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La multiplicación de las cuecas

El grupo de cueca brava que encabeza el actor Daniel Muñoz también se multiplica entre muchas partes en estas fechas dieciocheras. "Está surgiendo un movimiento enraizado en los viejos cuequeros, pero no es lo mismo. Y no tiene por qué ser lo mismo", dice el cantor y actor.

15 de Septiembre de 2007 | 07:02 |

"Tres por siete veintiuna, guacho cuncuna" dice el remate de una cueca del folclor llamada "Yo piso un corcho y me curo", y no hizo falta más para bautizar a este grupo con nombre, apellido y número extra largo. Daniel Muñoz, Félix Llancafil y 3X7 Veintiuna son uno de los conjuntos de cueca urbana de mayor éxito de la temporada, gracias a su segundo disco, publicado este año, y a la exposición de Daniel Muñoz con su oficio de actor en asuntos tan diversos como la reciente película Casa de remolienda, del director Joaquín Eyzaguirre, o la serie de TV "Huaiquimán y Tolosa".

De hecho más de una vez la dupla central ha cambiado su nombre a Huaiquimán y Llancafil entre el fragor de los cuecazos en los que suele participar el conjunto, integrado por Muñoz (voz, pandero y tañador), Llancafil (voz y acordeón), Pepe Cabello (voz y guitarra), Francisco Javier Ponce (guitarra) y Rodrigo Palma (bajo). "Es innegable que nos ayuda mucho la figura de Daniel", dice Llancafil. "Es entretenido, es interesante para la gente ver a un grupo cuequero donde hay un actor famoso. Pero también hemos florecido como grupo y nos ha ido bien, este año especialmente".

Fue tras la actuación del grupo en el Festival del Huaso de Olmué el verano de este año que aumentó la actividad para los 3X7 Veintiuna, que suelen actuar en lugares como El Rincón Habanero y El Huaso Enrique en Santiago. "De ahí partió la cosa disparada. Y cuando vas por ejemplo los jueves al Huaso Enrique, está lleno de niños universitarios y muchos grupos jóvenes. Entonces hay un fenómeno que está ocurriendo en Santiago", comenta el acordeonista. "Mucho evento cuequero, jóvenes, viejos, todos. Hay un renacer del ambiente de la cueca brava o urbana", agrega Rodrigo Palma.

Es la misma cueca brava que Daniel Muñoz recuerda haber conocido desde niño en su natal San Fernando. "Yo cuando chico el disco que más me llamaba la atención dentro de las fiestas familiares era el de las Cuecas con escándalo, que lo tenían en mi casa", dice, acerca de uno de los clásicos LPs de cueca brava, grabado en 1970 por cantores como Mario Catalán y dos fundadores del precursor conjunto Los Chileneros: Luis Hernán Araneda y Raúl Lizama, el Baucha y el Perico. "Esas cuecas eran increíbles, y me llamaba la atención la diferencia con las otras cuecas que ponían en el colegio, en las fondas mismas. Eran otra cosa: eran cuecas apianás. Cueca urbana, cueca brava".

El primer disco de 3X7 Veintiuna, Cuecas como las canta el roto (2005), está basado en música recopilada por uno de los maestros de esa escuela, el cantor e investigador Fernando González Marabolí, que murió el año pasado. Y el actual, La otra patita (2007), recoge sobre todo el repertorio de Hernán Núñez Oyarce, también fundador de Los Chileneros, influencia personal para Daniel Muñoz y fallecido en 2005. "En el primer disco la presencia de Fernando González fue intencionada, porque entre las cuecas que había él rescatado había muchos textos que no habían sido grabados no musicalizados", explica el acordeonista.

-¿Ahora era el turno de Nano Núñez?
-Sí, y además era un homenaje de nosotros como discípulos suyos -precisa Cabello.
-Uno habitualmente escucha casi siempre las mismas cuecas, entonces quisimos rebuscar aquellas de Hernán Núñez que menos grabadas estaban, o que estaban casi perdidas -agrega Llancafil.

-¿Todos tuvieron un vínculo personal con él?
-Todos tuvimos la ventaja de estar alguna vez con él y compartir -dice Rodrigo Palma.
-De hecho estuvo viviendo casi dos meses en la casa de mi papá, en Quilpué -explica Francisco Javier Ponce, el integrante más joven del grupo, hijo del guitarrista del grupo porteño Los Afuerinos, Luis Sata Ponce, quien fue integrante original de los 3X7-. En los fines de semana bajábamos a Valparaíso, a la bohemia, y fue enriquecedor estar ahí con él. Hablaba todo el día, se acordaba de muchas letras, te dejaba p'adentro.

-¿Y cómo fue esa investigación en sus cuecas menos conocidas?
-Aquí quien más hace este trabajo de recopilación es el Daniel -precisa Llancafil, que por su parte acompañó a Los Chileneros entre 1997 y 2000-. Él hizo un trabajo con don Hernán sobre textos que no estaban grabados, y ahí quedaron registradas muchas de estas nuevas cuecas.

-¿Es posible que hoy reviva una cueca como la de Los Chileneros en su primera época?
-Yo creo que no tiene que aspirar a ser lo mismo -dice Daniel Muñoz-. Se tiene que inspirar en eso.

-¿Inspirar, pero no aspirar?
-Pero no aspirar, sí. Es absoluta inspiración. Ahora está surgiendo un movimiento, teñido y enraizado en los viejos cuequeros, pero no es lo mismo. Y no tiene por qué ser lo mismo, y no va a ser lo mismo.

-¿Cuál es la diferencia? ¿No se trata de aprender ese oficio?
-Sí, pero antiguamente, lo que contaba el Nano, esto se daba en entornos bravos, y al calor del copete los rotos se peleaban y se mataban entre ellos. Eso hoy día no se da y no tiene por qué darse. El carácter violento que dio cuerpo a ese tipo de cueca ya no es tan así. Nosotros nos juntamos a recordar eso, a recuperar el espíritu festivo que tenía, pero es muy difícil que sea igual. Porque se juntaban los viejos a improvisar, y si había mocha, bien, bienvenida sea. Eran entornos violentos que ahora no se dan.

-¿Qué es lo nuevo ahora?
-Ahora son encuentro de amistad, festivos, y de disfrutar nuestro patrimonio, nuestra obra de arte. Y todos son bienvenidos. La gente va, escucha, muchos se quedan, lo que me pasó a mí, empiezan a aprender, cada vez conozco más y veo más gente nueva que llega y se arma el lote, la familia es más grande. Estamos definiendo cada vez más la cultura nuestra.

-La cueca urbana la lleva -concluye Llancafil-. Independiente de cómo se llame, cueca porteña, cueca brava, la cueca de este estilo es la que está renaciendo.

–¿Después de Olmué qué sigue? ¿El Festival de Viña?
-Por supuesto -dice el acordeonista-. Y queremos ir más allá de los límites de nuestras fronteras.

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