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Su nombre es Fusión

El saxofonista y compositor relanza su ya clásico disco Otredad, una joyita que sintetiza toda la música que Villagra de su nutrida discoteca. Jazz, MPB, rock, pop, folclor andino, convive en paz en sus trece canciones. De sus años new wave, las mezclas y su relanzamiento conversó con Emol.

13 de Diciembre de 2007 | 09:21 |

La casa de Pedro Villagra es también una improvisada sala de ensayos, donde prepara sus shows de relanzamiento de su clásico disco Otredad (2004). Entre partituras, figuritas de los Beatles y libros de ecología, emerge una discoteca que lo define completamente. "Son los discos que me gustan y que he salvado", explica. Miles Davis, Inti-Illimani, Djavan, Oasis y el Highway 61 revisited de Bob Dylan en sorprendente armonía junto a compilaciones de los diversos tipos de folclor del planeta.

A mediados de los '80, mientras tocaba flauta y saxo tenor en Santiago del Nuevo Extremo (la histórica agrupación del Canto Nuevo creada junto a sus compañeros de Antropología de la Universidad de Chile), también participaba en Primeros Auxilios, uno de las primeros grupos new wave del país. Una época pre-rock latino, cuando "la música chilena más interesante se hacía en el exilio".

"Hay gente que dice que con Santiago del Nuevo Extremos hacíamos folclor urbano, aunque a mi me parece que eso es algo menos elaborado que nosotros. En verdad lo nuestro era folk-rock, aunque al final le metimos jazz. Entonces, era fusión".  Después de sus años new wave, Villagra elevó la apuesta con Huara, proyecto de fusión latinoamericana encabezado por Claudio Pajarito Araya. Ahora comanda el proyecto de su vida: La Pedroband.

Fusión es la palabra es clave para entender el pequeño universo de Villagra. Todo eso está presente en Otredad, el disco donde las guitarras eléctricas y el noble sonido del piano Rhodes acompañan ritmos brasileños, cuecas modernas y armonías jazzísticas.

El Villagra post-punk

Primeros Auxilios (1984-85) fue una banda chilena que corría en la misma pista que las bandas inglesas del post-punk o las estadounidenses de la new wave.

—Sí, éramos una banda new wave con características especiales—explica Villagra. —Una idea de fusión que integraba diversos mundos musicales. Tenía una parte que era netamente pop, una base de funk, cuyo bajista era Silvio Paredes (el mismo de los Electrodomésticos). Y  tenía una parte de jazz que estaba en función de las canciones que hacíamos. Pero había un tratamiento timbrístico bien elaborado. Estaba Rodrigo Alvarado que tocaba guitarra jazz y que le daba un sonido tipo Pat Metheny. También había metales, mucho de latin jazz y voces femeninas que le daban un sello interesante. Eran los experimentos que se hacían en esa época".

-Y así sonaban modernos y arriesgados...
-Yo creo que otra cosa importante del grupo y que no quedó registrado era que nos difrazábamos para tocar. Cada concierto era una performance donde teníamos un look diferente. Decíamos: "ya, hoy vamos a ir de enfermeros. O de astronautas".  Había un equipo que giraba en torno a nosotros que nos hacía la ropa y la escenografía.

Los '80 fueron tiempos en que el rock estaba muy ligado a las compañías underground de teatro. Y el músico lo confirma. Dice que esa simbioisis de música y teatro potencia mucho lo que quieres decir. La intensidad es mayor, aunque reconociendo que no había tantas bandas como ahora. "Hoy estamos en un momento de mucha actividad, pero en esa época tenía un dejo de prohibido todo lo que se hacía porque había dictadura. Entronces se manifestaba artísticamente todo lo que era contestatario. El undergound y la vida bohemia era re grande. Salías en la noche y era mucha la gente circulando".

