En esta obra sin título de 1962, se expresan los tratamientos del argentino hacia la destrucción y la muerte.
MACSANTIAGO.- En 1971 el destacado pintor argentino Ernesto Deira llegaba con algunos de sus cuadros hasta la Universidad de Chile, donde expondría entre el 9 y el 30 de noviembre. Luego iría con las mismas hasta La Habana, pero en el camino descartó esa idea. De este modo, siete cuadros quedaron en Chile en espera de su nueva parada.
Así fue hasta que llegó el 11 de septiembre de 1973, cuando luego de la intervención militar comenzó también una operación para impedir la presencia de obras de algunos artistas y, ojalá, eliminarlas.
Entre ellos debía estar Ernesto Deira, quien más tarde moriría con la idea de que esos cuadros que alguna vez expuso en la Universidad de Chile, simplemente habían sido destruidos por las nuevas autoridades.
Pero no fue así. Personal de esa casa de estudios retiró pronto las obras desde el lugar en que se encontraban y las trasladó hasta el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), con el fin de protegerlas y evitar, precisamente, que fueran destruidas.
De ello no podían quedar registros ni nada similar, por lo que los dibujos simplemente entraron a la bodega y de ellos no se supo más. Eso hasta que Luis Felipe Noé descubrió años más tarde que estaban, el mismo lugar donde, desde la semana pasada, están siendo expuestos.
"Como el MAC es parte de la Universidad de Chile –un ente público-, las siete obras ahora son, por el momento, patrimonio del Estado chileno. Corresponde a autoridades gubernamentales de ambos países llegar a un acuerdo", explica el director del recinto, Francisco Brugnoli.
Mientras, la selección de dibujos (tinta sobre papel y carbonilla sobre papel) será expuesta por el Museo de Parque Forestal, aludiendo paradójicamente a esa historia que no quisieron protagonizar. "En tiempos en que Jean Paul Sartre pedía ejercer el compromiso que la conciencia de la posguerra dictaba —compromiso que se reflejaba tanto en la obra, en su temática, como en la poética que la generaba—, Deira pintó y dibujó los efectos de la violencia humana", explica maría José Herrera, curadora de la muestra.
La serie "Identificaciones" de 1971, marcó un retorno a la figuración en la obra de Deira. Representa a un cuerpo humano fragmentado y a veces cercenado, como figuras que expresan la imposibilidad de vincular lo interior, individual, con lo exterior, social. Obras que han sido calificadas como metáforas de la censura y evidencias del poder y la violencia ejercidos sobre los cuerpos.