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“Cosi fan tutte” para ajustar las piezas

Los alumnos de la Universidad Católica, muchos de ellos futuras voces para la lírica chilena, demostraron sus capacidades en un nuevo montaje de Miryam Singer.

21 de Septiembre de 2007 | 15:35 |
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Las alumnas de la Universidad Católica en acción.

IMUC

Muy interesante, pero por sobre todo, un gran aporte a la cultura capitalina, ha sido la temporada presentada este año por el Instituto de Música de la Universidad Católica. Una apuesta que ha mostrado un amplio rango de manifestaciones musicales, desde las más antiguas a las más contemporáneas, además de una cuidadosa preparación, lo que se traduce en una calidad pareja.

Ahora nos presenta una de las más hermosas óperas de Wolfgang Amadeus Mozart, “Cosí fan tutte”, en una producción juvenil con alumnos que están dando sus primeros pasos en el difícil pero atrayente campo de la ópera.

La versión es fresca y muchos de sus momentos están muy logrados. Recordemos que estos jóvenes cantan sin apuntador, debiendo además actuar generalmente en tono de farsa.

La régie, escenografía y vestuario están a cargo de la inquieta Miryam Singer, que ha logrado posicionar en el ámbito nacional esta ópera joven. Antes hizo, “Bodas de Fígaro” y una versión de extensión de “La Flauta Mágica”, ambas de Mozart.

En un escenario amplio y despejado, los integrantes del coro, que ofician muy bien de tramoyas, ponen y sacan los elementos justos para recrear cada escena, donde los personajes viven esta comedia de equivocaciones.

La iluminación, de Hernán Pantoja, crea las atmósferas correctas, pero en los extremos del escenario deja en penumbras a los cantantes. Los movimientos simples pero directos, hacen entender perfectamente las argucias, dudas, sustos y maquinaciones de los personajes, que se mueven gracias a los hilos invisibles de Don Alfonso.

No parecieron un acierto los desplazamientos que con mucha gracia realizó en cada una de sus intervenciones el coro (dirigido por Víctor Alarcón), a lo que debemos agregar su alto rendimiento musical. En particular recordamos la escena del frustrado matrimonio.

Algunos de los cantantes debieran trabajar más el concepto del “recitativo”, el que a ratos resultó formal. Fiordiligi lo encarnó Andrea Aguilar. A pesar de su hermosa voz debe cuidar la emisión en los agudos, que resultan tensos y a veces estridentes, como también, por momentos, cuidar su afinación.

En cuanto a su personaje, dio el perfil de la dubitativa enamorada, que al final cede a los requerimientos de Guglielmo, quien fue muy bien perfilado y cantado por Patricio Sabaté, dando muestras sobradas de su gran experiencia para su cómico personaje.

El bello timbre de Carolina García dio vida a la coqueta y poco fiel Dorabella, pero puede dar más en lo escénico. Iván Rodríguez, a cargo de Ferrando, tiene gran musicalidad y su voz se presta para este tipo de personaje, pues es convincente en lo actoral, pero lo extenso del rol le cansó, obligándole cuidar en extremo su emisión en ciertos pasajes expuestos.

Estupenda en lo vocal y como actriz fue la Despina de Roxana Herrera. Simpática, expresiva y segura de su papel, nos llevó desde la superficial y bastante cínica criada, desdoblándose luego como el “doctor” y el “notario”.

Si bien da el papel en lo escénico, en lo vocal fue insuficiente Patricio Gutiérrez, quien tuvo a cargo a Don Alfonso. Sólo en momentos se apreció su buen timbre. En el acompañamiento musical de los recitativos, estuvo un atento y musical Juan Edwards, dando muestras de gran musicalidad y estilo.

La Orquesta de Cámara de la Universidad Católica de Valparaíso dirigida por Pablo Alvarado fue el sustento instrumental. El grupo tocó con hermoso sonido y con musicalidad, pero la dirección de Alvarado nos pareció rutinaria y a veces tensa. Pero lo más grave, a nuestro juicio, es la irregularidad en el “pulso”. Generalmente atrasaba los tempi, haciendo perder gran parte de la gracia de las escenas, y a veces desconcertando tanto a los cantantes como a la orquesta, en cuyos pequeños desajustes incidieron sus gestos duros.

Seguramente en las próximas presentaciones estos factores se corregirán, con lo que la presentación ganará en el sentido de la comedia. La gran cantidad de jóvenes, presentes en público, gozaron y aplaudieron largamente al elenco, retirándose felices de la oportunidad de acercarse a la ópera, en forma gratuita y en una muy buena producción.

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