Cuando Lila Downs canta acerca del mole, el cacahuate y el pan se hace agua la boca. Cuando canta una cumbia, un corrido, una ranchera o un huapango no sólo canta, sino que envuelve en una invitación a ese baile. Así pasa todo el tiempo en
La cantina, el quinto disco de esta cantante hija de madre mixteca y padre estadounidense. Lila Downs parece no haber nacido en ninguna parte, y por eso es tan natural que haya puesto aquí tanto canciones propias como de la tradición mexicana.
Lo primero es la voz. En "La cumbia del mole" la estrofa inicial es una caricia aterciopelada, la segunda es más malintencionada y la tercera es casi folclórica, y así en todas estas canciones se escucha una voz en constante transformación: es profunda y es filosa, es maliciosa y es sentida, es joven y es añosa, es tersa y es vibrante. Es impresionante cómo cambia de registro incluso al interior de una misma melodía, como en "Penas del alma".
Otras de ellas, como "Tu recuerdo y yo", permite además escuchar qué es para Lila Downs la mezcla. Ella empieza cantando a casi a capella, y cuando ya parece una versión bendita y milagrosa de una joven Chavela Vargas, se oye un ritmo digital y una guitarra eléctrica, la canción termina en hip-hop y lo bueno es que suena bien, y ni por un segundo se oye "mestizo", "fusionado" ni "crossover", sino todo lo contrario: se oye natural, como si siempre hubiera sido así.
La cantina está grabado entre Nueva York y México, con distintos músicos en cada lugar, y hasta cuando Lila Downs canta una cumbia en inglés se oye con propiedad, ciudadana de ese idioma también.
Entre las canciones tradicionales mexicanas, "Tu recuerdo" es de José Alfredo Jiménez, "La cama de piedra" es una conmovedora muestra del folclor y "Entre copa y copa" es una ranchera del año ‘50 sobre la borrachera. Porque la elección de las canciones también es precisa para un disco de cantina, sin que tampoco se oiga forzado. "Entre copa y copa se acaba mi vida / llorando borracha tu pérfido amor", es como empieza "El relámpago", triste. "Borrachita de tequila llevo siempre el alma mía / para ver si se me cura de esta cruel melancolía", dice "La tequilera", alegre.
La cantina es pura perfección. Cuando Lila Downs canta sobre vino y tequila dan ganas de emborracharse de la música y la voz de esta cantante.
David Ponce
Lila Downs "La cantina ‘Entre copa y copa…’ " (2006, Narada/Virgin/Warner).
1. La cumbia del mole. 2. El corrido de Tacha, "la Teibolera". 3. Agua de rosas. 4. Tu recuerdo y yo. 5. La cama de piedra. 6. El relámpago. 7. Penas del alma. 8. La tequilera. 9. Pa’ todo el año. 10. El centenario. 11. La noche de mi mal. 12. Árboles de la barranca. 13. La cumbia del mole (versión en inglés). 14. Yo ya me voy. 15. Amarga Navidad.
Músicos: Lila Downs (voz y guitarra). En Nueva York: Guilherme Monteiro (guitarra), Rob Curto (acordeón), Edmar Castañeda (arpa), Paul Cohen (clarinete y programación), Booker King (bajo), Yayo Serka (batería). En Ciudad de México: Ernesto Anaya (guitarra, vihuela, violín, guitarrón, coros), Celso Duarte (arpa, violín y coros), Felipe Sousa (guitarra), Rodrigo Duarte (cello), Moisés García (trompeta), Aneiro Taño (programación, coros), Patricia Piñón (percusión).
Invitados: Flaco Jiménez (acordeón), Michael Ramos (acordeón, teclados, programación), Max Baca (bajo, batería).
Duración: 51’59’’.
www.liladowns.com |