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Comienza otra serie de "El Aprendiz", la escuela del capitalismo puro y duro

El programa de la televisión británica, conducido por Alan Sugar, está inspirado en su homónimo estadounidense, un programa en la misma línea encabezado por Donald Trump.

24 de Marzo de 2008 | 10:32 | EFE

LONDRES.-  Alan Sugar, empresario británico convertido en estrella de la televisión, comienza este miércoles en la BBC la cuarta serie de un programa de telerrealidad destinado a enseñar a triunfar a los jóvenes en un ambiente de capitalismo puro y duro.


El programa, que se llama “The Apprentice” (El Aprendiz), está inspirado en el espacio homónimo que realizó en Estados Unidos el conocido multimillonario del sector inmobiliario Donald Trump, y los telespectadores se cuentan por millones en el Reino Unido.


Sugar es un empresario hecho a sí mismo, que amasó una fortuna con una empresa de productos electrónicos llamada Amstrad y que se dedica últimamente también al sector inmobiliario, pero su popularidad le viene sobre todo de ese programa, amado y odiado en igual medida.


"El Aprendiz" expone, como ha escrito algún periódico, todas las debilidades humanas: la arrogancia, la ambición, el ansia de dinero y de poder, en fin, todo lo que puede hacer a un capitalista dispuesto a pisar cabezas ajenas para triunfar.


Del programa debe salir un ganador, al que Sir Alan -lleva desde el 2000 ese título honorífico por sus servicios al mundo de la empresa- ofrecerá un contrato de trabajo por un año dotado con 100.000 libras (aproximadamente 200.000 dólares).Durante tres meses, a los concursantes, divididos en equipos, se les encomendarán distintas tareas que servirán para determinar cómo se desenvuelven en el duro mundo de la competencia capitalista.


Las tareas pueden consistir en inventar una nueva marca, vender miles de entradas para un evento deportivo en las condiciones más difíciles imaginables o diseñar un edificio para venderlo luego a un promotor inmobiliario.


Cada semana, Sugar, flanqueado por dos estrechos colaboradores suyos, un hombre y una mujer, ambos de pelo canoso, despedirá a uno de los aspirantes con la frase inmisericorde “You' re fired! (Queda usted despedido).


Al humillado de esa forma ante millones de espectadores no le queda otro remedio que decir casi en tono masoquista “Gracias Sir Sugar” antes de salir de la sala para despedirse con abrazos de sus compañeros. Ese proceso de filtraje no es para espíritus delicados, sobre todo por la falta de piedad con la que a veces quienes tratan de sobrevivir acusan a sus compañeros de los errores cometidos en la ejecución de la tarea encomendada, aunque hay quien lo encuentra tremendamente aleccionador.


Los candidatos dicen muchas veces pestes de los otros y están dispuestos a darles puñaladas traperas para salir adelante, según la descripción que hizo uno de ellos de lo que ocurre en ese ambiente cerrado en el que tienen que moverse durante semanas. La atracción del programa es, sin embargo, enorme, lo que explica que a esta cuarta edición se presentaran nada menos que 20.000 candidatos, de los que se eligieron finalmente dieciséis.


Entre los aspirantes de esta y las tres anteriores ediciones ha habido de todo: desde físicos hasta banqueros o directores de ventas. Muchos de los finalistas han sabido aprovechar el enorme poder de la televisión y han encontrado trabajos bien remunerados en otras empresas, entre ellas los propios medios de comunicación, o se han establecido por su cuenta como pequeños empresarios.


El propio Alan Sugar ha reconocido en alguna ocasión el problema que puede representar para algunos de los participantes la exposición continua a las cámaras de la televisión."El poder de la televisión -ha dicho Sir Alan- es enorme. Sacas a esas personas de un trabajo normal, la prensa habla de ellos, se ven en la pequeña pantalla, ven toda la atención que se les presta, y toman el camino equivocado”.

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