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Huracán de percusiones trae obra de Béla Bartók

En el revolucionario concierto intervienen más de veinte instrumentos de percusión interpretados por dos solistas que deben multiplicar sus esfuerzos.

11 de Mayo de 2007 | 09:35 | Víctor M. Mandujano, El Mercurio Online
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Complicada partitura. Los solistas deben moverse en verdadero bosque de instrumentos de percusión.

Cristián Carvallo, El Mercurio
SANTIAGO.- Un programa que revivirá, después de 40 años, una obra pionera con instrumentos de percusión como solistas, interpretará la Orquesta Sinfónica, hoy y mañana, a las 19:30 horas, en el teatro de la U. de Chile (Providencia 043). Se trata del “Concierto para dos pianos, percusión y orquesta”, de Béla Bartók, dirigido por el sueco Mika Eichenholz, con los solistas Alexandros Jusakos y Pablo Morales (pianos) y Juan Coderch y Gerardo Salazar (percusiones).

Esta obra, escrita primero como sonata en 1937 y ampliada a concierto en 1940, se complementará con “In Memorian Béla Bartók”, del chileno Cirilo Vila, y “Sinfonía N° 8, Op. 88, de Antonin Dvorak.

Orígenes

La voz y la percusión en el propio cuerpo son los instrumentos más antiguos del hombre. En la música popular, la percusión estuvo presente desde los albores de la civilización; pero, durante centurias, en la música de tradición escrita sólo se incorporaron panderos, pequeños platillos y tamboriles.

En el Barroco, Lully (en la ópera “Teseo”), Bach y Haendel, otorgaron a los timbales una mayor importancia y el gusto por esta sonoridad tuvo importantes desarrollos en el clasicismo con obras como “El redoble del timbal” y “Sinfonía de las sorpresas”, de Haydn, y en el temprano Divertimento KV. 187, para dos flautas piccolo, cinco trompetas y cuatro timbales, de Mozart, lo cual constituía una aventura, porque cada timbal sólo podía dar un tono. Con la invención del pedal, en 1830, cada instrumento puede emitir hasta seis notas, variables mientras se interpreta.

“Beethoven emplea certeramente los timbales en su Sinfonía N° 6, ‘Pastoral’, para imitar los truenos, mientras que los compositores rusos, especialmente Tchaikovsky, dieron a estos instrumentos una especial importancia. Sin embargo, la primera obra escrita sólo para percusión es ‘Rítmicas’ 5 y 6, del cubano Amadeo Roldán (1929). Luego ‘Ionización’, de Edgard Varse (1931) siendo la de Bartók la más completa”, dice Salazar.

Y Coderch agrega: “Esta es una partitura complicada. El percusionista N° 1 emplea un set de tres timbales (con muchos cambios de afinación); dos tambores, con y sin bordona; platillo suspendido y a dos, y tam tam. El percusionista N° 2 ocupa xilofón, dos tambores, bombo, platillos suspendidos y a dos, y triángulo. La parte mecánica es también muy compleja, porque tenemos que movernos a tiempo en un verdadero bosque de instrumentos”.
Desde $ 3.000. Estudiantes, $ 1.000.
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