Rosita Serrano murió en Chile en 1997. Sola y sin dinero, según sus cronistas. Estuvo casada con un egipcio que dilapidó su fortuna en los casinos.
Imagen de youtubeSANTIAGO.- Dentro de la música popular, el nombre de Rosita Serrano no dice mucho. Pero entre los melómanos nacionales hay una gran fascinación por su música e historia personal, marcada por la fama, el cine, la II Guerra Mundial y su solitaria muerte en Chile.
Nacida en 1914, impulsada por su belleza y voz lírica llegó a buscar fama en Berlín en 1936, en plena consolidación del nazismo.
Allí se ganó el apodo de el “ruiseñor chileno”. Tenía la costumbre de silbar y dar pequeños chillidos mientras interpretaba canciones del folklore nacional, lo que encandiló a civiles y muchos soldados del Tercer Reich, entre ellos connotados oficiales. Escúchela acá.
Sus canciones más famosas fueron “La Paloma” y “Cielito lindo”, con las que se hizo popular no sólo en Alemania, también en el resto de Europa y Estados Unidos.
De acuerdo a distintas crónicas de la época y que han surgido con posterioridad, se especulaba con que la cantante se movía como una más entre los lugares frecuentados por los nazis.
Hechos que finalmente fueron documentados por el historiador Víctor Farías, en su libro “Los Nazis en Chile”, donde relata que Rosita Serrano se dejó querer por la prensa oficialista y participó en múltiples ceremonias y actos de gobierno.
Lo que no se sabía hasta ahora, es que Hitler admiraba su música. De ello da cuenta hoy la "BBC Mundo" en su sitio web. El medio cita a un investigador, Mario Silva, quien, según sus documentos, asegura que la cantante también era escuchada y amada por los soldados en el frente.
Sin embargo, Serrano pronto caería en desgracia.
"Nadie sabe si por convicción o ingenuidad, en 1943 Rosita dio un recital en Dinamarca cuya recaudación era destinada a apoyar fugitivos judíos", cuenta Silva. "Inmediatamente le registraron su casa, prohibieron sus presentaciones y sus discos; Rosita aprovecha una invitación personal del rey Gustavo VI de Suecia para huir de Alemania", agrega en el medio.
A Chile volvió en 1990, sin mucha repercusión mediática. En sus visitas anteriores al país, era recibida por Pinochet lo que causó comentarios y antipatías hacia su persona.
Murió en 1997, en Santiago y en la más absoluta pobreza. “Apenas tiene una tumba mínima en el cementerio general", señala Mario Silva.