Bajo la piel
Para quienes las únicas referencias acerca de los cantantes de jazz chilenos están condicionadas por lo que hagan o no hagan Claudia Acuña y Rossana Saavedra, el álbum titulado
Bajo la piel es una muy descriptiva muestra de una hornada de nuevas voces, cada vez menos desconocidas. Semana a semana ofrecen sus shows sobre el escenario de El Mesón Nerudiano y comparten la peculiaridad de haber salido al ruedo desde los talleres y el adiestramiento del pianista Moncho Romero. Entre estas alumnas (Myriam Olivares, Alexandra Inzunza y Andrea Pérez) aparece el único cantante masculino de jazz de la actualidad en la escena nacional: Rodrigo González.
Bajo la piel es su segundo disco como figura principal, luego de que en 1999 debutara en el jazz con un muy personal
Darse el gusto. No se trata precisamente de una reedición, sino más bien de un nuevo tiraje de copias que le da un segundo aire a este trabajo.
El grueso de las piezas que conforman el disco parece demostrar que no siempre resulta imperativa la tendencia a producir un mestizaje entre el jazz puro y la música criolla para establecer lo que se ha llegado a definir como “jazz chileno”. El jazz es jazz, y para algunos no necesita de intervenciones bajo presión. Por eso los pasajes mejor resueltos de
Bajo la piel se pueden encontrar en las versiones de los standards jazzísticos interpretados de una forma muy cercana a cómo fueron diseñados. “I’ve got you under my skin” (de Cole Porter) abre los fuegos con elegancia, confirma el título del álbum, y presenta a Federico Dannemann en una limpia performance de guitarra en los compases destinados a su solo. “Dahood” (de Clifford Brown) pone en acción al joven trompetista Sebastián Jordán (justamente en plan “Brownie”) y distiende la voz de González, que nos recuerda algo lateralmente al cantante Bob Dorough. Los barridos de piano y el avanzado inglés del cantante en “My one and only love” (Mellin-Wood) nos sacan definitivamente de Ñuñoa para ubicarnos entre el glamour del bar de algún hotel en la Quinta Avenida.
González escogió a su maestro Moncho Romero para dirigir las sesiones desde el piano. Los dos tercios del trío base lo cierran el contrabajista Daniel Navarrete (quien fuera integrante de la primera formación de Los Titulares y acaba de editar un disco solista) y el baterista Nelson Oliva (uno de los jóvenes directores del Club de Jazz y miembro del trío del guitarrista bop Jorge Díaz). Con este conjunto de soporte la música se mueve con soltura y presenta –con más o menos profundidad- tres aristas que configuran a un cantante moderno de jazz: la interpretación jazzística de standards, la “jazzificación” de canciones fuera del repertorio (el bolero “Voy a apagar la luz”, el tango “Los mareados” o la balada pop “You’ve got a friend”), y sobre todo el desarrollo del “scat”, es decir, la utilización de la voz como un instrumento solista. En esta oportunidad la improvisación vocal asoma tímidamente en “You and the night and the music”. Pero eso ya es un primer paso dado con firmeza, y proyectable al tercer disco de González. De no mediar un imprevisto, éste sería grabado frente a un público, en 2004, con conjunto reducido o big band.
Íñigo Díaz
Rodrigo González, “Bajo la piel” (2002, Independiente)
1. I’ve got you under my skin, 2. So many stars, 3. You and the night and the music, 4. You’ve got a friend, 5. Dahood, 6. A song for you, 7. Voy a apagar la luz, 8. Flor de lis, 9. My one and only love, 10. Los mareados
Duración: 45. 31
Personal: Rodrigo González (voz), Moncho Romero (piano y dirección musical), Daniel Navarrete (contrabajo), Nelson Oliva (batería).
Músicos invitados: Federico Dannemann (guitarra), Sebastián Jordán (trompeta).
Producción: Rodrigo González y Moncho Romero. |