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Director de la ópera sobre Antuco: "Ésta es una obra más social que política"

Hoy en el Teatro Municipal debuta "Viento Blanco", el esperado melodrama sobre la trágica marcha que mató por congelamiento a 44 reclutas y un sargento en 2005. Su director musical, José Luis Domínguez, entrega las claves de este hito musical. Aún quedan entradas.

05 de Marzo de 2008 | 12:30 | Carlos Valderrama, El Mercurio Online
Vea un adelanto de Viento Blanco

SANTIAGO.- Llegó el día más esperado en mucho tiempo por la música docta chilena. A las 19:00 horas de hoy, con motivo de los 150 años del Teatro Municipal, se subirá el telón para el debut de “Viento Blanco”, una ópera completamente nacional y de una ambición no menor: entrega una particular visión de la reciente tragedia de Antuco, donde murieron por congelamiento 44 reclutas y un sargento mientras realizaban una disparatada marcha por la montaña el 18 de mayo de 2005.

La esperada pieza, que fue creada por el joven compositor Sebastián Errázuriz, se presenta a ojos de los entendidos como un hito musical.

Esto porque Viento Blanco se suma a la corta lista de óperas chilenas que han desfilado por nuestra historia. Según recordó en “El Mercurio” el director del Teatro Municipal, Andrés Rodríguez, sólo ocho óperas han pasado por el principal escenario lírico que dirige. La última fue "Fulgor y Muerte de Joaquín Murieta", de 1998, creada por Sergio Ortega.

Una marcha mortal

A horas del debut, el director musical de Viento Blanco, José Luis Domínguez, cuenta a Emol las claves de este trabajo, enfatizando que el melodrama quiere llegar a una audiencia más popular que al público docto. "Por su temática y una apelación a lo chileno que se da en el lenguaje con el que se cuenta la historia", dice. Aún quedan entradas a 40 mil pesos para hoy y la función de mañana, también a las 19:00 horas.

“Diría que la principal relación de la ópera con Chile es el idioma, definitivamente, porque más que en español, está cantada en nuestro idioma, con los términos que hablamos acá. Es una obra para todos", señala.

La ópera, dividida en dos actos, cada uno de los cuales está compuesto por dos cuadros y el acto final acompañado por un epílogo, comienza presentando la despedida de los familiares de los conscriptos en el lugar de reclutamiento.

Enseguida se muestra el entrenamiento de los jóvenes antes de recibir la polémica orden de marchar con nieve hacia una muerte segura. Por la obra también desfilan los familiares de los jóvenes, esperando la confirmación de sus temores en un gimnasio, y la prensa, que se dio un festín noticioso con la tragedia.

"Es una dramatización novelesca, fantasiosa. Muestra todo el proceso dramático de algunos personajes, la despedida de sus familias, el proceso de entrenamiento y las órdenes contradictorias con respecto a la marcha. Está mucho más humanizado que en (como se trató por) los medios. Se ven a las familias y a las enamoradas", explica Domínguez, quien destaca como momento clave y memorable de la ópera el epílogo, en el que se musicaliza la mortal marcha de los reclutas.

¿Cómo debe entenderse esta ópera?
"Es bien complejo, porque incluso el compositor puede tener una idea de lo que quiere causar, el director o el teatro, y muchas veces ni siquiera existe eso, sino que es una mera búsqueda de hacer arte, arte creativo. Creo que la inspiración de Sebastián Errázuriz responde a una aspiración de cualquier compositor que es llegar a hacer una obra de esa envergadura, pues la obra involucra todas las artes, es una obra de arte total.

Buscó en la historia de Chile y creo que eligió muy bien, con el riesgo que escogió una tragedia que a todos nos tocó muy fuerte. Todas las cuestiones que tienen que ver con la rama del ejército y con el sistema de órdenes,  creo que está totalmente ausente del mensaje de Sebastián, creo que el mensaje de Sebastián es netamente artístico y como toda buena ópera, trágico. Es por eso que la historia es completamente sin nombres y con historias ficticias. Aquí no hay ninguna búsqueda de remover nada que no tenga que ver con una expresión de arte total".

¿Con qué se va a encontrar el público?
"Trato de invitar al público sin ningún prejuicio, sin ninguna comparativa con Puccini o con óperas latinoamericanas, porque no se puede. Diría que la gente puede ir a ver un espectáculo de alto nivel creado por un joven creador. Es un espectáculo muy emotivo. Una historia humana, con música humana y en clima muy nuestro".

¿Cuáles fueron los principales desafíos en cuanto a su dirección?
"Dirigir cualquier pieza sinfónica de Sebastián Errázuriz es muy difícil en términos técnicos, principalmente porque la forma que él tiene de orquestar es muy colorida y muy rítmica. El idioma de él es más ecléctico, muy lineal, involucra de todo. Rara vez tú sientes que la música te hace descansar o te tensa, sino que es un constante ir y venir de todas esas emociones.

Y eso dramática y rítmicamente lo hace muy difícil de sostener. Para dirigir obras como estas hay que ser un poco pulpo: hay demasiadas cosas pasando y a veces dos brazos parecen insuficientes".

¿En qué aspectos se expresa su género dramático?
"Toda ópera es una tragedia, desde cierto punto de vista. En términos concretos como usamos los términos hoy, la tragedia en esta ópera está dada por la relación de los familiares con la pérdida. Por ahí va la cosa más trágica. También tiene momentos épicos, en el sentido de que se hace un realce de los valores militares: el honor, el valor, la dedicación, la bandera. También está el drama humano de la separación de un joven recluta de su enamorada cuando está cerca de casarse. Diría que la tragedia está en esa gran ruptura que hay entre familiares y el drama épico del entorno y el drama de amor. Es un drama musical en dos actos".

¿Cómo se representa el dolor y la muerte en la ópera?
"El dolor está presente en la luz y la música. En la música el dolor se expresa con cosas tímbricas, con cosas armónicas, con algunas disonancias que provocan tensiones que al ser humano le llega de determinada manera".

¿Esperan lograr un efecto político, además de un impacto cultural?
"Creo que el rol que puede cumplir en nuestro país un compositor y una ópera nuestra, realizada con nuestros recursos, tiene una llegada más social que política. Es un absoluto llamado a la madurez cívica. Eso tiene que ver con la posibilidad de sentir emociones,  abriendo debates, políticos, sociales, mientras otros se quedarán con la historia de la mamá, de la enamorada que se despide de su amado".

Para los que no puedan asistir al estreno de Viento Blanco, existe la posibilidad de seguirla por televisión.

El sábado 8 de marzo, a las 22:00, Canal 13 Cable, con la conducción de Carmen Gloria Larenas y Gonzalo Sánchez, transmitirá la ópera del joven compositor Sebastián Errázuriz.