EMOLTV

Michele Pfeiffer, la seductora Gatúbela de Hollywood cumple 50 años

La actriz de la mirada irresistible no pierde la belleza tras cinco décadas, en las que ha protagonizado cintas como "Los fabulosos Baker Boys", "Batman vuelve" y "Caracortada".

29 de Abril de 2008 | 17:43 | EFE
imagen

Michelle Pfeiffer sigue con su belleza plenamente vigente, tal como lo ha demostrado en sus últimas cintas.

EFE
LOS ANGELES.- Posee tres candidaturas al Oscar, una figura envidiable, una mirada que desarma a cualquiera y uno de los rostros más bellos del cine. Se llama Michelle Pfeiffer y pocos dirían que hoy cumple 50 años.

Envuelta en un vestido rojo, cantando "Making Whoopee" y contoneándose de forma sinuosa sobre un piano de cola ante la arrebatada mirada de Jeff Bridges para "Los fabulosos Baker Boys" ("The Fabulous Baker Boys", 1989), o disfrazada de mujer-gato como Gatúbela en "Batman vuelve" ("Batman Returns", 1992), Pfeiffer ha dejado papeles que son ya historia del celuloide.

Desde la comedia al drama, pasando por la acción, el suspenso e incluso el terror, esta musa todoterreno es una figura clave del cine de EE.UU. en los últimos 25 años, aunque hoy disfruta de la vida familiar que aparta solo ocasionalmente para trabajar en películas que realmente le apetecen.

Ese legado empezó a forjarse desde muy abajo, aunque las raíces suizas, suecas, alemanas y holandesas de esta californiana hicieron de ella un cóctel explosivo que le deparó el título de Miss Orange County con 20 años.

El primer paso ya estaba dado para lograr sus primeros papeles en anuncios de televisión o en cintas de escaso presupuesto y menor calidad, aunque hasta para eso tuvo fortuna ya que logró estar en el reparto de "Grease 2" (1982), una cinta de infausto recuerdo pero que le sirvió para darse a conocer en Hollywood.

Otro golpe de suerte le sobrevino un año después cuando Brian De Palma la contrató para su clásica "Caracortada" ("Scarface", 1983) en la que encarnó al objeto de deseo del gánster Tony Montana, al que dio vida Al Pacino, con quien volvería a coincidir en la romántica "Frankie y Johnny" ("Frankie and Johnny", 1991), un filme infravalorado en sus respectivas carreras.

Pero ese periodo le dio a la Pfeiffer tiempo para convertirse en una de las intérpretes de referencia en la década de 1980.

Filmes como "El hechizo del águila" ("Ladyhawke", 1985), en el que se convertía en halcón durante el día; "Las brujas de Eastwick" ("The Witches of Eastwick", 1987), vértice del trío de brujas formado junto a Cher y Susan Sarandon a las órdenes del diablo Jack Nicholson, o "Traición al amanecer" ("Tequila Sunrise", 1988), en el que hizo subir las temperaturas de los cines con escenas de alto voltaje, así lo atestiguan.

Para entonces se había divorciado de su primer marido, Peter Horton, con quien contrajo nupcias en 1981.

Sin embargo, el reconocimiento de la crítica le llegó con "Relaciones peligrosas" ("Dangerous Liaisons", 1988), del británico Stephen Frears, y por "Los fabulosos Baker Boys", trabajos por los que logró candidaturas al Oscar. La segunda incluso le deparó un Globo de Oro, el único en su carrera.

Estaba en la cima de Hollywood y comenzó los años 90 imparable, junto a Sean Connery en "La casa Rusia" ("The Russia House", 1990) y con uno de sus papeles más sensuales y recordados, la magnética Gatúbela embuchada en cuero y pertrechada con su inseparable látigo atizador de "Batman vuelve" (1992).

Su tercera nominación al Oscar llegó meses más tarde por "Conflictos de amor" ("Love Field", 1992), en la que personificó a una ama de casa obsesionada con la vida de Jacqueline Kennedy, y un año después se embarcó en "La edad de la inocencia ("The Age of Innocence", 1993), de Martin Scorsese, que le regaló el personaje de Ellen Olenska, la obsesión del burgués Newland Archer (Daniel Day-Lewis).

Aquél fue posiblemente su último gran papel, aunque siguió cosechando éxitos comerciales, tanto por su cuenta, como "Mentes peligrosas" ("Dangerous Minds", 1995), como al lado de nombres ilustres como Jack Nicholson en "Lobo" ("Wolf", 1994); Robert Redford en "Algo muy personal" ("Up Close & Personal", 1995) y de promesas que venían pisando fuerte, como George Clooney en "Un día muy especial" ("One Fine Day", 1996).

No obstante, la calidad del producto había descendido y aunque volvió a la primera línea del éxito al comienzo del nuevo siglo con "Revelaciones" ("What Lies Beneath", 2000) y "Yo soy Sam" ("I Am Sam", 2001), emprendió un silencio interpretativo durante cinco años.

¿Motivos? Nunca le llegó a seducir del todo lo que representa ser un miembro del "star system" y prefiere la vida familiar junto a su marido desde 1993, el productor televisivo David E. Kelly, y sus dos hijos -Claudia, adoptada, y John-.Ese bache se rompió en 2007 de forma estruendosa con el estreno casi simultáneo de "Suéltate el pelo" ("Hairspray") y "Stardust", en las que plasmó todo su esplendor físico a los 49 años.

El cine la echaba de menos y ella, haciendo uso de las siete vidas que Tim Burton le regaló en "Batman vuelve", promete seguir maullando cuando le venga en gana.