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La chica quiere divertirse

Ante un público escuálido formado en su mayoría por adolescentes, la pequeña estrella del pop resolvió las cosas a su manera.

03 de Septiembre de 2007 | 09:46 |
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Lily Allen cerró su show con la canción Alfie, dedicada a su hermano menor, fanático de los alucinógenos naturales y de la autoayuda sexual.

Harold Castillo

Bebió y fumó en escena. Olvidó una letra. Preguntó dimensiones íntimas de los varones chilenos. Habló mal de los políticos, de Bush, y de las revistas con bellezas anoréxicas. Lily Allen, la estrella pop inglesa -que primero conquistó la red y luego fue seducida por la industria- debutó anoche en Chile para cerrar su primera gira mundial.

En asistencia, mal Lily. Apenas dos mil personas en el Arena Santiago, que primero debieron aguantar al trío argentino Airbag, apenas airoso en replicar rock según el manual Bon Jovi de los '80. Tras media hora de retraso, Lily Allen entró con el single "Smile", corte paradigmático de sus influencias: el reggae y derivados como el ska.

Con los músicos precisos para su pop ligero de aroma jamaicano, la cantante de 22 años levantó un concierto convincente. No posee una gran voz, pero sabe manejar lo que tiene, como irradiar sencillez y desparpajo frente a los modelos adolescentes de moda. No sufre como la aldea emo, ni se insinúa como cantante pop meneando las caderas. Lily Allen es como la reencarnación de Cyndi Lauper. Sólo quiere divertirse.