El primer disco de esta sorprendente y múlticolor artista portuguesa fue editado en 1983 cuando ella tenía 27 años. Debieron transcurrir otros veinticuatro y quince portadas de álbumes para que uno de sus discos llevara nada más que ese apellido encima como un sello simple y preciso:
João. El nombre Maria y el apellido João son breves, simples y universales y aquí la cantante que suele hacer de sus obras verdaderas pinturas sónicas en Lisboa, apunta hacia Río de Janeiro y hacia un retorno a la costumbre más primigenia de la música: la madera, la caja de resonancia, la nobleza del sonido. Como una fotografía en blanco y negro. Así de simple.
Para eso Maria João cruza el Atlántico y resuelve el desafío del abordaje de la música brasileña. Lo expone al modo más simple cuando su voz se suspende ligera únicamente sobre un
pandeiro protagónico de ritmo vertiginoso y un
violão bossanovero y marino. Lo hace para probar su acento portugués-portugués en la bellísima canción carioca “Canto de Ossanha”, creada por la
parceiria (complicidad creativa) entre el poeta Vinicius y el guitarrista Baden Powell. Lo mismo ocurre con “No tabuleiro da baiana”, (de Ary Barroso) y con la magistral intervención de voces en el tradicional “Tico-Tico no fubá” (de Zequinha de Abreu). Ésas, en todo caso, son fotografías en colores. No como el “Retrato em branco e preto”, original de la
parceiria entre Tom Jobim y Chico Buarque que marca la simpleza de otra manera: “Voy a coleccionar más de un soneto / otro retrato en blanco y negro para maltrar mi corazón”, dice ahí, sufriendo, Maria.
Más de alguna vez ella ha sido considerada una especie de Björk portuguesa y de más edad. Por la manera de plantear las canciones, por el misterio que la envuelve y por la poesía tan definida. También por la apariencia. Sus conciertos son espectáculos visuales y verla nada más que con un vestido de colores neutros es casi imposible (sólo en el disco de 1996
Fábula, editado por el sello de jazz Verve). En
João mantiene sus hábitos estrafalarios: muchos pajarillos en el pelo, muchos colores en su vestido. Unos brazaletes, unos pendientes y unos colgajos. Es una figura del pop inteligente y adelantado, nombre y apellido simples, para una música tratada también a la manera björkiana: con arpa, con contrabajo, como piano Rhodes. Así, para tocar una samba como “Escurihna” o una canción como “E.C.T”. Estupenda.
Iñigo Díaz
Maria João, " João" (2007, Universal)
1. Retrato em branco e preto. 2. Partido alto. 3. Rosa. 4. E.C.T. 5. Escurinha. 6. Canto de Ossanha. 7. Valsa brasileira. 8. Dor de Cotovelo. 09. Tico-Tico no fubá. 10. No tabuleiro da baiana. 11. O silêncio das estrelas. 12. A outra. 13. Choro bandido. 14. Meu namorado.
Músicos: Maria João (voz), Mário Delgado (dobro, guitarra eléctrica, guitarra acústica), Cláudio Ribeiro (guitarra española), Eleonor Picas (arpa), Miguel Ferreira (piano Fender Rhodes), Yuri Daniel (contrabajo), Filipe Deniz (percusión), Alexandre Frazão (batería)
Producción: Miguel Ferreira y Nelson Carvalho.
www.mariajoao.org |