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Pianista coreana Liza Chung muestra sus manos veloces junto a la Sinfónica

Graduada en Yale, será la solista en el concierto de Saint-Saëns este fin de semana, que es además un estreno personal.

08 de Abril de 2008 | 13:02 | El Mercurio Online

SANTIAGO.- El "Concierto Nº 2 para piano y orquesta en Sol menor" del compositor francés Camille Saint-Saëns fue el fruto de la gran amistad que unió a este gran compositor francés con Antón Rubinstein, pianista, compositor y director ruso.

Saint-Saëns escribió para él esta obra que estrenaron juntos, con Rubinstein en el podio y su autor al teclado, el 13 de mayo de 1868 en la Sala Pleyel de París y que este fin de semana se interpretará a carago de la Orquesta Sinfónica de Chile y la solista coreana Liza Chung.

El concierto será dirigido por el maestro norteamericano Eugene Tzigane e incluye además  la "Sinfonía Nº 4" de Beethoven y "Francesca da Rimini" de P.I Tchaikovsky.

Estreno personal

Para Liza Chung, pianista nacida en Seúl, Corea, y hoy residente en Chile, el "Concierto para piano Nº 2" de Camille Saint-Saëns la consquitó a medida que se fue metiendo en sus dedos y su mente: “Es primera vez que lo ejecutaré ante el público, fue interesante el proceso de estudio por que  es una obra acrobática  y entretenida para el solista, además  Saint-Saëns escribía muy bien para la orquesta”, dice. 

Liza Chung, quien actualmente alterna sus actividades de solista con la docencia, (comparte la cátedra de piano del Instituto de Música de la Universidad Católica de Chile), estudió piano en la Escuela Moderna de Música con la profesora Gabriela Pérez.


Luego viajó a  Suiza donde estudió con la notable pianista chilena Edith Fischer. Después viajó a Indiana para formar parte de la prestigiosa cátedra de Gyorgy Sebok y Reiko Neriki y finalmente se graduó  en la Universidad de Yale,  donde estudió con el gran pianista Claude Frank.

La pianista, que ha ofrecido recitales en Europa, Sudamérica y Norteamérica, ha sido elogiada por su trabajo en música de cámara por grandes músicos como Janos Starker, Aldo Parisot, Franco Gulli y Mauricio Fuks, entre otros. “Lo que más me ha nutrido ha sido el contacto  con  profesores y compañeros de gran calidad de todo el mundo”, afirma la pianista, quien se encuentra de regreso en Chile.

Venta de entradas  desde $4.000 público general y estudiantes desde $ 1.000 en Boletería del teatro (Providencia 043, estación Metro Baquedano) y también venta en locales  Feria del Disco y Tiendas París. Además a través de www.feriaticket.cl.

Un millón de años luz

Ciento cuarenta años después de su estreno en Francia, la Orquesta Sinfónica de Chile interpretará el mismo concierto bajo la batuta del director norteamericano Eugene Tzigane y con la talentosa solista coreana Liza Chung.

La gran amistad de Saint-Saëns y Rubinstein se sustentó en la pasión que ambos sentían por el piano y la composición. El gran músico ruso posteriormente ejecutó el concierto como pianista y lo convirtió, según sus propias palabras, en “su caballito de batalla” porque aseguraba que: “Lo tiene todo: audacia y elegancia, deslumbrante brillo y temperamento”.

"Francesca da Romini" de Tchaikovsky fue estrenada el 9 de marzo de 1877 y se inspiró  en la tragedia de la hija del Príncipe de Rimini, quien tuvo la mala fortuna de enamorarse del hermano de su prometido, quien los sorprende y los mata. Las almas de los desafortunados amantes fueron condenadas a vagar eternamente, en la versión de Dante.
 
Basada en el canto V del “Infierno” de la Divina Comedia de Dante y en el grabado “El huracán infernal” que Doré realizó para ilustrar ese mismo pasaje, “Francesca da Romini” fue escrita por Tchaikovsky en la  misma época en que el compositor  se compromete en  un matrimonio que resultó desastroso para el artista.
 
La Cuarta Sinfonía de Beethoven, fue creada por el compositor en 1806 para el conde Franz von Oppersdoff y estrenada privadamente en marzo de 1807 en Viena. Siguiendo la idea del conde, el compositor se inspiró en su Segunda Sinfonía en Re mayor, que había encantado a Franz von Oppersdoff.  Beethoven tomó el modo alegre y tranquilo de esta obra para su nueva creación.

La "Cuarta Sinfonía" contrasta con la heroica "Sinfonía Nº 3 en Mi bemol mayor" y con la trágica "Sinfonía Nº 5 en Do menor". Robert Schumann definió a la Cuarta Sinfonía como “una esbelta doncella griega entre dos diosas".