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A su manera

Es poco probable que el engranaje de hits de gente como Chayanne o los reggaetoneros Wisin y Yandel mantengan en cuatro décadas más una canción que suene igual de enérgica que lo que nos sigue sonando "Tu cariño se me va".

26 de Febrero de 2008 | 11:02 |
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Vuelve, vuelve a mi vida. Buddy Richard, el más grande de los crooners pop se fue para siempre

El Mercurio

"Vamos a hacer algunos recuerdos, con mucho respeto. A ver, Horacio, dame un acorde".

Buddy Richard conoce bien el guión escrito en los primeros tiempos de la balada popular; y el traje oscuro, la gomina en el pelo y las alocuciones en extremo prudentes que emite durante su concierto son fieles a las formas que dictaban los códigos de un espectáculo en vivo por el que resulta innegable sentir nostalgia.

Ricardo Toro aprendió a ser famoso en los tiempos de gloria de la música popular chilena, cuando la canción de amor aún no era fórmula y la categoría de "ídolo" se conseguía con algo más que movimientos de caderas e impostura de galán.

No es que idealicemos el tiempo pasado. Lo que anoche tenía coreando desde Eugenia Garrido hasta Claudio di Girólamo era algo muy difícil de imitar y que es inevitable añorar, y es el repertorio de un cantante que ha equilibrado su vocación popular con una composición exigente y atemporal.

El estribillo que explota en "Balada de la tristeza" ("¡Vuelve...!"), el guiño alegre de "Si me vas a abandonar" o la confesión sincera que aún sigue inquietando en "Mentira" son huellas de autoría que muy pocos chilenos han logrado imprimir con tal hondura en nuestra música popular. Chayanne podrá haber mostrado anoche más carisma, y Wisín y Yaendel habrán desplegado una agilidad sin duda admirable fuera del Caribe. Pero es poco probable que su engranaje de hits mantenga en cuatro décadas más una canción que suene igual de enérgica que lo que nos sigue sonando "Tu cariño se me va".

A estas alturas, no vamos a venir a sorprendernos de las vulgares contradicciones sobre el escenario de la Quinta Vergara: el show de Buddy Richard fue presentado como una "cita histórica" y, sin embargo, fue uno de los más breves del Festival (menos de 60 minutos sobre el escenario para apenas diez canciones). Su orquesta de varios bronces y la dirección de un socio clásico, Horacio Saavedra, merecía el despliegue distendido y dinámico de algo más que un set apurado o los mismos tres premios que Lagos y Tomicic han regalado en estos días como en paquete.

Pero Viña es sólo el inicio de una despedida que ayer Richard explicó está motivada por su deseo de "descansar un poco y retirarme así, en este nivel". Nunca es tarde para apreciar a un buen compositor pop, y Buddy Richard sigue mereciendo la atención en el atardecer de su carrera. Escucharlo en su ley, como anoche, parece, además, el homenaje más justo que por ahora pueda organizarse.

Las canciones de la noche

Amor por ti
Tu cariño se me va
Cielo
Por ti
Despídete con un beso
Quiera Dios
Espérame
Mentira
Si me vas a abandonar
Balada de la tristeza