Villagra aún recuerda las fiestas de Navidad y Año Nuevo en El Trolley, "Eran fiestas masivas. No era la fiesta trivial, sino que tenía un plus, una energía que al final se canalizó en el Plebicisto de 1988. Después de eso hubo un reordenamiento y todo esto que vivimos desapareció. Triste, porque terminó con propuestas interesantes que podrían haber tenido continuidad".

-¿Y de esa energía, qué restacas ahora?
-Por lejos el rescate que hacen Chico Trujillo, Lafloripondio o La Mano Ajena. Hay una actitud de búsqueda que es la idea del rock and roll. Grupos que toman manifestaciones de música caribeña o africana tienen actitud muy rockera. Y al final ese formato llega mucho más, porque las otras fórmulas están muy agotadas.

El mundo cabe en una canción

A Villagra le gusta que gente como el afamado camerunés Richard Bona haya privilegiado el lado cancionero más que el "pirotécnico instrumental", en su reciente show en el Montecarmelo.

"Él es un jazzista pero que canta fundamentalmente canciones. Un músico africano que se codea con lo mejor del jazz de Nueva York, imagínate, y se da el lujo de cantar en su idioma, que no lo entiende nadie. Eso me parece maravilloso. Lo que está mostrando es su alma, a través del soporte de una música muy elaborada. Él lo toma, elige lo mejor y lo que te ofrece es muy simple, como volviendo al sentido inicial de la cosa". Es precisamente la idea que sostiene Otredad.

En 2005 el disco ganó una itinerancia del Fondart y se tocó en el sur, incluido Contulmo, la ciudad a dos horas de Concepción donde Villagra nació hace 50 años. Después fue invitado a Ecuador, donde armó una banda junto a artistas locales -"pero la Pedro Band es una sola"- e hizo una gira de ocho ciudades. También conoció al poeta venezolano Eugenio Montejo (ganador del Premio Octavo Paz) de quien musicalizó un poema. "Una vez encontré suyo llamado La Poesía. Dije: esto es una canción. Le pedí permiso para hacerlo y al final terminamos intercambiandos disco y libro".

Otredad vuelve a las disquerías en 2007 con nuevo arte de tapa y con un CD-rom con poesía y remezclas, el mismo años en que Villagra editó Imprólogo, una sesión grabada en el club de jazz Thelonious. El plan es presentarlo en Perú, Brasil, Ecuador y otros países de la región. Un disco que ya es un punto de referencia y que ha encontrado público entre amantes de la fusión, estudiantes de música y gente conectada con el tema ecológico.

La mezcla es la medicina

Otredad se puede escuchar como un caleidoscopio musical de un continente en permanente estado de emergencia. "Con la carga de agresividad y ternura que nos caracteriza, tal como Violeta Parra y Victor Jara, se define nuestra música. La tapa es menos festiva que la original. Hay un tema de hacerse cargo de una sensibilidad pérdida, una cosa muy ritual. Yo parto los shows con una especie de plegaria, inspirado en el Popol Vuh".

En el disco hay canciones sabrosas como "Paralelepípedo" ("me gusta jugar con las palabras, si te fijas, suena africano pero es de nuestro uso común, como "Paparapapirocoipi"). Hay insólitas mezclas de ritmos brasileño y nortino al mismo tiempo, como "Luna con Graffiti". Hay instrumentales latin jazz, como "Omayra" o "Contulmo", bonitas piezas acústicas como "Adviento" y "A la mar fui por naranjas", y experimentos con bases electrónicas en "Fanfarria serenata" ("El teclado es muy Ángeles Negros"). Postales de un camino que llega a buen puerto.
 
Villagra cree que el mejor remedio ante fórmulas agotadas es la mezcla, siempre dentro de las leyes de una canción. "Hay puntos comunes entre el folclor chileno con el brasileño, por ejemplo", dice. A partir de eso, las posibilidades de una aventura con la guitarra, la voz o el saxofón se le vuelven infinitas.

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