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Autor de libro sobre rescate en embajada japonesa: "Fujimori es un personaje siniestro"

El periodista peruano suma a las causas del extraditado ex mandatario la promoción de ejecuciones ilegales en el rescate en la embajada de Japón en Lima, en un libro publicado recientemente en Chile.

10 de Octubre de 2007 | 12:14 | Sebastián Cerda, El Mercurio Online

SANTIAGO.- Mientras el ex presidente peruano Alberto Fujimori espera recluido en Lima los dictámenes de la justicia peruana que decidirán su suerte, tras ser extraditado desde Chile por cargos de violación a los derechos humanos y corrupción, su nombre no se mantiene nada quieto fuera de las paredes de la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía de Perú.


A parte de ello ha contribuido el periodista limeño David Hidalgo, quien decidió apartarse de casos como los crímenes de La Cantuta y Barrios Altos, para investigar uno de los episodios más difusos en la administración del ex mandatario, como fue la operación en la residencia del embajador japonés en Perú, el 22 de abril de 1997.


Entonces, pudieron ser rescatados los rehenes que allí habían tomado miembros del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), la mayoría de los cuales murió en el acto. Sin embargo, otros habrían sido fusilados al momento pese a haberse rendido, en una orden que habría salido directamente de Alberto Fujimori. En ello se adentra Hidalgo en su libro "Sombras de un rescate: Tras las huellas ocultas en la residencia del embajador japonés", recién editado en Chile por Editorial Planeta.


"Este 2007 se cumplieron diez años de ese episodio y se hizo mucha revisión de lo que allí ocurrió. Desde los primeros momentos hubo indicios de que había hechos irregulares, en especial las ejecuciones extrajudiciales de emerretistas rendidos. Esto lo denunció un ex rehén, y a partir de ahí comenzaron investigaciones que determinaron que hubo al menos tres casos. El proceso en marcha determina que muchas pruebas al respecto fueron ocultadas o extraviadas deliberadamente, por una orden que salió de Fujimori", explica el autor.


Para establecer la participación del ex presidente peruano en el caso, Hidalgo se basa, primero, en que "Fujimori siempre dijo que estuvo al mando de la operación, en contacto con Montesinos y el general a cargo. Él estuvo al tanto de cada detalle y ninguna decisión se pudo haber tomado sin su conocimiento. Un documento del director de la policía habría ordenado restringir el acceso a investigadores forenses y peritos de criminalística, lo que determinó que no se realizaran autopsias ni análisis en la escena. No hubo pruebas científicas de lo ocurrido. El jefe de policía fue nombrado por Fujimori días después de la toma. La orden no pudo haber salido sin que éste la conociera".


David Hidalgo cuenta que este "es un tema que siempre está presente" en Perú, y agrega que el ex mandatario "tiene que ser juzgado por estos crímenes". Por lo mismo, celebra la extradición dictada por la justicia chilena, que califica como "un alentador síntoma de que la impunidad tiene menos espacio en América Latina, pero además es una recuperación del sentido común, porque las evidencias son abrumadoras como para dejarlas de lado".


"Fujimori es un personaje siniestro y esquivo, acostumbrado a manipular la historia según su conveniencia. Por eso hoy dice que su extradición era parte de un plan bien elaborado desde Japón para volver al Perú y sus escuderos plantean que debemos felicitar su esfuerzo de haber regresado. La extradición maquillada como retorno triunfal. Pero la verdad es que él no contaba con este desenlace", dice.


Sin embargo, la operación que el autor cuestiona es la que se estima como la responsable de la buena reputación de que Fujimori goza en Japón. "Hace cinco años que ese país está protegiendo a Fujimori y muchos funcionarios le han ofrecido su respaldo", dice.


El periodista estima que, gracias al caso, fueron el gobierno y los grupos de poder nipones, así como "una parte de la opinión pública muy desinformada", los que permitieron "que Fujimori haya estado tanto tiempo en Japón sin responder por sus juicios pendientes en Perú".


"Este libro trata de demostrar que lo que los japoneses consideran motivo de orgullo tiene una serie de sombras, que si se conocieran les haría ver la verdadera dimensión del personaje. Hay un patrón de comportamiento realmente siniestro en él, pero cuando no se conoce la realidad de lo que ha pasado es posible que sientan simpatía por un japonés que llegó a la presidencia en un país sudamericano, con un gobierno aparentemente exitoso. Pero si se llega a conocer la verdad, sabrán por qué estamos reclamando", concluye.

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