De algún modo, Pulp siempre fue la banda de un solista. Sus veintiún años de trabajo legaron una sola cara reconocible, precisamente aquella que ahora se ha animado a la primera carrera solista tras el quiebre del grupo. Así es mucho mejor. De Pulp sólo queremos seguir teniendo noticias de Jarvis Cocker, un cantautor carismático, que avivó el período brit-pop con versos agudos sobre rutinas mínimas, y le expuso al mundo la vieja lucha de clases británica con una sequedad que probablemente no se escuchaba desde los Kinks. Ícono de esa curiosa tribu urbana que son los "abajistas", Cocker probablemente sea un hombre harto más inteligente y complejo que muchos de sus fans, pero supo aprovechar su momento para abrazar con convicción el rol de estrella pop que añoró en silencio durante años de fracaso.
Su vida hoy es la de un hombre adulto, acomodado por los mimos que puede brindarle París a un padre de familia con esposa modelo (de pasarela, se entiende), la admiración de sus conciudadanos y suficiente autonomía económica para trabajar sin apuro. Pese a ello,
Jarvis transmite gran parte de las mismas melancolía e incomodidad que caracterizaron a Pulp (sobre todo, en torno a álbumes como
This is hardcore), y no podría calificarse, en lo absoluto, como un disco "alegre". Parece sí ésta la música de un hombre maduro, capaz de observar a la distancia la predecible rotación de las modas y reconocerse sin ansiedades en una voz propia como la de aquellas estrellas de auténtico estilo. Comienza al fin Jarvis Cocker a afirmarse dentro de la tradición que más admira, aquella del
crooner doliente y maldito, que ha hecho de su sofisticación marca indeleble de profundidad atemporal. Sabemos del fanatismo del inglés por los nombres mayores en ese camino: Leonard Cohen, Scott Walker, Serge Gainsbourg.
Pero como Cocker proviene de una tradición rockera (y no la de un gigoló de salones de baile, por mucho que eso le hubiese gustado), los temas que mejor suenan en este álbum debut son los de inclinación eléctrica, guiados por los riffs de su guitarra o la de colaboradores como Richard Hawley (el tan recomendable cantautor que viene dándose a conocer como una suerte de nuevo Roy Orbison). Eso incluye "Don't let him waste your time" y "Heavy weather". En plan de baladas, "I will kill again" ("
no me creas si te digo que soy tu amigo / si tengo la mitad de una chance, volvería a matar"), "Tonite" y "Big Julie" son melodías estupendas, adornadas por delicados arreglos de piano y cuerdas (hay incluso marimbas en la pegajosa "Baby's coming back to me", en una versión diferente a la que ya había incluido en el más reciente disco de Nancy Sinatra), y entre los que la voz del británico se cuela como la de aquel observador sin tino que puede permitirse frases como "
todavía los cabrones dominan el mundo" sin que se arrugue su chaqueta de tweed.
Cristina Hynde
Jarvis Cocker "Jarvis" (2006, Rough Trade)
1. Loss adjuster (excerpt pt. 1), 2. Don't let him waste your time, 3. Black magic, 4. Heavy weather, 5. I will kill again, 6. Baby's coming back to me, 7. Fat children, 8. From a to I, 9. Disney time, 10. Tonite, 11. Big Julie, 12. Loss adjuster (excerpt pt. 2), 13. Quantum theory (secret track: Running the world).
Producción: Graham Sutton, Jarvis Cocker.
www.myspace.com/jarvspace |
