Arnel Pineda, el cantante filipino de Journey: estudioso, metódico y, sobre todo, talentoso.
El MercurioSi el sueño del pibe es jugar por tu equipo favorito y anotar el gol del triunfo a estadio lleno, éste es el sueño del pibe de Arnel Pineda. El filipino que cantaba los hits de Journey en la banda de covers The Zoo. No se sabe bien si el tipo fue encontrado por casualidad después de aparecer en YouTube o si debió someterse a una audición con decenas de otros cantantes, pero eso al final da lo mismo. Pineda es como tener nuevamente a Steve Perry entre nosotros.
Charly García lo hizo al revés que Neal Schon, fundador de la banda californiana. El argentino contrató a un grupo completo de covers (que por cierto eran todos chilenos) para tocar en vivo porque, claro, era como volver a cantar sus propios discos tal cual sonaban. Journey se mantuvo como banda de covers de sí misma y contrató sólo al cantante para perpetuar la figura de Perry, retirado desde hace años.
Más que de Journey, ésta fue la noche de Arnel Pineda, calificado en algunos blogs de fans como un "perfecto desconocido". A falta de las antorchas que en 1980 alarmaron a Gloria Gaynor, suficientes fueron los celulares encendidos para acompañar la primera balada hair pop de esta temporada de lentos: "Lights". El color vocal de Pineda, indistintamente de si se trata de una pieza pop-rock de ritmo e intensidad o una balada melódica, es en efecto similar al del recordado frontman. Sus capacidades vocales, a pesar de una falta de presencia en el escenario (ni siquiera por su poca estatura, sino por momentos de torpeza escénica), son sobresalientes y sorprendentes.
"Open arms" y "Don't stop believin'", dos de las canciones maestras de Journey, están nuevamente ahí, porque son indestructibles. Entonces aparecieron las parejas de novios entrados en sus treinta. Casi siempre ella apoyada en él y él rodeando con sus brazos la cintura de ella. Ambos coreando las melodías en la posición perfecta del pololo chileno que escuchó a Journey. Una fiesta romántica.
Y para Arnel Pineda, el karaoke perfecto: quince mil personas al frente, todas las cámaras sobre ti, tu banda favorita a tu entera disposición, el repertorio con que te peinas de memoria y un gran cheque en tu cuenta corriente depositado con anticipación. Si eres un músico de covers, ése si que es negocio.