CIUDAD DE MEXICO. - En México existe un teatro para ciegos al que pueden asistir también los videntes, siempre y cuando estén dispuestos a renunciar por un rato al sentido de la vista.La obra se llama "La casa de los deseos".
Antes de presenciar la función al público vidente se le vendan los ojos. Luego se lo conduce a una carpa, donde los asientos forman un círculo. Aunque se intente ver, la luz es muy tenue. Otros no tienen opción: su vida está entre sombras o en la oscuridad total.
Durante casi una hora se perciben sonidos, movimiento, música, olores, sabores y sensaciones para reforzar la interpretación y los diálogos de un pequeño grupo de actores.La Compañía Teatral Carlos Ancira presentó por primera vez en 1999 en la ciudad mexicana de Puebla la obra "La casa de los deseos". Ahora está a punto de comenzar una nueva temporada, a ocho años de su estreno.
Esta obra obliga al espectador a usar la imaginación. Fue hecha para invidentes o para quien quiera presenciarla usando todos sus sentidos, excepto la vista."La idea era montar un espectáculo para ciegos, sin la restricción de que el oído fuera el único sentido involucrado", dijo Pablo Moreno, director de la agrupación formada en 1990.
Para transmitir la historia, la obra apela a la recreación a través de narrativa y efectos, experimentos y ejercicios a oscuras, aunque no es una “historia como corresponde al teatro", explicó.
Fue así que decidió crear para quienes carecen de la vista. Para ello convocó a un grupo multidisciplinario, en el que también participaron personas con distintos tipos de discapacidad visual.Según Moreno, en las escenas se estimulan el tacto, el gusto, el olfato y la propiocepción (sentido del movimiento y el espacio)."Por ejemplo, si se habla de un incendio escuchas que algo se quema, luego lo hueles y por último sientes el calor", indicó.De esta manera, al crearse una imagen mental se comprende mejor el melodrama, escrito por la guionista Alejandra Sofía.
No sólo la interpretación difiere del típico montaje de cualquier pieza teatral. En ésta todo es gris: vestuario, maquillaje y escenografía, ya que "la vista con colores prejuicia al espectador"."La casa de los deseos", que en noviembre de 2007 alcanzó las 1.200 representaciones, es la historia de un circo itinerante y los anhelos de sus personajes, muy lacerados emocionalmente.
Una enana, un payaso, un trapecista, una perra y el dueño del circo deben hacer que cada uno de los asistentes "viva" cada situación referida en la obra.Sin embargo, Moreno alerta: "Las emociones que despierta, cuando la gente tiene los ojos tapados, son muy fuertes: angustia, desesperación, miedo o nerviosismo". Al contrario, los invidentes responden "de una manera muy generosa".
Esta singular puesta en escemna se ha presentado en Cuba, Chile, Estados Unidos, Uruguay, Colombia, Taiwán e Israel. El próximo 24 de febrero comenzará una nueva serie de presentaciones en la Casa Mora de la capital mexicana.