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Impeach my bush

17 de Agosto de 2007 | 01:14 |
Es probable que el impulso impúdico y eléctrico que viene trabajando la canadiense Peaches (Merrill Nisker es su nombre real) desde hace casi diez años se haya estructurado ya en un subgénero propiamente tal. Al principio se calificó su música de punk-disco, pero a lo que suena este Impeach my bush (el tercer álbum de su discografía) es a un “porno-rock” hecho y derecho: canciones sobre sexo (y sus perversiones, si es necesario) sostenidas en arreglos que toman la energía y austeridad del punk, pero también ciertos códigos trabajados por la exploración electrónica de los últimos años por gente como Goldfrapp y The Neptunes.

El estupendo The teaches of Peaches (2000) —el disco que hace tres años la trajo incluso ¡a Santiago! para un show de provocación inolvidable— contenía ya las virtudes de una cantautora con ansias incamuflables de identidad y suficiente sentido de la sátira hacia la tradición machista del rocanrol tipo Led Zeppelin. Los códigos que entonces tenían en boga al “electro” se colaban en ese álbum que tuvo en “Fuck the pain away” su único éxito, una suerte de himno hiperrealista para quienes no creen que a la actual vida urbana puede soportársela únicamente con yoga y buenas intenciones. El mundo es duro y Peaches no está para seguirlo falseando. El lema progresista del “piensa global, actúa local” encuentra en su música una derivación inteligente, si bien poco delicada: “Libera tus genitales, y el resto vendrá por añadidura”.

No exageramos. Las canciones de este álbum son muestras de su convicción en la sexualidad como terreno político. Hay bastante feminismo al hueso (en “Two guys”, la cantante sueña con un mundo en que haya “dos tipos por cada chica” y en “Rock the shocker” le pide a un hombre que deje de guíarse sólo por su pelvis —“stop relying on your dick”, para ser precisos—), y también descripciones eróticas subidas de tono y que cada lector es libre de googlear y traducir por si “Slippery dick” o “Stick it to the pimp” no son títulos suficientemente elocuentes. Pero aunque Impeach my Bush es un disco menos contingente de lo que sugiere su título, se explaya en el tipo de versos que uno le pondría a todo volumen a una improbable prisión clandestina llena de políticos republicanos, como éste de “Fuck or kill”: “Prefiero joder a quien yo quiera que matar a quien me digan”. El coraje inteligente siempre ha dominado el arte de la síntesis.

Es un disco más “rockero” (de más riffs de guitarra, digamos) que los que se le conocían. Hay también una cierta intención por acercarlo a los terrenos radiales, con apariciones de Joan Jett y el líder de los fantásticos Queens of the Stone Age. Uno de los co-productores del álbum trabajó en el último disco de Gwen Stefani, que de provocadora tiene sólo las ganas (nadie con esa cantidad de tintura rubia en el pelo puede ser rebelde) pero cuyas más recientes canciones son prueba de cómo convertir las mejores lecciones del hip-hop de vanguardia en música para las masas. No es que haya aquí un potencial hit pop, pero tampoco canciones que puedan espantar a alguien. A alguien que no traduzca inmediatamente del inglés, se entiende, y que siga confiando en la virtud intrínseca del rock como género energético.

Cristina Hynde

Peaches "Impeach my bush" (2006, XL).

1. Fuck or kill, 2. Tent in your pants, 3. Hit it hard, 4. Boys wanna be her, 5. Downtown, 6. Two guys (for every girl), 7. Rock the shocker, 8. You love it, 9. Slippery dick, 10. Get it, 11. Give ‘er, 12. Do ya, 13. Stick it.

Músicos: Merrill Nisker, Joan Jett, Josh Homme (Queens of the Stone Age), Samantha Maloney (Hole), Beth Ditto.

Producción: Mickey Petralia, Greg Kurstin.

www.peachesrocks.com
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