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Francia abre el primer museo para albergar las escrituras del mundo

Un edificio completamente refinado y estéticamente remodelado alberga una colección que conduce por unos 5.300 años de historia de las escrituras.

24 de Septiembre de 2007 | 09:21 | DPA

FIGEAC, Francia.- Anteriormente el museo de los jeroglíficos en la ciudad turística medieval de Figeac, en el sudoeste de Francia, se llamaba solamente Musée Champollion, el nombre del padre de la egiptología.


Pero actualmente se denomina también Museo de las Escrituras del Mundo y aspira a ser único en su tipo en Francia y en Europa. Porque ya no se dedica solamente a la historia de la lengua de los antiguos egipcios, sino al surgimiento de las escrituras en todo el mundo.


Los trabajos de reformas y ampliación concluyeron a finales de julio pasado, aunque el museo recién fue reabierto oficialmente el último fin de semana.


En cuatro pisos, más de 2.000 metros cuadrados de superficie y un edificio completamente refinado y estéticamente remodelado, ahora la colección conduce por unos 5.300 años de historia de las escrituras. A esto alude ya la fachada exterior: en los espacios que dejan libres ventanas y arcadas aparecen letras de todo el mundo, como por ejemplo hebreas, etruscas o japonesas.


Este impresionante aspecto de la cara principal del edificio se logra mediante una fachada doble. Tras la verdadera pared se ha instalado una segunda superficie de vidrio, en la que se integró una película de cobre con 1.000 signos de 42 sistemas de lenguas.


Al igual que antes, el foco del museo continúa estando en el surgimiento y desarrollo de los jeroglíficos, a los que Jean-Franois Champollion dedicó toda su vida. Nacido un 23 de diciembre de 1790 en Figeac, resolvió el enigma de los jeroglíficos -un sistema de escritura inventado por los antiguos egipcios alrededor del 3.500 antes de Cristo- y fue el primero en descifrarlos.


Hasta hace casi 200 años, los jeroglíficos todavía eran considerados secretos símbolos mágicos. A Champollion, quien a los 25 años dominaba diez idiomas, no solamente se le debe agradecer que descifrara los jeroglíficos, sino también la escritura hierática y demótica.


Por ello, el primer piso está dedicado a Champollion: a su numerosa correspondencia, en la que escribe sobre sus infructuosas o exitosas investigaciones, y a los espléndidos objetos que en parte trajo de su estadía de dos meses en 1830 en Egipto, como estatuas y fragmentos de inscripciones de templos en escritura jeroglífica. Una escritura que solamente era dominada por personas de alto rango, como por ejemplo faraones, gobernantes y funcionarios.


El recorrido se despliega en forma lúdica: objetos de arte como columnas, manuscritos y caligrafías introducen a las escrituras, sobre todo a aquellas que sirvieron como base para otros idiomas y letras, como por ejemplo los caracteres cuneiformes, el chino o los glifos de los mayas.


Asimismo, videos sobre el nacimiento de los caracteres en China o en la Mesopotamia completan el enriquecedor viaje de 5.300 años por los sistemas de representación gráfica de las lenguas del mundo.

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