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Samba meu

29 de Febrero de 2008 | 23:04 |

Es un aviso y una declaración. "Mi samba no quiere que estés triste / mi samba va a curar el dolor que existe", canta Maria Rita apenas empieza su tercer disco, casi a capela, como un bálsamo, y es la única vez en que se va a mostrar así de íntima, porque lo que viene luego en Samba meu es una fiesta. Maria Rita es una de las principales cantantes recientes de la música popular brasileña, y ésta es su aproximación personal al samba.

Hay matices entre ambos mundos. El samba es la quintaesencia tradicional de la música brasileña, pero en Maria Rita (2003) y Segundo (2005) la cantante se consagró con un repertorio más elaborado con elementos del jazz e incubado al comienzo en su Manhattan adoptiva antes que en su Brasil natal. Si había algo de samba en sus primeros discos, ésta es su mayor incursión en el ritmo, entre el sonido agudo de las cuerdas del cavaquiño, el frotado inconfundible de las cuícas y la selva irresistible de pandero, tamborín, agogô, ganzá, surdo, surdinho y otros buenísimos nombres de instrumentos de percusión que desfilan aquí.

Pero también está el sello que sabe dar Maria Rita. Esto es samba, pero con piano y sutiles armonías jazzísticas. Y ella se encomienda a los que saben. El primer samba de la lista es de Gonzaguinha, célebre autor brasileño. Como productor y autor principal del disco figuran Leandro Sapucahy y Arlindo Cruz, sambistas avezados, y este último es un lujo de compositor. "Tá perdoado" es una canción hecha de la misma sustancia de hit de "Cara valente", el primer éxito de Maria Rita en 2003, mientras que en sambas como "Maltratar, nao e direito", "Num corpo só", y en realidad todas las que firma Arlindo, las armonías y modulaciones se prestan de maravillas para un pianista de jazz y para emocionar a cualquiera.

Luego Maria Rita avanza en distintas direcciones, de modo que "Mente ao meu coração" puede partir casi como bolero y tener mandolina, mientras "Novo amor" es la canción para el día siguiente del carnaval, entre nostálgica y alegre. Con una voz aun más seductora en los tonos graves e incluso en la pura respiración con que baja las luces antes de "Para declarar minha saudade", María Rita se entrega al samba y viceversa: el samba también se entrega a su sutileza. La bossa nova siempre se ha llevado los créditos de la elegancia, pero en este disco el samba es fuerte como un instinto que mueve tanto como emociona y alegra, y casi todo al mismo tiempo. "La alegría no es sólo brasilera", cantó Charly García. Pero qué bien les sale a los brasileños.

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