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La vida... es un ratico

Catorce temas que no sorprenden pero son efectivos y fieles a la infidelidad que ha mantenido el intérprete colombiano en su carrera: engaña a la balada con el pop, al pop con los ritmos colombianos, a éstos con el “soft rock”.

23 de Noviembre de 2007 | 17:46 |

Si una fórmula da resultado ¿para qué cambiarla? Ése podría ser el cálculo del cantautor colombiano Juanes en su última producción, La vida... es un ratico, donde no corre riesgos y repite la receta ambigua de su anterior disco Mi sangre (2004), transitando de la balada romántica al pop latino, y de éste al folclor colombiano o al rock clásico. A veces, incluso, todo en una misma canción.

Es lo que ocurre en “Báilala” (con tanta mezcla musical imposible saber cómo bailarla) o “Tú y yo”, que inevitablemente suenan a deja vou de “La camisa negra” o “Dámelo” (pertenecientes a Mi sangre). También se mantiene el denominador común de todo baladista latino: el amor. Está en “Clase de amor”, “Me enamora”, “Hoy me voy”, “La vida...es un ratico”, “Gotas de agua dulce”, “La mejor parte de mí”, “Tú y yo”, “Difícil” y “Tres”. Nueve de los catorce temas.

El contenido “social” también aparece aquí aunque de una manera mucho más tímida. En “Minas piedras” (una especie de balada romántica con aires de ranchera que el colombiano interpreta a dúo con Andrés Calamaro) y en “Bandera de manos” (donde hace dueto con Campino en una versión, y repite en solitario en un bonus track). Para los desanimados, “No creo en el jamás” puede ser una banda sonora apropiada. “Hoy voy a buscar estar mejor / La vida tiene solución” es una de las poco originales pero alegremente contagiosas rimas de esa canción.

Catorce temas que no sorprenden pero son efectivos y fieles a la infidelidad que ha mantenido el intérprete colombiano en su carrera: engaña a la balada con el pop, al pop con los ritmos colombianos, a éstos con el “soft rock”. No se casa con ningún estilo musical, pero sí con las letras melosas y el tono provocador. Su aspecto desgarbado —que explota en las fotografías del disco— contribuye a su aura de chico rebelde pero romántico, que gusta y hace que el disco se venda como pan caliente. No por nada, en cuatro semanas han facturado más de un millón de copias.

—Ximena Pérez Gallegos

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