Sí, hay futuro

Después de varios hits y estrenos, el Pelado Cordera se detuvo y le habló muy serio al público del Teatro Teletón. Primero, se disculpó por el tiempo que ha pasado sin tocar en Chile (la última vez fue el 31 de octubre del año pasado). Luego comparó este show a encontrarse con una ex novia: "primero te la coges y después la saludas y le preguntas como está". Y el público -Lagos Webber incluído- totalmente enloquecido por su parábola.

Sin embargo, tras estas frases populistas se esconde una banda tan consciente de su mito que da la pelea por desapegarse de él. Sin perder el amor de la "novia/público", claro.

Canciones guerrilleras como "Señor Cobranza" (el tremendo cover de Las Manos de Filippi) sonaron desgastadas en su discurso -en un momento el público tuvo que cantarla- y "Se viene el estallido" fue tocada casi con piloto automático (¿cuántas veces habrán debido interpretarla?).

Pero cuando se trata de presentar canciones nuevas, la banda de los pijamas vuelve a la vida. "Laten bolas", por ejemplo, con una base bailable en el más postpunk de los sentidos (tal cual), suena impecable. Es primera vez que la tocan y si ese es el camino de la Bersuit no hay de qué preocuparse.

Lamentablemente para los fogosos que ya gritaban "Wena Naty" cuando subieron las chicas a bailar "La petisita culona", esta vez no hubo senos al aire. Cordera como todo un caballero, dijo que tanta mujer lo excitaba (aunque en términos más hardcore). Ellas se movían encantadas y abrazaban al pelado.

Es que la Bersuit es una máquina de rock chabón, esa mezcla tan argentina de bailanta con Rolling Stones. Nada de cumbias respetuosas. Acá si hay que ser tropicales lo hacen con riffs de guitarra. Por ejemplo, antes de "Yo tomo" -uno de los clásicos que si sonó perfecto- hubo un gran solo digno de Alvin Lee de Ten Years After.

Los muchachotes están más curtidos -el 2005 giraron con el retornado Andrés Calamaro- y algo desesperados por estrenar el disco nuevo. Por mientras a cruzar los dedos, que por el momento, la banda aun logra sorprender y de paso hacernos mover el esqueleto.