VIENA.- Los cantantes de ópera Anna Nebtrebko y Rolando Villazón se someten a una experiencia totalmente nueva para ellos con el rodaje de la versión fílmica de “La Bohème” en Viena, ópera del compositor Giacomo Puccini, filmación que les exige una gran flexibilidad, explicaron.
Según señalaron ambos en el lugar del rodaje, los estudios vieneses del Rosenhügel, el proyecto tiene un coste de casi 5 millones de euros y les presenta los retos típicos del cambio de escenario operístico al cinematográfico.
Así han tenido que acostumbrarse a repetir una escena una docena de veces, lo que una vez le causó bastante malestar al mexicano Villazón, en el papel del poeta Rodolfo, porque entre los bastidores del famoso Café Momus tuvo que probar en cada repetición el pato asado que estaba servido, lo que le produjo vómitos.
El director austríaco de la cinta, Robert Dornhelm, que quiere presentar la película sobre la historia del poeta y su amante enferma Mimí al Festival de Cannes, ha elogiado la profesionalidad de los dos protagonistas.
Dornhelm es también autor de una versión fílmica de “La Guerra y la Paz” de Leon Tolstoi en cuatro capítulos y un documental sobre el director de orquesta Herbert von Karajan, que se presentará en abril de este año, con motivo del centenario del nacimiento de este músico.
Explicó ante la prensa que inicialmente pensaba rodar en los lugares originales de París, pero comprendió que no conviene trabajar con demasiado realismo, por lo que ha hecho reconstruir un barrio parisiense en los estudios.
El cineasta no quiere producir un filme de ambiente histórico al estilo de Franco Zeffirelli, quien escenificó “La Bohème” en 1967, sino que prefiere “trabajar mucho con luz y sombras, blancos y negros”.
La música para la película procede de la grabación de una versión de concierto de la ópera de 2007, con la Philharmonie de Múnich dirigida por Bertrand Billy y la Orquesta de la Radio Bávara. Ello implica que los protagonistas operísticos no cantan en realidad en el filme, pero deben mover los labios para dar una impresión de autenticidad, mientras que la banda sonora real es de las voces de Boaz Daniel y Stephane Degout.
Preguntada por los periodistas cuál es la diferencia entre la muerte en la ópera y la del filme, la soprano ruso-austríaca respondió que “no hay mucha diferencia: las dos veces dura quince minutos”.