"Si uno no habla de lo que pasa, nunca se arregla", dice Willy Rodríguez, vocalista y bajista de esta banda reggae puertorriqueña. Una que hace eco del tradicional mensaje de amor y paz de los seguidores del estilo, pero que también va de frente para hablar de la presencia estadounidense de su país y de los problemas del continente, donde ya han impreso su nombre como uno de los más importantes del género. Le guste o no le guste a MTV.
Sebastián Cerda
 La banda se ha ubicado como la más importante del reggae en español, mezclándolo con salsa, jazz, bomba, ska y hasta música brasileña. "No tenemos límites", dice Willy Rodríguez, abajo a la derecha.(foto: Ojo Parlante). |
La imagen típica del cultor de reggae habla de un tipo de discurso fuerte y actitud pacifista. Alguien que promueve la paz y el amor, pero también las distintas formas de revolución.
Una impresión así queda al hablar con Willy Rodríguez, la cara visible de Cultura Profética, puertorriqueños que se han ubicado como uno de los principales exponentes del reggae latinoamericano. Claro que no de cualquier reggae, sino de un híbrido propio que Rodríguez, bajista y vocalista de la banda, califica como "loquera", por la mezcla con una diversidad de ritmos afro-caribeños.
Esa "loquera" llegará por primera vez a Chile el 14 de agosto, cuando Cultura Profética se presente en vivo en el Teatro Caupolicán. Allí se instalarán con un último disco en vivo,
Tributo a Bob Marley, y un álbum anterior,
M.O.T.A. (2005), pero aseguran que la presentación se basará en toda la trayectoria de la banda. "No queremos hacer una carrera de Bob Marley. Hicimos ese disco porque fue un bonito detalle, pero no queremos quedarnos en eso. Hacemos unos dos temas y tocamos un poquito de toda la trayectoria, más en los países en que no hemos estado", explica.
-Lo único de Puerto Rico que hemos escuchado acá son estrellas pop, como Chayanne o Ricky Martin, y a los distintos exponentes del reggaetón. ¿De cuántas cosas nos hemos perdido todos estos años?
-¡Pues de muchísimas cosas! Es común que se difunda la música popular mucho más rápido, ellos tienen el apoyo de todos los medios. Nuestra música también es popular, pero apelando a una masa que busca un espacio para pensar e identificar ciertos sentimientos. No es una música fácil de digerir y lo entendemos así. Sabemos que no somos un dulce para gustarle a todo el mundo.
-Cuando ustedes definen su estilo hablan de una base musical en el reggae, pero con una apertura hacia la salsa, el jazz y una lista muy amplia de corrientes. ¿Tiene límites esa apertura?
-La música para nosotros no tiene límites. Nos une el reggae, que es la música que amamos y que nos atrapó para expresarnos, que te hace brincar y al mismo tiempo te tranquiliza. Pero antes del reggae cada uno tenía su historia, y es bueno que cada cual tenga la posibilidad de expresarse. Y de ahí sale esa loquera que es nuestra música. Para mí no tiene nombre, es una música casi sin género.
-Generalmente los artistas ligados al reggae se hacen de un discurso particular. ¿Cuáles son los elementos que definen el de Cultura Profética?
-No ha sido tan escogido, más bien es la realidad que se vive en Puerto Rico, que es la presencia de Estados unidos. Mucha gente en el mundo lo ve como bueno, pero nosotros, que lo vivimos en carne, sabemos que no es como la gente lo suele ver desde afuera. Nosotros hacemos ver que hay personas que no se sienten contentas ni afines con esa relación que tenemos impuesta hace muchos años. Nuestro gobierno nunca ha sido autónomo. Eso es lo más que se puede palpar en nuestra música, porque es la realidad más cruda que tenemos. Nosotros nos sentimos latinoamericanos. Y también hablamos de cosas sencillas, como el amor o una salida al río. Todo lo que rodea a nuestra música tiene que ver con nuestro entorno como puertorriqueños.
-¿Cómo definirían la situación del reggae en América Latina? Da la impresión de que ha salido un poco de la escena más visible.
-Yo creo que el reggae siempre ha estado en un momento muy bonito. Se dan bandas buenísimas, con una búsqueda linda. Pero obviamente a la escena le hacen falta recursos, no ha entrado en los medios masivos, algo que, por el tipo de música, se hace más difícil. Pero la música de raíces, como hablaba con el señor Errol Brown —ingeniero de sonido de la banda y, antes, de Bob Marley—, siempre va a vivir, porque te toca mucho más adentro que la música de moda, que la gente olvida pronto. Una canción que de verdad te toca te la llevas el resto de tu vida, y eso es mucho más importante que estar en el tope de la cadena de la música, ganando mucho dinero. Padecer es parte de la vida. Es bueno no tener tanto para poder seguir trabajando de corazón.
-¿No les interesa, entonces, figurar en MTV o en un espacio similar?
-Si aceptaran nuestro trabajo como es, pues sí, no tendríamos problemas, no creo que sea malo. Pero parece que no somos parte de ese tipo de programación. No todo el mundo está dispuesto a escuchar ciertas cosas que puedan inquietarlos, prefieren escuchar cosas que les hacen sentir bien y olvidar problemas. Y sí, hace falta esa música, de vez en cuando me siento de esa manera y la escucho, pero también siento la necesidad de recalcar los problemas, porque si uno no habla de lo que pasa nunca se arregla. Si lo hablas, se puede arreglar.
-¿Qué crees que distingue al reggae latinoamericano del anglosajón?
-Una historia muy diferente, mucho más aguerrida. No vamos a comparar el sufrimiento del mundo, pero ustedes lo saben mejor que nosotros, en carne propia. Ustedes conocen historias de desaparecidos, de campos de concentración. Latinoamérica sabe lo que es la opresión. Esa historia está ahí y en la música se siente: una búsqueda de tranquilidad y de paz, después de tantos años de malas vibras. Ese llamado está en el reggae latinoamericano.
-¿Y qué más saben de Chile?
-Bueno, es un país de poetas. Yo soy súper fanático de Vicente Huidobro. Conozco a Inti-Illimani, Violeta Parra. Soy muy fanático de la trova y Chile es trova. Me recuerda muchísimas cosas así, a Allende. Y obviamente Víctor Jara.
-¿Y a Gondwana los conoces? Ellos ya llevan unos años yendo regularmente a Centroamérica.
-Claro que sí, hemos estado juntos en varios lugares, también con Quique Neira. Somos amigos y las bandas son buenísimas. La música de Chile es gruesa para nosotros, realmente se siente.