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Coplas libertarias para la Historia de Chile

04 de Marzo de 2008 | 20:19 |

Chile estaba viviendo en tiempo real días de por sí históricos en 1970 y 1972, pero fueron justo esos dos años los que el dúo Quelentaro eligió para remontarse más de un siglo atrás y abordar una tarea titánica: registrar en coplas la gesta de la independencia nacional, bajo un concepto libertario válido para el pasado y también el presente. Para entonces ni siquiera eran un grupo nuevo. Quelentaro, ese dúo de voces fibrosas y acento campesino que ya forma parte del inventario musical chileno, se había iniciado en 1960 y había grabado los discos Coplas al viento (1966), Huella campesina (1968) y Leña gruesa (1969), pero por primera vez iban a sustituir los versos sobre estero, pampa, leña y barro por coplas a O'Higgins y Carrera.

Ésa es la historia que retoma ahora el longevo dúo, con 48 años de carrera. Entonces, en los dos discos long play de Coplas libertarias a la Historia de Chile (1970 y 1972) los hermanos Gastón y Eduardo Guzmán versificaron sobre motines, batallas, la Primera Junta de Gobierno y la Aurora de Chile. Ahora, en el CD doble Coplas libertarias para la Historia de Chile (2007) el dúo regraba esas mismas estrofas, hasta ahora descatalogadas, y vuelve a traer consigo la narración que Quelentaro hace de la "nacencia" y la adolescencia de Bernardo O'Higgins, o de las pugnas políticas con los hermanos Carrera y la propia rivalidad entre Juan y José Miguel Carrera, entre otros episodios nacionales.

El método está garantizado. No hay una sola melodía cantada: la especialidad de Gastón y Eduardo Guzmán es la copla hablada sobre una base instrumental de tonadas en guitarra que proporciona los acordes justos y necesarios. Todos estos versos son octosílabos y protagónicos, entregados a la voz del dúo, más dulce la de Eduardo Guzmán en momentos como "Conciliación de los caudillos", más severa la de Gastón Guzmán en la mayoría del disco. "La palabra libertaria se le revienta en la boca", dice este último en "Regreso del héroe", con ese tono entre sufriente y desafiante de versos encendidos para la retórica viril y el timbre duro y raspado que es el sello nacional de este conjunto.

También hay matices. "Promesas, juventud, sueños", dicen al comienzo de la obra, y ése es otro Quelentaro, más ensoñador, en el que hasta se oye un acordeón. Una alusión bíblica se escucha en un verso como "Hay un odio secular / que se remonta en el tiempo / hasta llegar a Caín / hermanos pero han de odiarse / don Juan y José Miguel", a propósito de los hermanos Carrera. Y otra estrofa al azar es un buen retrato. "A fines del año once / ladró la primera imprenta / mordió en febrero del doce / y aparece Fray Camilo", documentan a propósito de los albores de la prensa de la mano de Camilo Henríquez: con Gastón y Eduardo Guzmán los sucesos ladran y muerden, en esta doble reedición de una parte de la Historia de Chile que también es una clase de la Historia de Quelentaro.

—David Ponce
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