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Muestra del MoMA integra jazz y cine

El máximo museo de arte contemporáneo de Nueva York inicia la exposición "Jazz Score", con históricas películas y conciertos.

16 de Abril de 2008 | 11:23 | EFE

NUEVA YORK.- La relación entre el cine y la música de jazz, y la manera en que esa novedosa convivencia cambió los dos artes desde mediados del siglo pasado hasta hoy, centran la exposición multimedia titulada “Jazz Score” organizada por el Museo de Arte Moderno de la Gran Manzana.

La muestra, que se abre hoy y se puede visitar hasta el 15 de septiembre, incluye una retrospectiva internacional con una selección de 50 películas y una serie de cortos, además de una galería multimedia para escuchar conciertos.

"La introducción del jazz contemporáneo en el cine a mediados del siglo pasado llevó hasta la gran pantalla nuevas formas de sofisticación e innovación,” indicaron los comisarios de la muestra, Joshua Siegel y Ronald Magliozzi.

Una tranvía hacia el swing

El jazz, que irrumpió en el cine en plena época de posguerra, fue hasta 1950 un elemento más del ambiente del filme, de su música incidental, a veces entre los números musicales.

Con el compositor Alex North y su banda musical de la película del legendario Elia Kazan, “Un tranvía llamado deseo” (1951), con Marlon Brando y Vivien leigh, llegó el momento en que, según los expertos, se realiza la plena incorporación del jazz al cine.

A partir de ese momento y con su componente de improvisación, el jazz se integró por completo en las películas y se convirtió en un aspecto esencial de su estructura y de su estética.

"Jazz Score celebra las novedosas colaboraciones entre directores de cine, compositores y músicos, que al experimentar con nuevas formas y técnicas, cambiaron de forma radical el jazz y el cine,” señaló el MoMA, en un comunicado de prensa.

La banda sonora de la película de Kazan dio paso a que toda una generación de compositores, algunos de ellos ya muy conocidos, de Elmer Bernstein a Duke Ellington, pasando por Quincy Jones o Henry Mancini, se involucraran en el cine.

Los expertos del MoMA destacaron que ese elemento coincidió con la aparición del cine independiente, el que rompía lazos con el comercial y que lograba éxitos como los alcanzados por directores como John Cassavetes, con “Shadows” (1959) y “Too Late Blues (1961), o Shirley Clarke, con “The Connection” (1962) y “The Cool World" (1964), a los que se sumaron otros muchos.

Bertolucci, Godard, Miles y Dizzy

Recordaron también que Herbert Danska, en “Sweet Love, Bitter" (1968), se atrevió a incluir formas improvisadas de otras formas de jazz de posguerra como hard bop, free jazz, modal jazz y afrocubano.

Pero además de en el cine estadounidense, señalaron los organizadores, “toda una generación de jóvenes directores europeos y japoneses” de 1950 y 1960, como Bernardo Bertolucci, Jean-Luc Godard, Joseph Losey, Louis Malle, Roman Polanski o Mikio Naruse, incorporaron a sus películas la música de artistas como Gato Barbieri, Miles Davis o Dizzy Gillespie.

Esa colaboración ha seguido hasta en el cine actual, tal como se muestra en la retrospectiva cinematográfica que acompaña a la muestra y de la que se pueden ver ejemplos dirigidos por Clint Eastwood, Jerry Fielding, Jim Jarmusch y John Lurie.

La película con que mañana se abre esa retrospectiva es “Mickey One” (1965), de Arthur Penn, con música de Eddie Sauter y los solos del saxofonista Stan Getz, y protagonizada por Warren Beatty.

El MoMa también indicó que en mayo presentará otra película, la muy poco conocida “Dilemma” (1962), del danés Henning Carlsen, basada en una novela de la sudafricana Nadine Gordimer y con música de Max Roach y Gideon Nxumalo, en la voz de Abbey Lincoln.

En ese filme, que cuenta la historia de un blanco sudafricano dividido entre su entorno liberal y sus amistades con negros, aparecen composiciones de jazz, blues y marabi, el jazz sudafricano.

En esa retrospectiva también se incluye una selección de películas, así como de cortos experimentales y animados y documentales de Francia, Brasil, Japón, Sudáfrica y Estados Unidos, en los que la música es fundamental.

A todo trailer

En la muestra, además, se pueden contemplar toda una serie de pósters, cubiertas de discos de bandas sonoras o trailers de películas, así como una compilación de vídeos que recogen famosas escenas de filmes en los que el jazz es protagonista.

El MoMa también ha previsto dedicar varias veladas a conciertos, así en la del 19 de mayo actuará el cuarteto Tomasz Stanko, el trompetista polaco, que ha recordado que el jazz en su país y en aquellos años de la posguerra, significaba “libertad, cultura occidental, una manera diferente de vivir”.

Uno de los puntos máximos, si no el más importante entre cine y jazz, se logró en la ciudad de París, con la dirección de Louis Malle. Le pidió a un joven y entonces estelar trompetista llamado Miles Davis que escribiera y tocara la música para el oscuro filme policial llamado “Ascenseur pour l’Echafaud” (1959).

Davis viajó a Francia y se reunió con músicos franceses como el pianista René Urtreger y el contrabajista Pierre Michelot, además del tenorista Barney Wilen y del baterista bebop radicado entonces en París, Kenny Clarke.

Con ese quinteto se instrodujo en un lúgubre edificio derruido y repasó en vivo las imágenes rodadas por Malle. Sobre la marcha obtuvo los grandes pasajes sónicos e ilustrativos que acompañan las caminatas de una perdida Jean Mureau por los Campos Elíseos.

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