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Los dos bailes

El rocanrolero chileno del '62 y la nueva banda bailable chilena coincidieron en la Plaza Brasil de la capital el pasado domingo 10 de febrero, como parte de la gira gubernamental "Verano en buena". Dos escuelas para mover el esqueleto.

13 de Febrero de 2008 | 18:37 |
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The Rambler: Germán Casas, la voz de ''El rock del Mundial'' en acción.

Foto: Rodrigo Alarcón L.

Seis músicos de civil están probando sonido a la hora programada para el inicio de este concierto. Más de una hora después, los mismos suben al escenario uniformados con chaquetas blancas sobre riguroso negro, y pronto sabremos que son Milenio, la banda que acompaña a Germán Casas. Viejos éxitos de su vieja orquesta, The Ramblers, comienzan a desfilar entonces: "Prende una mechita", "Twist del recluta", "Recuerdos en la lluvia", "Jamás", "Jugando al amor" y –cómo no– el "Rock del mundial".


Muchas de esas canciones alientan un coro al que Germán Casas cede gustoso el micrófono y alaba en repetidas ocasiones. Otras, las que aceleran el pulso, animan a los asistentes al baile y ahí el ritmo de twist eleva pronto el polvo sobre el que está buena parte del público. El gozo es compartido y la sonrisa que Casas mantiene durante el show se replica en los rostros que lo observan. El cantante tira besos mientras el público lo aclama como "ídolo, ídolo" y otorga ovaciones cerradas al final de cada tema.


Los músicos apenas se mueven de sus puestos y las partes con vientos son reproducidas con teclado, pero el ánimo no decae en ningún momento. La voz de Germán Casas parece apenas notar el paso de las décadas y su banda no sólo es eficiente, sino hábil con los instrumentos. Óscar Soto y Harry Ratsch se lucen en los solos de guitarra, Claudio Díaz hace lo suyo con teclados rockeros y el baterista Antonio Gaulle hasta anota un solo en el instrumental "Topsy '65", que también sirve para que Germán Casas vuelva a escena con una humita roja en lugar de una plateada. El grupo ya ha despachado covers de "Unchained melody" y "The wonder of you" cuando se retira del escenario, aunque el respetable exigirá un bis rápidamente concedido por el sui generis animador.


Lo que tampoco demora en hacer es luego presentar a Juana Fe, que también desatará el baile en la plaza. Se trata, sin embargo, de una danza diferente. Cierta contención difícil de superar con éxitos nuevaoleros queda atrás cuando irrumpe la segunda banda. Si Germán Casas es reiterativo agradeciendo al público lo gentil, Juan Ayala hace lo propio tratándolo de guacho. Si se coreaba "eres exquisita como un gran asado con papitas fritas", con Juana Fe es el pulso de una canción que habla de "tiros en la pobla que no dejan dormir" el que enciende a los asistentes. Si lo que se bailaba era el "Rock del Mundial", ahora es un tema que canta a las balas que mataron a Víctor Jara y al joven mapuche Matías Catrileo. Y es sorprendente que aunque sea solo interpretada con guitarra, mantenga el ritmo suficiente para bailarla.


Lo que en Juana Fe han llamado afrorrumba chilenera es en vivo una fiesta desatada. La banda salta y se agita a cada minuto. El cantante no cesa de animar a un público que baila estimulado por ritmos siempre contagiosos. Son dos escuelas distintas. La corrección muta en desenfado, la quietud cambia por energía desbordante y hasta los niveles de volumen son distintos entre Germán Casas y Juana Fe. Pero al final, coinciden en algo: son dos escuelas de baile.

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