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Fantasía pop

23 de Noviembre de 2007 | 18:00 |

Todavía podía sentirse cierto olor a proyecto en Dulce beat, el exitoso segundo disco del trío Belanova. Canciones rítmicas en las que costaba encontrar emoción, aparentemente ensambladas y sin un pulso que hiciera del baile algo irresistible (principal exigencia que podría hacerse al electropop). Sin embargo, la producción de 2005 se encontró con un escenario especialmente favorable como para lograr posicionar al trío, gracias a lo vulnerable que el fenómeno Miranda! había dejado al continente entero, ahora predispuesto a recibir sin prejuicios propuestas del género y mensajes de amor. También en forma segmentada.

Juguemos un poco con los reduccionismos: Si Fantasía pop fuera un chicle o un par de zapatillas en manos de un publicista, éste seguramente dirigiría el comercial a mujeres pre-adolescentes. A diferencia de colegas del género, como el mencionado cuarteto trasandino, o los hispanos Fangoria y La Prohibida, aquí no hay elementos lúdicos ni eróticos. Todo en Belanova es rosado, idílico, inocente. Acá no hay encuentros casuales, descripciones de noches, ni fantasías entre profesores y alumnas. Sí está la chica que se enamora a primera vista ("Por esta vez"), que sueña con su ídolo musical ("Rockstar"), que deja a su pareja porque la ha hecho sufrir ("Bye Bye") o que no sabe si haber terminado fue una decisión correcta ("Dulce fantasía").

Un tono rosa que también se traspasa a los códigos musicales, lo que en ocasiones se traduce en piezas demasiado empalagosas, pero que en otras puede dar pie a estructuras frescas, cristalinas y, por cierto, bailables. Algo a lo que contribuye la jovial voz de Denisse Guerrero, así como un enfoque del electropop que dista de lo vintage y del rescate ochentero. En ese sentido, Belanova suena actual. Más a una consola X-Box que a un Atari. Un verdadero caramelo que funciona con lógica de tal: Todos podemos disfrutarlo. Un niño, en altas dosis, a destajo, sin grandes complicaciones; los demás, tendremos que consumirlo despacio, de a uno y no en demasía. De lo contrario, el exceso de azúcar podría volverse algo viscoso en el oído del auditor.

—Sebastián Cerda

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