad. Por ejemplo, cuando se desplegó la pirámide o el cerdo volante tomó altura para mostrar los versos escritos allí por los poetas chilenos Nicanor Parra, Diego Maquieira o Elicura Chihuailaf. Uno de los lemas decía "Socialismo al servicio de Sociedades Anónimas".

Si bien "The Wall" resulta más popular entre el público, es "The dark side of the moon" la obra cúlmine de la banda inglesa y el momento en que Waters comenzó a explorar en su pensamiento en términos existencialistas. A 34 años de su gestación, interpretó la música tal cual fue ordenada originalmente, iniciando un set dedicado al "lado oscuro" con los inicios de "Speak to Me" y "Breathe" y un gran final con "Eclipse".

Entre ambos extremos, el bajista puso canciones de altura como "Time", "Money" y "Us and Them", mientras revisitó al pie de la letra y al pie de la música las experimentales "On the run" y las sesiones vocales de "The Great Gig in the Sky".

El público respondió con gran emotividad a esta nueva aparición de Roger Waters en Chile, un verdadero rito y que superó a su histórica presentación del verano de 2002.

Pero uno de los momentos más recordados fue la participación de los quince niños del Colegio Víctor Domingo Silva de San Joaquín, en el tema "Another brick in the wall", junto a la banda, al propio Waters y, por cierto, junto a todo el Estadio Nacional.

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