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Kaya N'Gan daya

17 de Agosto de 2007 | 01:14 |
Todo aquel que no haya podido asistir al concierto que Gilberto Gil dio - o al menos iba a dar- el viernes pasado, podrá por lo menos conformarse con escuchar cómoda y privadamente en su casa su último disco, el homenaje que hizo a Bob Marley: "Kaya N'Gan Daya". De paso, también podrá sorprenderse de cómo la rueda de la vida da giros inesperados y ver cómo este mismo músico se ha convertido en un ministro de Estado.

Después de grabar un trabajo de homenaje a su viejo ídolo, Luiz Gonzaga "el rey del Baiao", Gilberto Gil grabó este disco donde conmemora su admiración por Bob Marley. No es la primera vez que Gil interpreta el repertorio de la estrella jamaiquina - hace años hizo un "cover" de "No woman no cry", que fue un éxito- y tampoco la única vez que sus nombres se han puesto en un paralelo. Las carreras de Gil y Marley siguieron rumbos equidistantes por años. Los dos son casi contemporáneos y fue gracias a la masiva popularidad de Marley que Gilberto Gil encontró su camino despejado en su ascenso hacia la fama
mundial.

Para grabar este disco Gilberto Gil se trasladó con su banda a Jamaica y registró parte de él en los estudios Tuff Gong, donde grabara el propio Marley. Además reclutó al grupo vocal "I- three" donde interviene Rita Marley, la viuda del jamaiquino. El resto del disco fue grabado en Brasil con diversos músicos de apoyo.

"Kaya N'Gan Daya" no sólo trae material popularizado por Marley sino también composiciones de Gil y otros, sin embargo, el repertorio es Bob Marley puro. A los sesenta años, Gilberto Gil demuestra una vitalidad sorprendente para ejecutar estas canciones rebeldes, con fidelidad al espíritu de su intérprete original, haciendo, al mismo tiempo, un sutil aporte personal.

Es el mismo Gilberto Gil, quien en los zapatos de Marley compara al "rastaman" con el "cangaceiro" del nordeste de Brasil, dos figuras emblemáticas de la vida fuera de la ley y de oposición al sistema establecido. Vaya uno a saber cómo lo irá a hacer Gilberto Gil con toda esta actitud contestataria ahora que está jugando en las ligas mayores como ministro de Cultura.

Desde aquí, por lo menos, modestamente, vayan para él los mejores deseos.

M.S.Q.
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