EMOLTV

Mozart: "Don Giovanni"

17 de Agosto de 2007 | 01:14 |
Hay pocas óperas más cautivantes que "Don Giovanni". Sin embargo, las posibilidades de ver un montaje a la altura parecen cada día más escasas. Los requerimientos de ocho excelentes solistas y un gran director hacen que los teatros tiemblen. Por suerte hay muy buenas grabaciones y en todos los estilos de interpretación: desde la mirada romántica que imperó en la primera mitad del siglo XX hasta el camino a Mozart como continuación del barroco.

"Don Giovanni" (1787), con texto de Lorenzo Da Ponte, está basado en la obra de Tirso de Molina, aunque el libretista altera bastante la acción. Su vocación es tan dramática como musical, lo que rubrica el genio del compositor, capaz de transformar las melodías y el ritmo en elementos sin los cuales la teatralidad resulta no vacía, sino incompleta. Además, qué solvencia en la creación de caracteres, todos definidos por la palabra y por la música.

Sir Georg Solti grabó esta versión en 1978 y fue pensada para lucir a un elenco de estrellas de esos años. Pero el firmamento está presidido por el maestro de origen húngaro, quien desde el inicio deja bien claro que vamos a escuchar una tragedia; esto, aunque en el trancurso de las tres horas de música encontremos encanto y cierto consuelo cómico. La vitalidad con que conduce a la Filarmónica de Londres en la introducción se proyecta sin tregua por toda la ópera. En especial en los diálogos de Leporello con Donna Elvira, en la urgencia histérica de Donna Anna, y en el clima cálido con que envuelve el trío Elvira-Giovanni-Leporello.

Sin duda, uno puede encontrar mejores cantantes para cada personaje, pero todos aquí están en papel. Margaret Price (Anna) canta con facilidad y línea envidiables, y su voz cremosa es capaz de develar el doble juego de esta mujer que desea y odia a Don Giovanni; Sylvia Sass (Elvira) muestra, con opulencia sonora, a una mujer devastada que no puede asumir la traición, y Lucia Popp es puro juego y sutilezas con su Zerlina. Y ellos: Bernd Weikl exhibe una voz un tanto opaca, pero su forma de canto va bien con el juego del seductor, en especial en "La ci darem la mano" y en el desastre final, donde Solti lo manda de verdad al infierno; Gabriel Bacquier es Leporello, al que presenta con gracia infinita, astucia y un poco de maldad; Stuart Burrows subraya lo pusilánime de Ottavio y canta sus arias "Dalla sua pace" e "Il mio tesoro" en un tono exangüe de antología; Kurt Moll es un lujo como el Comendador, y Alfred Sramek es el amante niño y enfadado que se quiere para Masetto.

Juan Antonio Muñoz H.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?